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POR DIONISIO SOLDEVILA
Los Tigres del Licey han enfrentado problemas de bateo durante toda la temporada regular, serie semifinal y tienen una meta clara para esta final: poder comenzar a batear en la final.
Enfrentando a unas Aguilas Cibaeñas que tienen un repertorio completo, los Tigres tienen que encontrar la manera de reponerse de un pírrico promedio de bateo de .229 en las semifinales que solo anotaron 66 carreras aunque lograron conformar una marca de 10-8.
La falta de carreras del Licey se vio matizada en una pobre ofensiva de los principales hombres del conjunto, acompañado de la partida de algunos estelares que se suponía iban a producir.
Fue el caso de Carlos Peña, que dejó al equipo desde el 15 de enero tras batear para .045 en 22 turnos al bate, y el del jardinero derecho Vladimir Guerrero, quien se pareció a Houdini al desaparecer del escenario por un problema de un pulgar derecho que nunca se recuperó.
Combinado con la falta de producción de figuras representativas como Ronnie Belliard (.221), Eric Byrnes (.237), Henry Rodríguez (.214) junto a la lesión de Timoniel Pérez, el colapso en el bateo azul fue notable.
Sin embargo, lograron mantenerse a flote con el buen pitcheo abridor y un bullpen que hizo mejor de trabajo del que inicialmente se había esperado en el round robin.
El arranque azul, que comenzaron con marca de 4-0 en la serie semifinal, influyó positivamente en su final clasificación para enfrentarse a las Aguilas Cibaeñas, a quienes han derrotado en nueve ocasiones durante series finales.
No cabe dudas que el dirigente Manny Acta tendrá que esforzarse al máximo con un bateo que promedió 3.6 carreras por partido en los 18 juegos de postemporada.
La ausencia de José Guillén por una supuesta lesión de la muñeca combinada con sus problemas personales en Miami y la partida de Cristian Guzmán (.100 en seis juegos) también son puntos a destacar.
Como puntos fuertes podemos sumar la labor de José Herrera, quien fuera emergente de lux durante la temporada regular y comienzos de la postemporada, con su promedio de .444 como el bate más confiable de la escuadra.
La inclusión del siore Erick Aybar a la alineación y las producciones aumentadas de DAngelo Jiménez (.260) y José Offerman (.286) podrían motorizar parte de la ofensiva de los campeones.
Los Tigres confían en que la llegada de Jayson Bass, un jardinero que estuvo por México antes de unirse al Licey, pueda brindar parte de la ofensiva que ha escaseado en los últimos encuentros.
EL PITCHEO
Para arrancar en la serie final, el Licey cuenta con Manny Aybar, el hombre que fue paño de lágrimas de los Tigres con sus tres victorias sin derrotas y efectividad de 1.19 en la vuelta semifinal.
Aybar será seguido por Juan Cruz (2-1, 4.76), derecho que mostró brillantez por momentos aunque colapsos en otros por lo que es una ligera incógnita para esta final.
Ramón Ortiz tendrá la responsabilidad del tercer encuentro luego de haber perdido tres sin victorias y una elevada efectividad de 9.49 en su paso.
No se entiende cómo se encuentra en la mezcla el cubano Vladimir Núñez después de los fracasos registrados, mientras el norteamericano Pat Mahomes completa la rotación tras haber realizado una buena labor.
En el bullpen azul se encuentran figuras como el cerrador Jorge Sosa, que logró dos salvamentos y marca de 2-1 con 0.00 de efectividad en ocho oportunidades en la lomita de los sustos.
Junto a él se encuentra un pelotón que incluye peloteros de Grandes Ligas como Félix Rodríguez, José Jiménez, Francis Beltrán, Yhency Brazobán, Roberto Novoa y otros como Melquis Torres, Eddy Rodríguez y Eddy Ramos que han hecho una buena labor.
El Licey va en búsqueda de retener su corona de campeones y el reto de mantener alejadas a las Aguilas, que le pisan los talones con 17 campeonatos.
