TIERRAMÉRICA
Guaraníes fuera de ambiente

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Mario Osava, enviado especial*
 DOURADOS, Brasil, feb (Tierramérica)
   Hasta que el visitante no se topa con una gran «casa de rezo» que confirma su condición de indígena, este distrito en el centro-occidental estado brasileño de Mato Grosso del Sur parece uno más del área rural, con la pobreza realzada por cabañas precarias.

El templo, de unos 4,5 metros de altura y el doble de largo, consta de un doble techo de la gramínea brasileña sapé (Imperata brasiliensis) que llega hasta el suelo, con paredes laterales triangulares y piso de tierra.

Necesita una reforma, porque su estructura de bambú (Bambusa arundinacea) se está rompiendo, pero tanto éste como el sapé desaparecieron de Dourados y alrededores, explica a Tierramérica Jorge da Silva, quien la construyó hace siete años.

Silva es uno de los “rezadores” o líderes religiosos que buscan recuperar la cultura y los ritos de los guaraníes en la Tierra Indígena de Dourados. El debilitamiento de las creencias y costumbres tradicionales es señalado como una de las causas de la crisis de ese pueblo, con muchos asesinatos, suicidios de jóvenes, conflictos de poder y desnutrición infantil.

«Con la soja vino la desnutrición y el veneno en los ríos», señala Silva, quien atribuye a ese monocultivo, que se diseminó por Mato Grosso del Sur en las tres últimas décadas, la mayor devastación de un ambiente natural del cual los indígenas extraían bienes para su supervivencia, como alimentos y el sapé.

La soja y la ganadería apuntalaron la prosperidad actual del estado. Son actividades fuertemente deforestadoras, como se nota de forma estridente en la Amazonia, y terminaron por arrinconar también a los guaraníes en Mato Grosso del Sur.

La Tierra Indígena de Dourados es el principal ejemplo del «confinamiento» señalado por antropólogos. Sus tres mil 539 hectáreas son insuficientes para una comunidad, de 12 mil personas, cercada por la ciudad de un lado e inmensos campos de soja por otro. No hay más bosques en la zona.

Para los guaraníes, especialmente del grupo kaiwoá que es mayoritario en la reserva compartida con ñandevas y terenas, es una prisión y gran factor de violencia. No pueden seguir su tradición de mudarse cuando estallan conflictos con parientes o vecinos.

Otras reservas sufren limitaciones similares e intentos de expandirlas a áreas que los guaraníes consideran históricamente suyas. Esto produjo confrontaciones con terratenientes y muertes. El rápido aumento de la población indígena desde los años 80 hizo menos soportable el confinamiento.

Además, la tierra dejó de ser colectiva. Por mecanismos internos de distribución y transferencias se produjeron desigualdades en la posesión de parcelas, con familias sin nada y otras concentrando muchas hectáreas, que igual serán pocas para las nuevas generaciones. Silva, por ejemplo, tiene ocho hijos y nueve nietos.

Este segundo grupo es acusado de traer malas influencias externas a la aldea, como el alcoholismo, al quedar tanto tiempo fuera de su lugar de origen conviviendo con extraños.

La agricultura
La tierra escasa y degradada hace inviable la agricultura tradicional, que exige fertilización e inversiones en nuevas tecnologías para las cuales esos pueblos no disponen de recursos ni apoyo técnico, evaluó Antonio Brand, historiador e indigenista de la Universidad Católica Don Bosco, que desde hace tres décadas acompaña y estudia a las etnias originarias de Mato Grosso del Sur.

Muchas familias guaraníes dependen de canastas de alimentos distribuidas por el gobierno.

La única alternativa, especialmente para los jóvenes, es trabajar en la cosecha de caña de azúcar entre mayo y noviembre. Con la fuerte expansión de ese cultivo para producir etanol, la condición de asalariado se acentuará, dice Brand.

Deforestación aún gana la partida en América Latina
Por Diego Cevallos

MÉXICO, feb (Tierramérica)  Nunca antes América Latina y el Caribe se luchó tanto contra la deforestación como hoy, afirman expertos y gobiernos. Pero la tala en la región aumentó hasta constituirse en la más alta del mundo.

De cada 100 hectáreas de bosque que se perdieron en el planeta entre 2000 y 2005, casi 65 correspondieron a esta área. En ese periodo, la tala registró un promedio anual de 4,7 millones de hectáreas, 249 mil hectáreas más que lo reportado entre 1990 y 2000.

 «El tema de la deforestación sigue siendo difícil de manejar porque hay muchos intereses económicos en juego», dijo a Tierramérica Ricardo Sánchez, director para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

Los ministros de Ambiente de la región recibieron en su último foro, celebrado del 30 de enero al 1 de este mes en Santo Domingo, un informe de circulación limitada que expone, entre otros asuntos, el fracaso de las estrategias contra la destrucción forestal.

El documento «Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILAC) a cinco años de su adopción» evalúa los compromisos oficiales asumidos por los gobiernos en 2002.

«Hay una actuación de los gobiernos contra la deforestación como nunca antes, pero vemos que no es una tarea sencilla, pues hay una alta presión de grupos económicos», advirtió Sánchez.

La tala conlleva la pérdida de biodiversidad y fomenta la degradación de los suelos, además de favorecer «la reincidencia de los fenómenos climáticos extremos», agregó.

Entre 2000 y 2005, la proporción de la superficie total cubierta de bosques se redujo en el área de Mesoamérica de 36,9 a 35,8 por ciento y en América del Sur de 48,4 a 47,2 por ciento. Sólo en el Caribe aumentó de 31 a 31,4 por ciento.

Según el mexicano Enrique Provencio, autor del informe del ILAC, la principal causa del incremento de la deforestación es el avance de los monocultivos, un fenómeno que no tuvo mayor peso en los años 90.

«Hubo un aumento de los precios internacionales de productos como la soja, lo que impulsó la ocupación de zonas boscosas especialmente en Bolivia, Brasil y Paraguay», dijo Provencio a Tierramérica.

El documento de la ILAC indica que, aunque la actividad «forestal ha mantenido un desempeño positivo por mejoras de la productividad y avances en el manejo sostenible y otras prácticas como la certificación», eso no evitó la pérdida de los bosques.

«En algunos países la disminución de la superficie boscosa continúa asociándose al incremento del hato ganadero (…) y se ha aplicado el clásico patrón de ampliación de la superficie de pastos mediante la tala de bosques», expresa.

Para enfrentar la deforestación, la mayoría de los gobiernos diseñaron en los últimos años nuevos esquemas de vigilancia y control, llegando incluso a usar al ejército para perseguir a los taladores. Además dictaron normativas que castigan con severidad a quienes destruyan bosques.

Sánchez destacó últimos esfuerzos, como la aprobación a fines de 2007 en Argentina de la Ley de Bosques, tras una activa campaña que logró reunir 1,5 millones de firmas.

Esa norma estipula que las autoridades deberán diseñar nuevos planes de explotación forestal y los permisos para ello se emitirán sólo después de pasar un estudio de impacto ambiental y audiencias públicas.

Breves latinas
TEGUCIGALPA,  (Tierramérica)
   Las Fuerzas Armadas de Honduras destinaron dos mil efectivos a proteger los recursos naturales de todo el país, como parte del proyecto estatal «Vida por la Naturaleza».   Los militares estarán en las principales zonas de reserva del país, donde vigilarán los bosques desde tierra, aire y mar para evitar su tala y trasiego ilegal, dijo a Tierramérica el jefe de las Fuerzas Armadas, general Romeo Vásquez Velásquez.   La mayor concentración militar está en la biosfera del río Plátano, declarada patrimonio mundial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas.

MÉXICO
Criterios de edificación
MÉXICO, feb (Tierramérica)
  La estatal Comisión Nacional de Vivienda de México promulgará antes de fin de mes un esquema normativo que regulará por primera vez la construcción de viviendas con características sustentables.

Definir tales reglas insumió más de cuatro años, que incluyeron el control de viviendas piloto financiadas por el Estado y numerosas reuniones con responsables de proyectos inmobiliarios, indicó a Tierramérica Evangelina Hirata, subdirectora de Fomento al Crecimiento en la Comisión.

El gobierno prometió la construcción de un millón de viviendas sustentables hasta finalizar 2012.

ARGENTINA
A más barcos, más ballenas
BUENOS AIRES, feb (Tierramérica)
  La no gubernamental Fundación Vida Silvestre lanzó un plan de investigación y prevención de accidentes entre ballenas y embarcaciones de gran porte en la costa patagónica.

   La entidad comenzó este mes el programa para la Bahía Nueva, frente a Puerto Madryn, en la austral provincia de Chubut, donde se observa un incremento de seis por ciento anual de ejemplares de la ballena franca austral (Eubalaena australis) y un alza paralela de barcos cada vez más grandes y veloces.    «Hoy la interacción no es conflictiva, pero en otros países donde hay ballenas francas sí ocurren accidentes.

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