Timbales gringos

Timbales gringos

Hubo una época hace varias décadas en que el discurso de casi todos los revolucionarios latinoamericanos incluía alguna referencia a cómo los Estados Unidos era más responsable que nosotros mismos por nuestras desdichas. El gran imperio del norte, según la jerga usual, aprovechaba el poder de su complejo militar-industrial para, aliado con las oligarquías y los gobiernos militares, explotar a las masas y oprimir a los pueblos, en su propio y distante beneficio.

Nunca creí mucho en esa línea de pensamiento tan absurda, puesto que las propias naciones latinoamericanas han tenido más que ver con la manera en que se han (des)organizado, y la verdad es que desde hace décadas, para los fines prácticos, Washington mira hacia todas partes menos hacia el sur. Y cuando pone algún caso, no es con mucha atención.

Miren por ejemplo cómo la prensa de este jueves trae la noticia de que el embajador estadounidense en Santo Domingo, en un momento tan crítico para este país, se destapa con una campaña en contra “del tráfico ilegal de los productos derivados de los animales que están en vía de extinción”. ¡Ave María Purísima! El lema de la susodicha campaña, que incluye anuncios de televisión protagonizados por el actor Harrison Ford, es “si frenas el consumo, también frenas las matanzas”.

Y este lema me indignó aún más que el pobre sentido de la oportunidad, o del “timing” como se dice allá, para efectuar este anuncio. Porque, al pensarlo, ¿no se aplica este lema de manera más trascendente y vinculante a las consecuencias del tráfico de drogas, cuyas víctimas son seres humanos, que a la suerte de tortugas o manatíes?

No se crea que me importa poco el tema del ambiente, las especies amenazadas y los demás asuntos verdes. Soy un fan de Al Gore. Pero la superpotencia que se niega a firmar ni reconocer los acuerdos de Kyoto, como si estuviese por encima del derecho internacional abogado por la inmensa mayoría de los estados miembros de la ONU, carece de autoridad moral para predicar sobre la conservación.

Peor aún, el lema “si frenas el consumo, también frenas las matanzas” parece una burla, pues el desaforado consumo de drogas por parte de Estados Unidos es el mayor estímulo a la producción y tráfico de estupefacientes, cuyas consecuencias desgarran dramáticamente a naciones como República Dominicana.

¡Qué timbales los de los gringos!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas