Tierramérica
Niños de Chernobyl aún llegan a Cuba para tratamiento médico

Tierramérica<BR>Niños de Chernobyl aún llegan a Cuba para tratamiento médico

PATRICIA GROGG
LA HABANA,  may (IPS/IFEJ)
A miles de kilómetros de Ucrania, donde hace 23 años se produjo el peor accidente atómico de la historia, el sol y el aire puro de una playa de Cuba ayudan a recuperar a niños que siguen naciendo con secuelas del desastre.

Apenas comenzaba el 26 de abril de 1986 cuando estalló el reactor cuatro de la central nuclear de Chernobyl, en lo que entonces era la República Soviética de Ucrania. Según testimonios, la explosión elevó la temperatura a 2.500 grados, derritiéndolo todo a su alrededor. Una nube de polvo radiactivo se extendió por buena parte de Europa.

La radiación causó una amplia gama de enfermedades en la población, como cáncer y deformaciones congénitas.

Cuatro años después, empezaron a llegar a La Habana niñas, niños y adolescentes procedentes de la zona de la catástrofe. Aquellos 139 fueron los primeros de un vasto proyecto de asistencia que ha beneficiado a más de 24.000 personas. Según las autoridades cubanas, esta ayuda se mantendrá en tanto Ucrania la requiera.

El  Programa Cubano Niños de Chernobyl -que hasta 1992 recibió también pacientes de Rusia y Belarús- dispone en Tarará, unos 20 kilómetros al este de la capital, de un pequeño hospital, escuela con maestros ucranianos y varias decenas de confortables viviendas para los pacientes y sus acompañantes.

«Desde aquí se mueven por todo nuestro sistema de salud, según sus necesidades», explicó a esta reportera su director, Julio Medina. Ésa es su excusa para no hacer estimaciones del costo de esta asistencia que Cuba presta gratuitamente.

«Lo importante es brindar toda la atención médica que requieren estos niños y jóvenes», dijo.

El proyecto funciona mediante convenio entre los Ministerios de Salud de ambos países. Medina mencionó también la participación del Fondo Internacional de Chernobyl, una organización no gubernamental ucraniana que calcula en 350 millones de dólares los gastos cubanos, sólo en medicamentos.

Ucrania se encarga del transporte, en tanto la estadía y los servicios médicos prestados en territorio cubano corren por cuenta de los anfitriones.

Los propios pacientes sacan sus cuentas. «En mi país, el tratamiento que recibe mi hijo me costaría 80.000 euros (105.362 dólares)», dijo Natalia Kisilova, madre de Mijaíl Kisilov.

El joven de 15 años nació con una oreja sin pabellón auricular ni conducto auditivo y con pérdida de audición. Médicos adscritos al programa que trabajan en Ucrania valoraron su caso y lo enviaron hasta aquí hace dos años. Cual orfebres, profesionales cubanos iniciaron de inmediato un tratamiento encaminado a corregir la malformación.

«Vivíamos en la zona del accidente y en los últimos años nacieron al menos cuatro niños con problemas similares a los de mi hijo… Yo no tengo dudas de que es consecuencia del accidente», afirmó Kisilova, quien considera que este programa médico es «el más humanitario del mundo».

Pero Medina y el pediatra Arístides Cintra coinciden en que no siempre existe certeza científica de que las dolencias atendidas fueron provocadas por el desastre nuclear, porque se comportan de la misma manera que en personas no expuestas a la radiación. «En cualquier caso, el nivel de recuperación pasa del 90 por ciento», aseguró Medina.

Las enfermedades más frecuentes son cáncer de tiroides, leucemia, atrofia muscular, trastornos psicológicos y neurológicos, además de dolencias dermatológicas que no se curan en Ucrania, como vitíligo, psoriasis y alopecia.

El estallido del reactor liberó, entre otras sustancias radiactivas, cesio-137, que permanece activo mucho más tiempo que las otras. «Las personas expuestas al cesio-137 están en riesgo de contraer alguna enfermedad, por eso atendemos incluso a niños aparentemente sanos que viven en zonas contaminadas», explicó Cintra.

Sólo en 2000 se clausuró la central de Chernobyl, con el compromiso internacional de ayuda financiera a Ucrania para terminar las labores de confinamiento del material radiactivo y construir reactores más modernos que compensaran el déficit de electricidad. El presupuesto para un nuevo sarcófago que cubra el núcleo radioactivo ronda entre 1.300 y 1.400 millones de dólares.    En ese mismo año, Cuba renunció a terminar la construcción de una central nuclear iniciada bajo la era soviética, que le hubiera permitido ahorrar unas 700.000 toneladas de petróleo en la generación de energía eléctrica, y optó por soluciones «más eficientes y menos costosas», como el gas derivado del crudo nacional. Si se construyera la central, Cuba sería el cuarto de América Latina en disponer de energía nuclear, después de Argentina, Brasil y México.

Un informe de la  Asociación Nuclear Mundial contabiliza 436 centrales atómicas en operación en 30 países y otras 44 en construcción. Del total, 104 pertenecen a Estados Unidos (tenaz opositor al proyecto cubano de instalar reactores de tecnología soviética), 59 a Francia, 51 a Japón y 31 a Rusia.

El ucraniano Khrypunov asegura que entre 1987 y 2004 murieron por efecto de la radiación 504.000 personas, entre ellas 6.769 niños. Sólo en su país sufrieron daños sanitarios 2,3 millones de habitantes, y medio millón de ellos eran menores de edad. «La mayoría de los que vienen a Tarará son víctimas de ese desastre”.

Hacia 2015, las pérdidas económicas para ese país habrán sumado unos 180.000 millones de dólares, concluyó el diplomático.

Pero los riesgos para la población bajaron considerablemente y la juventud prácticamente no habla del tema, sostuvo.

 «Chernobyl pasó a segundo o tercer plano en la escala de preocupaciones de la gente», dijo.

Breves

Lanzan plan productivo para   biodiversidad

RÍO DE JANEIRO.- Capacitación técnica, acceso a crédito y fortalecimiento del mercado son los ejes del Plan Nacional de Cadenas Productivas de la Sociobiodiversidad firmado a fines de abril por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

La iniciativa impulsará la economía extractiva sustentable, aunando esfuerzos del sector público, empresas y sociedad para conseguir que la extracción no maderera, que conserva los bosques, sea viable y evite la deforestación amazónica.

Campaña contra represas de Aysén

SANTIAGO. El 8 de mayo concluirá la gira de dos semanas a España e Italia del activista Juan Pablo Orrego, coordinador internacional del Consejo de Defensa de la Patagonia, que se opone a la construcción de cinco represas en la austral región chilena de Aysén.

Orrego, que representa a 45 organizaciones no gubernamentales chilenas y extranjeras, tiene planificadas reuniones con organizaciones de la sociedad civil y con delegados de la banca en los dos países europeos.

Restringen vehículos en parque nacional

CARACAS. El acceso de vehículos rústicos con tracción en las cuatro ruedas es cada vez más limitado en el Parque Nacional Canaima, al sudeste de Venezuela, fronterizo con Brasil y parte del macizo guayanés.    Las restricciones se adoptaron porque «a finales de 2008 centenares de estos vehículos depredaron el parque, salieron de los caminos autorizados”, abrieron trochas en la capa vegetal y chapoteo en  lodos.

Extranjeros a la caza de propiedades agrarias

Países ricos  compran tierras agrícolas

Stephen Leahy *

ANCHORAGE, Estados Unidos, may (Tierramérica)  Más de 20 millones de hectáreas de tierras en el mundo en desarrollo están en manos de gobiernos y empresas extranjeras, ejemplo de una apropiación agraria que se disparó con la crisis alimentaria del año pasado.

Los países ricos, con poco territorio o agua disponible, buscan tierras que les permitan garantizar la seguridad alimentaria de sus poblaciones, dijo Joachim von Braun, director del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés).

“Hay muy poca transparencia en estos negocios de bienes raíces», dijo Von Braun en una conferencia de prensa telefónica desde Washington.

El estudio del IFPRI “Expropiación de tierras por parte de inversores extranjeros en países en desarrollo”, elaborado por Von Braun y Ruth Meinzen-Dick y presentado la semana pasada, estima que entre 15 millones y 20 millones de hectáreas han sido compradas o están en operaciones de venta.

Eso representa casi la cuarta parte de las tierras cultivables de Europa, según Von Braun. El informe se basó en reportes de prensa.

Es difícil conseguir datos fiables, pero el IFPRI calcula que esas operaciones implican inversiones de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares procedentes de China, Corea del Sur, India y los estados del Golfo Pérsico o Arábigo, principalmente en África.    “Alrededor de la cuarta parte de estas inversiones son para plantar vegetales destinados a elaborar biocombustibles”, dijo Von Braun.  Hace ya 10 años que China comenzó a arrendar tierras para producir alimentos en otros países, como Cuba y México. También ha adquirido propiedades en África, donde hay negocios pendientes por millones de hectáreas en la República Democrática del Congo, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabwe, con el añadido de varios miles de trabajadores chinos “importados” para trabajar esas tierras, según el informe. Sudán tiene la mayor cantidad de tierras de cultivo africanas en manos foráneas, en este caso un grupo de estados del Golfo. El año pasado, Emiratos Árabes Unidos logró varios  acuerdos con Pakistán. Qatar tiene tierras agrícolas en Bahrein, Birmania, Filipinas, Indonesia y Kuwait. La compañía coreana Daewoo Logistics Corporation firmó un acuerdo para subarrendar 1,3 millones de hectáreas en Madagascar, a fin de cultivar maíz y palma aceitera, una presencia que jugó su papel en los conflictos políticos que condujeron al derrocamiento del gobierno este año, según el informe. “El número de acuerdos por tierras es mucho más elevado que el citado por el IFPRI. Nadie revisa esos negocios agrarios privados”, dijo Devlin Kuyek, investigador de la organización no gubernamental Grain, con sede en Barcelona, España.

Kuyek dijo a Tierramérica que esta fiebre agraria del siglo XXI es liderada por países que rehúsan ser rehenes de  grandes transnacionales del comercio de alimentos.

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