Tiger Woods, ganador de quince ‘grandes’, incluidos cinco Masters de Augusta, aseguró este martes que “cada golpe fuera del ‘tee’ es un desafío” para su cuerpo, pero dijo que eso no le impedirá competir esta semana en el Augusta National, un torneo que “es parte” de su vida.
“Este torneo significó tanto para mí y mi familia, llevo 29 años jugando aquí, es parte de mi vida. Abracé a mi padre en el primero que gané y en 2019 abracé a mi hijo, cerré el circulo”, dijo Woods en la rueda de prensa organizada este martes en Augusta.
“A nivel físico en algunos golpes (más problemáticos), cada golpe que no esté en el ‘tee’ (el golpe inicial de cada hoyo) es un desafío, cuando empezamos el hoyo es un desafío”, admitió el estadounidense. A sus 46 años, Woods convive desde hace varias temporadas con problemas físicos como consecuencia de un grave accidente de carretera sufrido en 2021.
El pasado abril, fue operado por una lesión de tobillo y le ha costado volver a competir al máximo nivel. Tras su operación, en diciembre acabó decimoctavo de veinte en el Hero World Challenge de Bahamas y el pasado febrero se retiró por un problema de salud del Genesis Invitational.
“No estaba listo para jugar, mi cuerpo, mi juego no estaba listo. Cuando estaba en el Hero pensé que competir una vez por mes era un buen ritmo, pero de ahora a julio tenemos grandes, ahora jugar ese torneo por mes espero que funcione”, afirmó.
“Tengo un gran cuerpo médico que me ayuda a recuperar. Trabajamos a diario, ya sea para reforzarme o recuperarme. Intento estar más concentrado y hacer que cada golpe cuente”, añadió. A pesar de las dificultades, Woods subrayó que su amor por el golf sigue intacto.
“Amo el golf, siempre lo amé. Jugué otros deportes, pero siempre amé el golf. Amo competir, es una de las razones por las que tuve una carrera exitosa. Me encanta cuando todo funciona y tienes opción de ganar, más allá de que lo logres o no”, señaló.