Medinah (Estados Unidos),(EFE).- Tiger Woods volvió a demostrar por qué es el indiscutible número uno del mundo al ganar su segundo torneo “grande” del año, el Campeonato de la PGA, con una última jornada en la que superó a todos sus rivales con un gran juego. Woods, que esta temporada ya se impuso en el Abierto Británico y que llegó a la última jornada empatado en el liderato con el inglés Luke Donald, hizo una demostración de buen juego con cuatro birdies en su primera mitad del recorrido.

Después, tras comprobar que sus directos rivales eran incapaces de seguirle, aflojó algo el ritmo y sumó un nuevo birdie y su único bogey del día para firmar un total de 68 golpes, cuatro bajo par, y un total de 270, cinco de ventaja sobre su compatriota Shaun Micheel y seis sobre el español Sergio García, tercero, empatado con el australiano Adam Scott y Luke Donald.

García no siguió con su particular tradición de fallar en la última jornada del torneo que aspira a ganar. Firmó 70 golpes con tres birdies y otros tantos bogeys, pero salvó la situación con un brillante eagle en el hoyo 14, un par cinco que solventó con tres golpes tras una salida espectacular.

La otra cara de la moneda la representan los otros dos españoles en liza, José María Olazabal y Miguel Angel Jiménez, que cerraron su actuación en el Campeonato PGA con 77 (+5) y 78 (+6), respectivamente, tarjetas que los dejaron relegados a los últimos puestos de la tabla.

 A Olazabal lo marcó el doble bogey que cometió en el hoyo 1 y aunque luego pareció recuperarse con birdie en el 5, se hundió de nuevo en los últimos 9 hoyos en los que sumó cuatro bogeys.

 Jiménez, que ha mantenido una línea de más a menos en el torneo con tres jornadas por encima del par, terminó de la peor forma posible. Siete bogeys y un solitario birdie fue un triste final.