Tierra alta
Reinaldo Pared y la
respuesta de un estadista

<STRONG>Tierra alta<BR></STRONG>Reinaldo Pared y la <BR>respuesta de un estadista

PASTOR VÁSQUEZ
ceyba@hotmail.com
www.ceyba.blogspot.com
El doctor Reinaldo Pared Pérez es un hombre de Estado, conciliador, respetuoso y tolerante, pero es un hombre de partido: leal a sus principios y apegado a la escuela donde se formó como un verdadero político de carrera.

Como hombre de Estado y secretario general del Partido de la Liberación Dominicana, no podía quedarse callado ante las locuras que todo el pueblo dominicano escuchó posterior al paso de tormenta sub-tropical Olga, que dejó una secuela de luto y destrucción en el norte del país.

Esa noche yo acababa de llegar  de Puerto Príncipe, en un largo viaje por tierra, y venía pensando en la desgracia que ha tenido que soportar este pueblo dominicano en un año aciago que pronto llegará a su fin, cuando comencé a escuchar las locuras aquellas.

Le comentaba a la señora Raquel Herrera, viuda Moquete, quien me acompañaba en el trayecto, que éste ha sido uno de los años más tormentosos y extraños que jamás habíamos vivido en la isla.

Pensaba todo esto cuando pasábamos por el lago Saumatre, ubicado entre Jimaní y Malpasse, en la frontera sur, que insólitamente, y por  primera vez en la historia, se metió  -tal vez para quedarse- en casi cien metros de la carretera haitiana, invadió el edificio de la Secretaría de Agricultura dominicana y se metió a la de Aduanas.

Y a eso de las 9:30 de la noche yo no podía aguantar la indignación por las cosas que venía escuchando de los políticos opositores en la radio, cuando al estacionar mi vehículo debajo de mi jardín de cañabrava, mi esposa salió a decirme: “Oye, moreno lo que está diciendo en la televisión el diputado Ramón Rogelio Genao”.

Después de descansar un poco, pude ver la repetición de un noticiario de televisión y precisamente allí estaba uno de los políticos que yo más he respetado: Don Rogelio Genao. Yo no lo podía creer.

Genao acusaba al Gobierno de haber provocado intencionalmente las inundaciones de Santiago para sacar de aquello provecho político. ¡Dios! ¡Qué canibalismo político! ¡Qué actitud más descabellada! En otro país ya este señor hubiese sido obligado a pedir disculpas al pueblo.

No sólo fue don Rogelio; más tarde vi en RNN una filmación que pasaban los amigos Miguel Ángel Núñez y Guillermo Tejada. Allí estaban unos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, con risitas de gatos barcinos, mostrando una clara alegría por lo que pasó en Santiago.

Con irónicas sonrisas, estos señores parece que se alegraban de la tragedia ajena, pues con una falta de ética política que raya en la perversidad, acusaban al Gobierno de haber provocado la tragedia de Santiago, por supuesto, mal manejo de una presa que todo el mundo sabe que si no se desaguaba iba a causar una catástrofe.

Reynaldo Pared, como un político sabio, les ha dicho una verdad como una montaña: “Si ellos creen que el otro puede ser capaz de cometer acciones semejantes es porque ellos realmente sí lo harían”.

La imaginación de estos políticos está superando una trama de Agatha Mary Clarissa Miller, mejor conocida como Agatha Christie  o Mary Westmacott.

Lo único malo es que la imaginación no la usan para servir, sino para dañar. Yo espero que el pueblo les dé una gran lección el 16 de mayo del próximo año.

ROBERTO ROSARIO CONTRA EL SUR

El presidente de la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral, doctor Roberto Rosario, acaba de cometer una indiscreción y una bellaquería contra la región Sur del país.

Públicamente ha acusado a los sureños de alterar actas de nacimiento para llevarse hijos a España. El juez Rosario, ya acostumbrado a sus bellaquerías contra personas indefensas, parece que no midió la dimensión de sus palabras. Él es un depositario de autoridad, y como abogado debería saber que lo que ha dicho tendrá trascendencia internacional, porque los diplomáticos acreditados en el país no están con los brazos cruzados: observan todo e informan a sus gobiernos.

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