Tierramérica
Combustibles fósiles impunes en  Cancún

<STRONG>Tierramérica<BR></STRONG>Combustibles fósiles impunes en  Cancún

STEPHEN LEAHY
CANCÚN, México,  (Tierramérica
). El principal motor del cambio climático es la quema de combustibles fósiles. Entonces, ¿por qué se siguen invirtiendo miles de millones de dólares en buscar y extraer más petróleo, carbón y gas?

La pregunta la formularon delegados de pueblos indígenas de Canadá en el Klimaforum, la cumbre de la sociedad civil paralela a la conferencia de cambio climático de Cancún.

“La explotación de las arenas alquitranadas de Canadá lanza a la atmósfera 40 millones de toneladas de dióxido carbono cada año, y los ambiciosos planes de crecimiento elevarán esa cifra a casi 140 millones de toneladas para 2020. Toda Dinamarca emite apenas 52 millones de toneladas por año”, dijo Melina Laboucan-Massimo.

La activista procede de la comunidad Cree del lago Lubicon, en la sudoccidental provincia canadiense de Alberta. Allí se explotan miles de kilómetros cuadrados de arenas alquitranadas que yacen bajo prístinos bosques y pantanos. Los países partes de la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que se celebra hasta el 10 de este mes en la ciudad turística mexicana de Cancún, no han censurado a Canadá por esta flagrante desconsideración del clima mundial, señaló.

La COP 16 busca estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero para paliar el peligroso cambio climático, aunque no hay muchas esperanzas de éxito. De hecho, en Cancún no se censura a ningún país que amplíe sus operaciones de crudo, carbón o gas natural.

La quema de apenas la cuarta parte de las reservas de esos tres combustibles fósiles llevará el aumento de la temperatura media mundial por encima de dos grados, ha dicho la comunidad científica.

“No deberíamos olvidar que un aumento mundial de dos grados significa que el calentamiento nos llevará mucho más allá de las variaciones naturales que la vida terrestre ha experimentado desde que existimos los seres humanos”, dijo el año pasado Malte Meinshausen, del alemán Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, en una entrevista con Tierramérica.

“En Alberta, la región canadiense con más sol, no hay inversiones en energía solar”, dijo Laboucan-Massimo, de Greenpeace Canadá, cuando habló ante representantes de la sociedad civil bajo un toldo de plástico en El Rey Polo Country Club.

El encuentro tuvo lugar en el marco del Klimaforum, la cumbre de la sociedad civil que intenta “promover y debatir  soluciones al cambio climático sustentables y socialmente justas”.  Celebrado en ese club en medio de bosques costeros a unos 20 kilómetros de la sede de la COP 16, los polistas galopaban en torno del encuentro, en un enorme campo de juego, mientras Laboucan-Massimo hablaba a los participantes sobre los daños de la extracción de petróleo en Alberta.

No se trata sólo del mayor proyecto industrial del mundo, sino del más destructivo, pues genera entre tres y cinco veces más emisiones de carbono que la producción petrolera convencional, dijo Laboucan-Massimo.

Millones de litros de agua dulce se hierven con gas natural para extraer el alquitrán de la arena. Esa agua está tan contaminada que mata a los pájaros cuando se posan sobre los lagos que cubren más de 50 kilómetros cuadrados, agregó.

“Es una locura. Realmente da miedo ver cuánta tierra ha cambiado a lo largo de mi vida, y ni siquiera tengo 30 años”, enfatizó.

La mayor parte de los 2,7 millones de barriles de petróleo que se producen a diario van a Estados Unidos. Es por eso que tanto Canadá como Estados Unidos presionan e intimidan a otros países para impedir que planteen en estas reuniones una moratoria a la expansión y exploración de combustibles fósiles, dijo Clayton Thomas-Muller, de la nación cree de Mathias Colomb, en el norte de Canadá, y organizador de la Indigenous Environmental Network (Red Ambiental Indígena).

“Ellos y otros países industrializados prefieren arreglos tecnológicos como la iniciativa REDD (Reducción de Emisiones de Carbono Causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques), carbón vegetal y (mecanismos de) captura y almacenamiento de carbono en vez de reducciones reales de las emisiones”, dijo Thomas-Muller a Tierramérica.

En busca de las virtudes climáticas del bambú

Emilio Godoy

Enviado especial

CANCÚN, México,  (Tierramérica).   Vedadas por ahora las soluciones globales a la crisis climática, muchos se han lanzado a buscar vegetales que puedan mitigar la contaminación causante del calentamiento y ayudar a soportar los embates de un clima enloquecido. Ahora le toca el turno al bambú.

“Crece rápido, necesita poca agua, absorbe dióxido de carbono, protege los estuarios, es resistente a tormentas”, enumeró a Tierramérica la holandesa Coosje Hoogendoorn, directora general de la Red Internacional del Bambú y el Ratán (Inbar), que agrupa desde 1993 a 35 naciones y tiene sede en Beijing.

En el mundo hay más de 1.000 especies de bambú, Bambusa vulgaris, y 34 por ciento de ellas crecen en América Latina. Sólo en México hay 36 especies, poco estudiadas y aprovechadas.

La fibra de su caña es una eficaz materia prima de utensilios, muebles y artesanías, y un material apropiado para la construcción de viviendas resistentes a los ciclones. “En Latinoamérica el potencial se desarrolla poco a poco. Se sabe poco de su uso”, señaló a Tierramérica el ecuatoriano Álvaro Cabrera, coordinador regional para América Latina y el Caribe de Inbar.

La 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que se celebra en la ciudad turística mexicana de Cancún hasta el 10 de este mes, está casi absorta en la exploración de opciones técnicas para proteger y restaurar ecosistemas y ayudar a la adaptación a los desastres naturales. La fibra de bambú se emplea para construir viviendas en los estados sureños mexicanos de Puebla y Veracruz, pero no de forma masiva. Este país no forma parte de Inbar.

El limitado uso de estas especies nativas en México tiene “razones históricas, culturales y económicas”, según el informe “El bambú. Estudio del mercado mundial”, de la Secretaría (ministerio) de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.

“La planta es denigrada y combatida porque se la considera una plaga, particularmente en las zonas donde se cultivan café, plátano, tabaco y cacao, y se cría extensivamente el ganado vacuno”, añade el documento. En 10 años, una hectárea de bambú moso (Phyllostachys pubescens) en China captura 30 toneladas de dióxido de carbono más que una plantación del mismo tamaño de abeto chino (Cunninghamia lanceolata), de acuerdo a un modelo comparativo de Inbar. “El manejo sustentable y el uso apropiado del bambú pueden aumentar la cantidad de carbono secuestrado, a través de cambios en el manejo que elevan la capacidad de almacenamiento dentro del ecosistema a corto plazo”, afirma el estudio. El manejo forestal de esta planta ha ganado impulso en Colombia, Ecuador y Perú, y, más recientemente, en Argentina, miembros de Inbar junto con Cuba, Panamá y Venezuela. Está bien “desarrollar proyectos de protección innovadores, pero hay que estudiarlos a fondo”,  advirtió a Tierramérica el inglés Stephen Crooks, consultor de la firma estadounidense ESA-PWA, coautor de un análisis sobre la captura  de carbono en las zonas costeras del planeta. Se necesita analizar sus características y los efectos que podría tener su implantación masiva.

En Ecuador se construyeron más de 100 mil viviendas de bambú para restaurar zonas devastadas por lluvias e inundaciones que provoca el fenómeno climático periódico de El Niño/Oscilación del Sur, que calienta las aguas superficiales del  océano Pacífico ecuatorial.

Breves

Industria alimentaría

RÍO DE JANEIRO.  Los desechos de la industria alimentaría pueden ser aprovechados en su mismo proceso productivo, según la sorprendente conclusión de un estudio de la brasileña Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz, de la Universidad de São Paulo. El sector utiliza en sus procesos antioxidantes dañinos mientras descarta diariamente potentes antioxidantes naturales.

Últimos huemules en peligro

SANTIAGO.   La construcción del embalse y central hidroeléctrica Punilla, en la región del Biobío (Chile), es una amenaza para unos 40 huemules (Hippocamelus bisulcus) que habitan en esa zona del centro de Chile, advierten organizaciones ambientalistas nacionales y extranjeras. Según los ecologistas, el proyecto  afecta 2 ecosistemas ricos en biodiversidad.

Chevron financia promoción de artesanías warao

CARACAS,  (Tierramérica)   La Fundación Tierra Viva inició un programa de capacitación artesanal, financiado por la petrolera Chevron, para comunidades de la etnia warao, que habita el delta del río Orinoco, en el extremo oriental de Venezuela.

Los waraos, unas 40.000 personas que habitan orillas del delta y regiones vecinas, tienen una hermosa artesanía de objetos a base de la fibra de la palmera moriche (Mauritia flexuosa) y la madera de las raíces del sangrito (Pterocarpus officinalis).

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