Tierramérica
Navegantes garífunas se enfrentan su propio declive

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Michael Deibert *
MIAMI, Honduras, (Tierramérica)
  «Los garífunas eran los mejores navegantes del mundo», dice Jermonino Barrios, descalzo sobre la arena de una estrecha franja de playa hondureña que se extiende entre la Laguna de Los Micos y el mar Caribe.

Barrios, un ex soldado de 67 años, habla con orgullo de su etnia, desperdigada por Belice, Costa Rica, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

«Antes teníamos 200 ó 300 garífunas viviendo aquí, y ahora hay apenas unos pocos», explica a Tierramérica.

«Se fueron a Estados Unidos y a otros lugares para trabajar», se lamenta, echando un vistazo a las chozas con techos de paja que se yerguen, holgazanas, bajo las palmeras que ven romper las olas.

En la tumultuosa historia de la incursión europea en lo que hoy es América y el tráfico de africanos esclavizados hacia estas costas, hay pocas peripecias tan conmovedoras como la de los garífunas.

La génesis de este pueblo se remonta a 1635, con el hundimiento de dos galeones españoles cargados de esclavos en aguas de la isla caribeña de San Vicente. Los africanos que sobrevivieron se unieron a miembros de la etnia caribe, por entonces la población dominante en San Vicente.

Adoptando como lengua un idioma amerindio de la gran familia arahuaca, el hablar de los afrodescendientes terminó gestando la lengua que hoy es reconocida como garífuna.

Si bien contiene algunos elementos del francés, bastante diferentes del creole hablado en ex enclaves franceses como Haití y Martinica, y de otras lenguas como el español, el garífuna es único, y sigue siendo principalmente amerindio.

Por mezclarse con las etnias locales, a menudo los propios garífunas fueron llamados «caribes negros».

En 1797, en medio de las disputas de franceses y británicos por San Vicente, los garífunas fueron desterrados a la isla de Roatan, hoy parte de Honduras, lo que causó una gran mortandad. Casi 3.000 de ellos y sus descendientes se desplazaron hasta territorio continental y de allí se desparramaron por las costas centroamericanas sobre el mar Caribe, desde Nicaragua a Belice.

El primer registro de su existencia en Belice es una carta de queja fechada en 1802 a un magistrado británico local sobre la presencia de unos 150 garífunas en un asentamiento sobre el río Belice.

«La impresión general entre los magistrados era que estas personas eran peligrosas», señala a Tierramérica E. Roy Cayetano, miembro fundador del Consejo Nacional Garífuna de Belice en su hogar de Dangriga, un pueblo sureño que es centro de la cultura de esta etnia.

Con el paso del tiempo, la herencia étnica y lingüística única de los garífunas comenzó a ser vista como digna de protección.

Una figura importante en el desarrollo de la conciencia garífuna fue el periodista hondureño Thomas Vincent Ramos, muy influenciado por el líder nacionalista jamaiquino negro Marcus Garvey y su Universal Negro Improvement Association (Asociación Universal para la Mejora del Negro).

Ramos se mudó a Belice a comienzos del siglo XX y fundó The Carib Development and Sick Aid Society (La Sociedad Caribe de Desarrollo y Ayuda a los Enfermos), y estableció el Día de Celebración del Asentamiento Garífuna en 1941, que conmemora la llegada de esa comunidad a las costas de este país.

Más tarde llegaron otros peligros a los que los garífunas intentan hacer frente. Hasta 1965 no se podía viajar por carretera a Toledo, el distrito más sureño de Belice, ahora los conductores pueden optar entre dos autopistas.

La tierra
Cerca de Miami, un cartel proclama que la tierra es propiedad del Instituto Hondureño de Turismo y que allí se construirá un centro turístico con playas y campo de golf. Los habitantes del lugar dicen que el gobierno de Manuel Zelaya hace poco vendió la tierra a empresas constructoras.

En los últimos años, una de las voces más firmes en defensa del modo de vida garífuna fue la del músico beliceño Andy Palacio, fallecido este año.

Palacio describió la aldea en una canción de 2007: «Viajé al río cerca de Miami/Cuando miré estaba rodeado de soldados/Ellos me pedían mis documentos».

«Ha habido mucha erosión cultural e idiomática», dice Cayetano, hablando de las fuerzas que apartan a los garífunas jóvenes de la tradición de vivir a su aire y buscar el sustento en la pesca y la agricultura.

«Los más jóvenes ya no aprenden la lengua, y los que la hablan son cada vez más ancianos. Tenemos que lidiar con una economía salarial y sus dificultades. Parece prometedora, porque vemos que la gente con dinero tiene poder», añade.  Algunos pasos se han dado para frenar este declive. El Consejo Nacional Garífuna de Belice, por ejemplo, se formó a comienzos de los años 80 para promover y preservar la cultura garífuna en ese país, y hace poco fue esencial para ayudar a construir la Escuela Primaria Gulisi.

Bautizada con el nombre de una heroína que sobrevivió la deportación a Roatan, la escuela imparte clases de lengua y cultura garífunas en un programa de estudios más amplio.    En 2001, la danza, la música y la lengua garífunas fueron declaradas Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Observar la playa de Miami y reflexionar sobre el futuro de los garífunas hace pensar en un himno local,»Baba» (padre).

Pedalear contra la contaminación

Daniela Estrada *

SANTIAGO,  (Tierramérica). Con la contaminación climática y el precio elevado de los combustibles, pedalear se ha puesto de moda en muchas ciudades del mundo rico. En Chile, servicios públicos de bicicletas, sendas y estacionamientos especiales son algunas iniciativas en desarrollo.

«El medio de transporte más eficiente, cómodo y beneficioso en ciudades contaminadas, congestionadas y estresadas es la bicicleta», resumió a Tierramérica Amarilis Horta, presidenta del no gubernamental Centro de Bicicultura de Chile.

La  por el cambio climático y la contaminación, el alza de los precios de los combustibles y la necesidad de actividad física para combatir la obesidad explican el auge de este vehículo en Chile.

También influyó el mal funcionamiento del Transantiago, sistema de transporte público capitalino inaugurado el 10 de febrero de 2007.

La bicicleta «originalmente era percibida como el peor castigo. Quienes no tenían más alternativa cargaban con el karma de tener que trasladarse así. También se la veía como un juguete para niños», comentó Horta.

Actualmente una veintena de países tienen sistemas de transporte público de bicicletas, entre ellos Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Holanda, Italia, Nueva Zelanda y Suecia.

La administración, cobro y tecnología asociada a estos servicios varían. Se tiende a permitir a los usuarios utilizar las bicicletas por no más de una hora en sus traslados diarios. Las recogen en un punto, o estación, y las devuelven en otro.

El sistema Bicing, del Ayuntamiento de la nororiental ciudad española de Barcelona, tiene más de 150.000 usuarios y dispone de 400 estaciones con 6.000 bicicletas, ubicadas cerca de las paradas del tren subterráneo y de los autobuses.

En 2007, la Unión Europea aprobó una normativa que obliga a los trenes a adecuar sus instalaciones para permitir a los ciclistas trasladar sus bicicletas. Asimismo, la Federación Europea de Ciclistas trabaja en el proyecto EuroVelo, una red de 66.000 kilómetros de 12 ciclovías que abarca todo el continente.

En América Latina también hay experiencias. En Bogotá existen 344 kilómetros de ciclorrutas usadas por 285.000 personas, y en la ciudad de Buenos Aires se aprobó en diciembre de 2007 la Ley sobre el Sistema de Transporte Público de Bicicleta, en proceso de implantación.

En Chile, la intendencia de la Región Metropolitana de Santiago inició en 2007 un plan para construir 690 kilómetros de ciclovías hacia 2012, 550 urbanas y 140 rurales, por un monto equivalente a unos 38 millones de dólares. Paralelamente se implementará una red de 200 estacionamientos.

·  Corresponsal de IPS.

Breves

Protestas contra contaminación cerealera

BUENOS AIRES. Con una tienda de campaña en la oriental ciudad argentina de Rosario, organizaciones sociales demandan la ejecución de una orden judicial de desalojo de una central de acopio y producción de cereales que, alegan, contamina el ambiente con plaguicidas.

Usan aserrín para eliminar metales del agua

RÍO DE JANEIRO. El residuo de madera ayuda a descontaminar ríos y efluentes industriales, quitándoles metales pesados como cromo y plomo, según una investigación de la Universidad de Brasilia. El proceso es sencillo y rápido, colocando el aserrín dentro de filtros o en depósitos de agua, aseguró el autor Augusto Hosanna. La experiencia consiguió reducir 2,7 miligramos de plomo por litro de agua servida de una fábrica de baterías de automóviles.

Faltan políticas ambientales

TEGUCIGALPA. En América Central «no existen políticas públicas uniformes que determinen que contaminar nuestra calidad de vida es también corrupción y falta de transparencia», dijo a Tierramérica Roxana Salazar, ambientalista y magistrada suplente de la Sala Constitucional de Costa Rica.

«Al no haber políticas públicas claras, es fácil que se nos haga creer que los desastres naturales son accidentales. Y no es así. Son consecuencia de cómo vivimos y convivimos», agregó.

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