Tierras de cuchillos

Tierras de cuchillos

Hace muchos años realicé una “inspección crítica de “Compadre Mon”, el poema-libro con personaje que escribió Manuel del Cabral. Me parece que a partir de la cuarta edición esa obra adquirió la forma definitiva en que ha seguido reeditándose. Esto significa que pasó por numerosos retoques y añadidos, antes de alcanzar la perfección formal que ahora tiene. Transformando versos de “Pilón”, Manuel del Cabral compuso parte de “Compadre Mon”. Las ediciones posteriores a la de 1942 añadían nuevos poemas y nuevos temas. Dije en aquella ocasión que el libro se hizo “por yuxtaposición o agregado de partículas, hasta levantarse como un cerro de belleza”.

“Compadre Mon” es el retrato del caudillo rural dominicano; también es una descripción de nuestra sociedad en la primera mitad del siglo XX. Compadre Mon es un personaje tan atado a su tierra como una palma real o un ciclón: “Converso con tus barbas, y ya siento/ que converso con yerbas cimarronas/ llenas también de pájaros y viento”. En el poema 17 el poeta reitera el tema de lo instintivo en la vida dominicana, una sociedad agraria dominada por caudillos rurales; procede como narrador que ama a su patria con dolido amor, continuando una vieja tradición de patriotas maldicientes.

Entonces nos habla del “cuchillo lento” que nos desgarró la vida durante décadas: “Por esas tierras donde la pisada/ de tu potro fabrica ventarrones…/ Por esas tierras donde tu mirada/ era una soga que tirada al viento/ enlazaba al novillo del instinto./ Por estas tierras de cuchillo lento…”. Añade Manuel del Cabral: “Más que la voz del agua que no para,/ yo vi más campo/ …en el libro salvaje de tu cara”. La pobreza, la bravuconería, la sexualidad venatoria, son facetas de la personalidad de Mon.

El cuadro social, comprimido en la sola vida de Mon, es complejo: “Tierra que naces de guitarra ardiendo./ Viene familia de tu carne al aire./ Tierra que estás en una voz creciendo./ Oigo tu clima y toro desatados;/ el aguacero preñador de ríos;/ el huracán: escoba de nublados./ Oigo también en tu guitarra olores/ con los pasos de chivo del verano:/ gobernador de venas y de amores./ ¿Qué ha desaparecido y qué subsiste del viejo Mon?

Publicaciones Relacionadas