«Tin marín de dos pingüé…»

«Tin marín de dos pingüé…»

Con la última decisión del Tribunal Superior Electoral al PRD se le presenta una coyuntura tremenda, no deseable, pero quizás airosa para salir del enredo en que se encuentra metido.

La tozudez e intemperancia de sus dos líderes políticos con mayor arrastre popular, Miguel Vargas Maldonado e Hipólito Mejía,  arrastran al otrora Partido de la Esperanza a su salvación o a su sepultura.

Enfrascados como dos espadachines en un absurdo duelo político, llevan sus apetencias personales de poder y su irracional egoísmo al terreno de la legalidad  para que sean los jueces,  no la prudencia, madre de toda sabiduría, lo que decida  el futuro de su partido.

La sentencia definitiva que rechaza el amparo y sabiamente decide que no es de su competencia inmiscuirse en asuntos internos del partido, lleva a un juicio disciplinario  que, de producirse, habrá de decidir la suerte del ex presidente constitucional Ing. Agrónomo Hipólito Mejía, del Secretario General del Partido, Dr. Orlando Jorge Mera, de la Secretaria de Organización, Geanilda Vázquez y del ex senador,  presidente en funciones, Dr. Andrés Batista.

 Ese juicio, conforme con la intención y el predominio de los proponentes, apunta a la expulsión definitiva del partido blanco  de los enjuiciados  que deberán aceptar la decisión y buscar casa propia; o, como reacción, resistirse y someter a su vez al inquisidor  con acusaciones no menos contundentes y demoledoras como  las que  ofrece, en bandeja de plata, las declaraciones de Sobeida, la soberbia compañera sentimental del capo mayor, Figueroa Agosto, que hace destapar la Caja de Pandora al ser incumplida, según su parecer, el pacto hecho con la Fiscalía del Distrito reduciendo su pena merecida por cierta información y confidencias que involucra al líder del PRD, y no solo a éste, que deberá dar mejores explicaciones para desdecir las graves imputaciones hecha por La Soberana, de alta boutique y carteras de Louis Vuitton.

De manera que en este lío, provocado por la insensatez y empecinamiento de los lideres que debieron conducir al PRD a un mejor destino, siendo el partido  más votado de las pasadas elecciones,  con una hermosa tradición de lucha por la democracia, único capaz de desbancar del poder al amoratado Partido de la Liberación Nacional, secuestrado por el Leonelismo y sus seguidores responsables del hoyo, del paquetazo fiscal y de otras tantas lindezas de fácil recordación, tiene solo un gran perdedor: el Pueblo Dominicano.

Pero  una cosa piensa el burro y otro el que lo apareja.  Y  Periquito sueña. Piensa que cuando  más oscura es la noche,  más próxima  la salida del sol. Y como la esperanza es lo último que se pierde, Periquito sueña. Sueña que de este irracional enredo político puede surgir una nueva camada de dirigentes que  sacuda los  liderazgos obsoletos y busque la luz de la redención apostando a futuro, no al pasado y ofrezca la seguridad del cambio deseado por la mayoría del “noble y sufrido” pueblo dominicano. Sueña y canta: “Tin Marín de dos pingüé, cucara mácara, títere fue.

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