Tierramérica
América Latina ante una fiebre que no cede

<STRONG>Tierramérica<BR></STRONG>América Latina ante una fiebre que no cede

DIANA CARIBONI
MONTEVIDEO, nov (Tierramérica
)  «Con una metáfora futbolística, tan del agrado de los políticos brasileños, el Protocolo de Kyoto fueron los 10 minutos de calentamiento antes de que comience el juego verdadero», ironizó el científico Carlos Nobre.

«El juego de verdad debe comenzar ahora, aunque haya muchos que quisieran quedarse indefinidamente en la fase de calentamiento», abundó el brasileño Nobre, uno de los autores de los informes de 1990, 2001 y 2007 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que obtuvo en 2007 el premio Nobel de la Paz.

Esas opiniones de Nobre aparecen, junto con las de otros 22 destacados especialistas, en el «Primer informe regional sobre cambio climático – América Latina ante los efectos irreversibles de un planeta más caliente», publicado por Tierramérica el 19 de este mes en Montevideo.

Nobre, jefe del Centro de Ciencia Terrestre del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, se refería a la urgente necesidad de que los gobiernos alcancen algún acuerdo firme para abatir la contaminación causante del cambio climático, en la reunión que se celebrará en diciembre en Copenhague.

En la capital danesa se discutirá el futuro del Protocolo de Kyoto, único instrumento internacional que obliga a la reducción de gases que recalientan la atmósfera, y un nuevo marco mundial para hacer frente a la transformación del clima.

El resultado del cuestionario que Tierramérica sometió a los expertos refleja el escepticismo predominante ante los resultados que arroje la conferencia de Copenhague.

Mientras tanto unos «600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe experimentan de manera dramática los efectos del cambio climático, con sequías, inundaciones, derretimiento de glaciares, aumentos de temperatura, nuevas plagas agrícolas y enfermedades», afirma el texto de 40 páginas, disponible en formato electrónico en http://www.tierramerica.info/docs/informe-cambio-climatico-2009.pdf.

El impacto más dañino es el aumento de la variabilidad climática, según las respuestas obtenidas. Once de los 12 años transcurridos entre 1995 y 2006 figuran entre los más cálidos en los registros existentes de la temperatura mundial desde 1850.

La temperatura de la capital de México «aumentó más de cuatro grados desde inicios del siglo XX», confirmó Fernando Tudela, subsecretario de Planeación y Política Ambiental de ese país. Las variaciones más o menos bruscas -sequías, lluvias excesivas, alteraciones en los períodos de heladas o granizos- impactan en la agropecuaria, que va perdiendo su capacidad de adaptación, y agrava la pobreza de la población que depende de la actividad agrícola, señala el informe.

Según simulaciones trazadas hasta 2100, América Latina y el Caribe podrían sufrir una pérdida de ingresos agropecuarios de 12 por ciento, en un escenario de cambio climático leve, o de 50 por ciento, en un escenario más grave.

Varios entrevistados advirtieron que son los propios agricultores quienes relatan las transformaciones del clima.

Los patrones climáticos alterados «los reconocen la inmensa mayoría de los agricultores andinos, que son grandes observadores del clima, pues de ello dependen sus cultivos y sobrevivencia», dijo el antropólogo peruano Jorge Recharte, director del Programa Andino de The Mountain Institute.  Sin embargo, incluso en el terreno los diagnósticos revelan que  América Latina está indefensa. «Para determinar el impacto en la agri  cultura se necesitan bases de datos confiables de clima y de producción agropecuaria, y que abarquen períodos extensos, entre 80 y 100 años. En la región, muy pocos países tienen ese tipo de registros», sostuvo Walter Baethgen, director del Programa para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional de Investigaciones para el Clima y la Sociedad de la estadounidense Universidad de Columbia.

El Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe sugiere generar información climática en la planificación agrícola, mejorar las técnicas de riego y siembra (incluyendo la eliminación de pesticidas), optimizar el uso del suelo y establecer planes de acción basados en estudios de vulnerabilidad, priorizando medidas concretas y considerando a todos los sectores involucrados.

Granjas de esponjas en el océano

Patricia Grogg

CARAHATAS, Cuba, nov (Tierramérica)  El mar castiga a Carahatas cada vez que un huracán azota la región. Las aguas se juntan con las de un río cercano, trepan metro y medio o más por las paredes de las casas y se llevan hasta los recuerdos. Sin embargo, los habitantes de este pueblo cubano lo aman con desmesura.

«Cuando estoy varios días sin ver el mar me altero. Si viene un ciclón y tumba esta casa, mientras quede una pared y yo pueda poner aunque sea una tienda de campaña, aquí me quedo. Y como yo, muchos más», dice a Tierramérica Neldys Vivero, de 50 años, nacida en esta localidad pesquera de la costa noreste, en la central provincia de Villa Clara. En 1985, el huracán Kate dejó sin hogar a sus padres y a muchos otros habitantes de Carahatas, trasladados a Lutgardita, una comunidad construida a unos cuatro kilómetros. «Ahora voy a verlos y no puedo estar más de 20 minutos, eso tan chiquito no está hecho para mí», comenta.

Para Estrella Machado, de 88 años, la razón de tanto enamoramiento con el mar es simple. «Es lo que más hay. Al menos en trabajo, lo que más hay es la pesca», afirma. 

«Única pescadora» de la comunidad hasta 1985, cuando dejó de trabajar, la anciana asegura que «antes había más peces».

Vivero comenzó a pescar desde niña con Machado y su esposo. “Cargábamos entre los tres una nasa con 40, 50 y hasta 70 libras (18, 23 y 32 kilogramos) de pagro (Pagrus pagrus). Hoy, como mucho, usted encuentra cinco o seis pagros en una nasa”.

La mayoría de las 300 familias de Carahatas conocen algunas de las causas de esa disminución de la vida marina. «Los chinchorros (redes de arrastre) acaban con las crías. Nosotros nunca los usamos; pescábamos con nasa o con pita (hilo) y anzuelo», afirma Machado.

Según Vivero, ese arte de pesca, de impacto negativo en la vegetación marina y las especies -por capturar los ejemplares juveniles-, se introdujo en la zona por los años 70. «No teníamos una visión clara del daño que estábamos ocasionando», asegura.

Líder natural de la comunidad y reelegida varias veces delegada del Poder Popular de una de las dos circunscripciones de la localidad, Vivero afirma que la mayoría de los pescadores reconocen lo agresivo de la pesca de arrastre, actualmente regulada, aunque se sigue usando en aguas más profundas.

En épocas de corrida, este arte se emplea para capturar a los peces que se agrupan en canales y seibadales (hierbas marinas) para emigrar en cardúmenes hacia los sitios de desove. El resultado es que la captura no llega a reproducirse, comprometiendo así las producciones pesqueras futuras, explican los especialistas.

Pero ése no es el único problema de Carahatas, aledaña al Refugio de Fauna Las Picúas-Cayo Cristo, un área protegida de 40.250 hectáreas marinas y 15.720 terrestres.

Los residuos líquidos y sólidos que vierte la población a lo largo de la costa y la deforestación también afectan el hábitat marino y figuran entre los asuntos a corregir por un proyecto financiado por el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

Breves

Caña será más productiva por cambio climático

RÍO DE JANEIRO.  El cultivo de caña de azúcar aumentará 32 por ciento su productividad hasta 2050, si la temperatura de la Tierra se eleva dos grados, según una investigación de la Universidad de São Paulo realizada en la región azucarera paulista de Piracicaba.  “No se consideró sólo el efecto climático, sino también la tendencia tecnológica, el mejor manejo y el mejoramiento genético”, explicó a Tierramérica Paulo Sentelhas.

Tegucigalpa en crisis de agua potable

TEGUCIGALPA.-   El fenómeno climático de El Niño afecta severamente a la capital de Honduras, que vive drásticos racionamientos de agua potable, cuyas reservas vencerán en seis meses.

Para mayo de 2010, “la ciudad se quedará sin agua, si no iniciamos un plan de racionamiento y no empezamos a construir otra represa como forma alternativa de almacenamiento del líquido”, dijo a Tierramérica el alcalde Ricardo Álvarez.

La capital tiene más de un millón de habitantes.

Proponen energías verdes para promover empleo

MÉXICO.-   El desarrollo de energías ambientalmente amigables podría producir 500.000 empleos en México, según la organización ambientalista Greenpeace.

Su informe “Trabajando por el clima. Energías renovables y la (R)evolución de los empleos verdes”, presentado el día 17 en la capital mexicana, señala que el uso de la energía solar para calentar agua, proyectos de energía eólica y el aprovechamiento de la biomasa para la generación eléctrica pueden impulsar la generación de puestos de trabajo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas