El castigo debe ser proporcional al delito, pero aquí hay numerosos engaños cuya gran magnitud es ignorada por quienes deberían castigarlos y, para mí, son tiguerajes de alta gama: 1) Cobrar el mismo precio por un producto que maliciosamente se empaca o procesa en un recipiente de menor tamaño como lo hacen con millones de refrescos, jugos y alimentos enlatados estafando a miles o millones de consumidores que no se percatan; 2) Los supuestos errores en cobros o servicios de electricidad, teléfonos y bancarios que muchísimos clientes no reclaman porque gastarían el triple en gestiones por la devolución de “pequeños” cargos incorrectos en la facturación o estados de cuenta, pero que al final cuando son multiplicados por los miles o millones de clientes representan millones de pesos en las manos de los proveedores y 3) Lo que parece una nimiedad hasta risible, la forma en que las panaderías llenan de aire los panes que al comerlos o rebanarlos presentan grandes huecos que ya pagaste y la llamada Defensa al Consumidor….!bien gracias!.
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