Tierramérica
Se acaba el tiempo para la basura de México

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MÉXICO, sep (Tierramérica). De cumplirse las promesas del municipio de la capital de México, contenidas en leyes y planes de 2003 y 2004, el tratamiento de las 12.300 toneladas de basura diarias que produce esta urbe ya sería respetuoso del ambiente. Pero hay amenaza de colapso y un gigantesco foco de contaminación.

El depósito de basura Bordo Poniente emite dos millones de toneladas de dióxido de carbono por año a la atmósfera, lo que representa 15 por ciento de los gases de efecto invernadero que produce esta ciudad de nueve millones de habitantes, sólo detrás de los automóviles, la principal fuente de contaminación climática. Cerrarlo equivale a retirar de circulación unos 500.000 automóviles.

Luego de al menos cuatro postergaciones en cinco años, en enero se clausurará el Bordo Poniente, abierto en 1985 en el oriente de la capital, a pesar de su nombre. Pero de momento no hay un vertedero alternativo, aunque las autoridades barajan algunas posibilidades.

“La situación es compleja, los tiempos se agotaron, pero las autoridades están haciendo los esfuerzos y confiemos en que no se desate una crisis”, dijo a Tierramérica el jefe de la oficina de Gestión Ambiental de la Universidad Autónoma Metropolitana, Alfonso de la Torre, experto en manejo de desechos municipales. Según De la Torre, “la ciudadanía no tiene idea de lo que podría enfrentar si no hay dónde ubicar la basura”. Al municipio le falta dinero para realizar el cierre bajo normas ambientales, que requieren obras de ingeniería y la posible construcción de un receptor de gases para generar electricidad. Los costos serán de unos 100 millones de dólares. Casi todos los planes de manejo de desechos de la ciudad, incluyendo la construcción de cuatro Centros de Integración y Reciclaje de Energía y la circulación de nuevos camiones recolectores, no salen del papel o van con retraso respecto de los tiempos previstos.

El Programa General de Gestión Integral de Residuos Sólidos de 2004, que preveía establecer esos centros y cerrar el Bordo, proyectaba que, para este año, 75 por ciento de los habitantes de barrios de la capital debían separar la basura orgánica de la inorgánica. Hoy, menos de 10 por ciento de los capitalinos lo hacen.

Estudios oficiales indican que hay otros 130 vertederos de basura no autorizados en barrancas, zonas verdes y predios baldíos de esta urbe y unos 6.000 similares en los límites de la capital. En estos sitios prolifera fauna nociva, y los líquidos de la descomposición de materia orgánica (lixiviados) se filtran a cauces de agua. De la Torre admite que no hay estudios sobre el impacto real de estos basureros ilegales en el ambiente, pero considera que aún no llega a ser importante. Pero el presidente de la Federación Mexicana de Ingeniería Sanitaria, Jorge Sánchez, cree que “la capital ha tocado fondo”.

“Las autoridades deben ver este momento del cierre del Bordo Poniente como una oportunidad para pasar con pragmatismo hacia un nuevo esquema de manejo de la basura, pues el actual no da para más”, dijo Sánchez a Tierramérica.

El gobierno, propietario de los terrenos del Bordo, ordenó su cierre definitivo ante la evidencia de su saturación y la amenaza de que comience a contaminar mantos freáticos y canales.

El Bordo

La secretaria (ministra) de Medio Ambiente del municipio capitalino, Martha Delgado, estimó que hubiese sido deseable posponer el cierre del Bordo Poniente, pues “el nuevo modelo de manejo de basura es una cuestión que tomará varios años”.

En septiembre de 2007, la misma funcionaria reconocía que a pesar de la Ley de Residuos Sólidos de 2003, hasta ahora sin reglamentar, y del plan de manejo de 2004, la capital había sido “incapaz” de renovar la disposición de la basura.

A fines de agosto, las autoridades anunciaron que licitarían las obras del cierre del Bordo Poniente y la construcción de los Centros de Integración y de Reciclaje de Energía.

Asociación mundial para obtener beneficios mundiales

Sylvie Lemmet *

La eliminación de algunas sustancias que agotan la capa de ozono podría representar la reducción de hasta 25.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, el principal gas invernadero, afirma en esta columna la experta Sylvie Lemmet.

PARÍS, sep (Tierramérica) El Protocolo de Montreal sobre las sustancias que agotan la capa de ozono, ratificado por 193 países, constituye una de las historias de cooperación internacional que han tenido más éxito en el mundo.

Debido al alto grado de compromiso demostrado por todos los actores involucrados con la eliminación del uso de las sustancias que dañan la capa de ozono, la presencia de ellas en la atmósfera está descendiendo y hay signos incipientes de que el escudo vital de ese gas que nos protege de las mortales radiaciones ultravioleta del sol se está regenerando.

Las medidas adoptadas para eliminar las sustancias químicas agotadoras del ozono han generado beneficios ambientales adicionales, ya que muchas contribuyen al recalentamiento global. Reducirlas drásticamente ha ayudado también a contrarrestar el fenómeno del cambio climático.

La sustitución completa de los clorofluorocarbonos (CFC) se encuentra plenamente avanzada tanto en los países industrializados como en los que están en desarrollo. En América Latina y el Caribe, la reducción del consumo de CFC ha alcanzado a 95 por ciento el pasado año.

Sin embargo, todavía resta mucho por hacer con respecto a los refrigerantes hidroclorofluorocarbonos (HCFC) y al bromuro de metilo, también perjudiciales para la capa de ozono.

En 2005, el consumo de HCFC de los países desarrollados había disminuido en 72 por ciento respecto del nivel básico, aunque las futuras disminuciones se espera que continúen a un ritmo algo más lento.

En los países en desarrollo, el consumo de HCFC alcanzó aproximadamente a 20.000 toneladas de PAO (potencial de agotamiento de la capa de ozono) en 2005, y estudios recientes indican que esta cifra podría duplicarse o más para el año 2015.

Las actuales tendencias de uso de los HCFC deberán revertirse para cumplir con los ajustes acordados en el pasado año en la 19 Reunión de las Partes del Protocolo de Montreal.

La decisión adelanta una década la eliminación de producción y consumo de HCFC para todos los países parte del Protocolo. Asimismo, controla el nivel de producción y consumo a partir del cual los países no industrializados deberán empezar sus reducciones, respeta los plazos necesarios para la introducción de sustancias alternativas y fomenta que esos refrigerantes no sean reemplazados por otros con alto potencial de calentamiento global u otros riesgos ambientales.

Algunas estadísticas indican que la eliminación de los HCFC podría resultar en reducciones equivalentes a entre 18.000 y 25.000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.

Esto representa por año un corte igual o superior a 3,5 por ciento de todas las emisiones mundiales de gases invernadero.

Breves

BRASIL

Energía solar mueve barco amazónico

RÍO DE JANEIRO.  El primer barco impulsado a energía solar ya navega en los ríos amazónicos de Brasil. Con 250 kilogramos y capacidad para cuatro personas, el Seisuí 1sirve a un hotel en el río Araçá, en el noroccidental estado de Amazonas.

En noviembre, será reemplazado por el Seisuí 2, con capacidad para 10 personas.

«Los beneficios radican en el ahorro de combustible y la eliminación de emisiones de dióxido de carbono», señaló a Tierramérica Fernando García, autor de la idea y constructor de los barcos.

VENEZUELA

Tránsito y basura son problemas

CARACAS. El problema combinado de la basura y el tránsito de Caracas espera soluciones en la recta final hacia las elecciones municipales y regionales que tendrán lugar en noviembre en Venezuela. «Un problema ambiental, el tráfico, lleva a otro, la amenaza a la salud por la basura. Es preciso que los alcaldes mayor y de los distintos municipios actúen coordinadamente, dejando de lado sus diferencias políticas», dijo a Tierramérica Diego Díaz, de la organización Vitalis, que elabora un «decálogo ambiental» para los candidatos.

HONDURAS

Adiós a polémica entidad forestal

TEGUCIGALPA.  La criticada estatal Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (Cohdefor) cesa formalmente sus funciones este lunes 15, luego de más de tres décadas, dando paso al Instituto de Conservación Forestal (IFC).Así lo informó a Tierramérica Suyapa Otero, nueva directora del IFC, encargado de desarrollar una política nacional sobre bosques y de conservar las áreas protegidas y de vida silvestre, como parte de las funciones designadas en la nueva ley forestal aprobada hace un año.

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