Tierra de los lwases del vudú

Tierra de los lwases del vudú

JOSÉ B. GAUTIER
Los intereses extranjeros han tomado el país por «forfait. La nación desertora está integrada por un equipo de hombres temerosos, dependientes, indisciplinados, agotados, incapacitados, corrompidos, jugando con reglas viejas y gastadas.

Los dominicanos hemos abandonado el campo donde podemos luchar y ganar. El adversario nos supera en modernidad y agresividad. Si no cambiamos de actitud, dejando de ser víctima frente al enemigo, el colapso del Estado Dominicano es inminente. Tenemos que cambiar. Tenemos que renovarnos de la A a la Z. Romper con todos los moldes políticos, económicos y eclesiásticos feudales y coloniales que nos sujetan al ostracismo, llámense como se llamen.

La ausencia de las autoridades gubernamentales dominicanas en el terreno de los hechos; su tolerancia al delito; su incapacidad en hacer cumplir las leyes; su desconocimiento de las normas jurídicas que regulen determinadas situaciones; sus actuaciones sospechosas de complicidad, han hecho de la República Dominicana, su gobierno, sus instituciones, tan vulnerables o más que los USA en su atentado realizado por «terroristas» islámicos a las Torres Gemelas newyorkinas, con el agravante de que mientras en USA libran una guerra de guerrilla con un enemigo desconocido, aquí bailamos a diario con el enemigo al son de la letra de la música de gobiernos extranjeros conscientes de sus propósitos y metas.

La tarea del control migratorio de los extranjeros radicados ilegalmente en territorio dominicano, por ejemplo, ha desbordado la capacidad de la Dirección General de Migración (DGM) para realizar un buen trabajo. Se necesita rehabilitar esa institución estatal en su esencia y función. La precariedad económica, su falta de autoridad a que está sometida esa entidad gubernamental es inconcebible ante la titánica tarea de resolver la acumulación de entuertos viejos y nuevos. La carencia de apoyo institucional al control migratorio, su permanente contradicción en el cumplimiento de la ley de parte de la Secretaría de Estado de Trabajo, demuestra que algo anda muy mal en este país.

El Código de Trabajo vive secuestrado en un limbo de interpretaciones antojadizas. El uso abusivo de mano de obra haitiana para realizar el Gobierno trabajos de obras públicas es vergonzoso. ¿Y quién puede someter a la justicia a un representante del gobierno violador de la ley o a los contratistas de obras del Estado, por el empleo de indocumentados haitianos? Esto se llama corrupción y votamos para cambiarla.

El papel de la Junta Central Electoral como rectora del Registro Civil,- la declaración de nacimientos, matrimonios, muertes,- la expedición de la Cedula de Identidad y Electoral que controla la nacionalidad y la ciudadanía, no está muy claro.

En verdad que hay que corregir las causas que provocan y permiten la migración masiva de ilegales haitianos hacia territorio dominicano.

¿Seguirán permitiendo nuestros políticos electos senadores y diputados, que se importen más pobreza, enfermedades, analfabetismo, diversidad cultural desde la devastada Haití a este país, sin definir, en mayoría parlamentaria, las metas de la nación dominicana? ¿Se permitirá que se sigan premiando con el uso de las fuentes de trabajo a los violadores de la ley del sector público y privado y se castigue a los trabajadores dominicanos con su marginación laboral?

¿Podrá seguir el Ejército dominicano mancornado al parecer del Comando Sur del ejército del USA, haciendo el ridículo mancillando la soberanía dominicana como si aquí existiera un gobierno títere que sólo sabe decir «Yes, sir» ante el Coloso del Norte?

«A mi no’guta ei turismo aimao con bayoneta en Barahona dei sui y La Romana, como si aquí jubiera gabillero vivo toabía». «Eso e una vaina ai pai». «Lo marines yanquis rompen boca, pa’depue arreglai diente rompio». «Coño, son hijo e puta». «Lo memo dei jaño ’16 y dei ’65,» oí decir recientemente a un anciano de la vieja guardia cibaeña que vive por ahí por La Barranquita, sólo acompañado con los recuerdos de héroes sin nombres y episodios olvidados, mientras hablaba a través de un celular telefónico con una hija residente en «Jeisi citi, seica de Nu Yoi», según me informó.

El cambio en la educación, en la salud, en el trabajo, en la diversión, en la política, en el fanatismo religioso, en la empresa, en el amor a la nacionalidad, en el respeto a los -valores y derechos humanos-, ese cambio debe ser integral.

El cambio exigido en las urnas por el pueblo dominicano este último 16 de mayo, se debe hacer con el Ejército, sin el Ejército, pero nunca contra el Ejército.

¿No era esto algo parecido a lo que decía un tal Vladimir Ilich Ulianof, alias Lenin, sobre la revolución comunista en la Unión Soviética a principios del Siglo XX?

¡Dios mío, la Perestroika y el Glassnot de Mikael Gorbachev me han hecho perder la memoria y hasta olvidar los dogmas marxistas aprendidos en secreto tomando buen vino tinto francés discutiendo entre amigos «El Manifiesto Comunista» y «El Capital» sentado en alguna terraza del Café de la Paix del barrio de Montparnasse de la revolucionaria París de mi juventud!

¿Abrirá Su Santidad el Papa Benedicto XVI las puertas del Estado Vaticano utilizando al Servicio Jesuita de Migrantes y Refugiados para canalizar por su territorio toda la migración africana que quiera entrar a los países de la Unión Europea por las Islas Canarias?

¡No todos los pueblos del mundo han tendido la suerte que tuvo el pueblo de Israel de tener un Moisés que abriera mares y conquistara desiertos en su éxodo desde Egipto para conducir a su pueblo a la Tierra Prometida por Jehová!

¿Será el Papa Benedicto XVI el Moisés moderno del Siglo XXI que guíe a los miles de habitantes de un África musulmana y hereje, pobre y hambrienta a la tierra de la abundancia y la esperanza, en una Europa católica y cristiana, rica y próspera, eliminando sus barreras políticas territoriales?

¿Habrá encontrado también la sincretización religiosa de la Iglesia Vudú con la Iglesia Católica en la República de Haití su Moisés moderno en el Papa Benedicto XVI con su Servicio Jesuita para Migrantes y Refugiados para que conduzca al pueblo haitiano a la Tierra Prometida por los lwases de Toussaint Loverture expansionista, ubicada al Este de la antigua colonia francesa de esclavos de Saint Domingue en la Isla Hispaniola?

¡Cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Santo Domingo oí decir que “el mundo es ancho pero es ajeno»!

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