Tierras marginales

Tierras marginales

– Pedro Gil, ¿y por qué no se dedican tierras marginales a la producción de oleaginosas no comestibles para extraer aceites y fabricar lubricantes y combustibles?

La pregunta fue hecha en forma brusca. Percibí por la misma, que el ingeniero agrónomo Esmelin Sánchez nos esperaba con ella. Sabía que asistiríamos con mi familia, conforme lo prometido a su esposa Milagros Garrido, a la Misa de Acción de Gracias. Estábamos en una propiedad de la pareja cerca de Monte Río, y esperábamos que Su Excelencia Reverendísima, Monseñor José Grullón Estrella, iniciase la celebración. Esmelín exponía su inquietud, puesto que entiende que no se acaba de entender el problema.

-Esta subregión del país cuenta con miles de tareas de tierras en las que pueden sembrarse jojoba, piñón criollo y otras oleaginosas aprovechables para fabricar biodiesel. Esta es una zona de vida seca, apta para plantas xerófilas. Y como te digo del Municipio, y de la Provincia de Azua, te digo del suroeste. Son tierras en las que una agricultura dedicada a producir otros vegetales impone inversiones y esfuerzos enormes. ¿Por qué no han pensado en esto los gobiernos?

En realidad no podía responderle por los gobiernos. A Hipólito Mejía traté de sugerirle, en una ocasión, que sembrase jojoba en el valle de Neyba. Tierras agostadas, con altos niveles de salinidad, son propias para este cultivo, que, al tiempo que restaura suelos como aquellos, devuelve con creces el tiempo que se le dedique. Con su característica manera, ese mandatario rechazó el consejo. Después de todo, él sabía más que nosotros de agricultura. Pero no hizo ni esto ni otros esfuerzos por elevar la participación del sector agropecuario dentro del producto nacional. Como ocurre con las actuales autoridades, el tiempo voló mientras hablaba.

Ahora, en este domingo veintidós, tenía ante mí a un hombre preocupado, que contempla a los políticos hablar de la crisis alimentaria y del petróleo. La inquietud de Esmelin radica en que entiende que no deben tomarse suelos ricos en capa vegetal para dedicar a una producción para biocombustibles. La isla de Santo Domingo cuenta, en el suroeste, en el noroeste y en Haití, suelos excelentes para oleaginosas no dedicables al consumo humano. Sus semillas son aprovechables para producir aceites útiles para su combustión en motores o para generar efectos hidromecánicos.

-La vegetación principal de la zona –se voltea y me muestra la bayahonda que se extiende hasta donde la vista alcanza- es menospreciada. Ya acabamos con el guayacán, con la baoba y otras plantas endémicas. Con la primera se hacen esfuerzos para su reproducción. De la segunda y otras propias de zonas de vida seca, hace tiempo que no tengo noticias. ¿Por qué no aprovechar esa bayahonda? Sus frutillas, como toda leguminosa, son ricas en proteínas. En ella debía pensarse mientras se continúa utilizando para producir carbón vegetal.

Y porque el Obispo de la Diócesis ya preside la asamblea, Esmelin guarda silencio. Pero tengo seguridad de que apenas se pronuncie la bendición sobre los fieles, habrá de abordarme por nueva vez.     

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