“TINGÓ” EL MUSICAL DOMINICANO, TRASCENDENTE

“TINGÓ” EL MUSICAL DOMINICANO, TRASCENDENTE

Cuando se habla de un “musical dominicano” tenemos que volver la vista atrás, y hacer un poco de historia.

El músico, compositor y director coral Luis José Mella, es quien da los primeros pasos, pero es Franklyn Domínguez el que inicia el género como tal, entendiéndose como musical, la representación escénica que incluye en su estructura una Obertura, un melodrama, música, canto y danza. Con estas características en 1979, Domínguez presenta “Solano”, considerado el primer musical dominicano, y a principios de los años 80 lleva a escena “El Vuelo de la Paloma” y “La niña que quería ser Princesa”, primer musical infantil.
En el año 1992, Carlos Veitía y Patricia Ascuasiati, retoman la idea de Luis José Mella y presentan “La Calle El Conde de 5:00 p.m. a 5:00 a.m.”, musical que recoge estampas de la emblemática calle. Antonio Melenciano lleva a escena en el 2010, “I Love RD”, musical que refleja nuestra realidad marginal y urbana.
Del ámbito urbano Melenciano pasa esta vez al ámbito rural, apuesta de nuevo a la dominicanidad y ofrece el primer musical histórico dominicano, “Tingo”, inspirado en un hecho que consternó al pueblo: el asesinato, en noviembre de 1974, durante el período de los doce años de Balaguer, de la dirigente campesina Florinda Soriano, conocida como “Mamá Tingo”.

El musical. Al penetrar en la Sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes, la escenografía expuesta, creada por Noé Vásquez, nos transporta de inmediato a ese ambiente rural poblado de campesinos, específicamente a Yamasá, y la Obertura, alegórica y hermosa, nos acerca aun más.

El “Opening” es una fiesta visual en la que los artistas muestran su versatilidad en el canto y en el baile, con sus elementos folclóricos, que propicia la partitura musical.
La narrativa escénica creada por Melenciano, es una crónica de vida que va desde el nacimiento, infancia y adolescencia hasta la adultez de una mujer y su entorno, el cual se convierte en símbolo de valor y templanza, por la defensa de su tierra, a la que le ha dedicado su vida con trabajo y amor. Cada momento o episodio tiene su significado, y en cada uno destacan personajes e intérpretes, siendo la música un elemento vinculante.

El musical no obstante ser una especie de “crónica de una muerte anunciada”, consigue con el excelente trabajo dramatúrgico de Melenciano, y el ritmo “in crescendo” que impregna a la acción, mantener al público absorto.

La parafernalia de efectos válidos utilizada por el director, es un aditivo más para lograr ese cometido imprescindible de todo arte escénico: entretener.

El personaje paradigmático de Mamá Tingo, heroína y mártir de la historia, tiene una intérprete excepcional. Lidia Ariza, logra transmitir toda la fuerza de carácter de esta mujer de campo iletrada, trabajadora y luchadora, consciente de sus derechos a los que no claudica; pero también es la madre y esposa amorosa, y en un soliloquio ante su Altar, en el que entona un hermoso lamento, consigue el momento de mayor lirismo del musical, trasciende entonces la mujer tierna y sencilla que gravitará por siempre en la memoria colectiva.

El personaje de Mamá Tingó, tiene otras excelentes intérpretes, de niña, a Marianny Martínez y de adolescente a Amelie Martínez.

El apacible prado, la tranquilidad de los campesinos, de repente se ve amenazada, cuando aparece un Señor de fuerza bruta: Pablo Díaz, el impenitente protegido de todas las épocas, que pretende apoderarse de las tierras de Mamá Tingo.

El antagonista, antihéroe soberbio y arrogante, consigue la repulsa de todos, y aquí reside el mayor logro del actor Omar Ramírez. Los duelos verbales que sostiene con la protagonista, son momentos dramáticos, muy bien manejados por el dramaturgo.

La valentía, la firmeza de carácter de esta mujer se evidencia especialmente en el episodio “No tengo Miedo”, que comparte con “Lorenzo El Guardia” –Fernando Bruno-. Como en todo musical, la parte danzada tiene una especial preponderancia, por lo que el trabajo coreográfico de Yesselenny Marte, es digno de resaltar, y de igual manera el desempeño de los bailarines, capaces de transmitir con gracia y salero, todo el sabor de los aires de tierra adentro. Mención especial merecen Ana Javier –Tingo, joven- , Jeremy Caro –Carlito- y Steeven Marcel –Ñoñón-.

La estampa “La tierra E´pa´sembrá” que ejecutan “Las mujeres de la Asociación Agraria” es uno de los momentos danzarios de mayor lucimiento. En la parte vocal, en general aceptable, destaca la soprano Pura Tyson en su entrañable papel de “la abuela”, y Susana González como “Lucrecia”; apreciable trabajo del director vocal, Henry Cordero.
El color local, presente en todo el desarrollo del musical, se manifiesta especialmente en la forma de hablar propia de nuestros campesinos, y en episodios como “La Gallera”.

El ritual de los “Nueve días de Felipe”, es impactante, el elenco desciende por la platea, y entona cánticos de adoración y plegarias a la Virgen de las Mercedes, aludida también en la necesidad de visitarla al Santo Cerro, no obstante, el estandarte de la “Procesión” lleva la imagen de la Virgen de la Altagracia, pero poco importa una virgen u otra, la intensión es lo que cuenta, o bien podría ser una particularidad de nuestras tradiciones, en el ámbito rural.
Otros segmento significativo es “A Desalambrar”, el momento es particularmente atractivo: tras las alambradas los campesinos, todos a una, a la defensa de su tierra. El climax se produce cuando Durín, -Wilson Ureña- el eterno traidor a su clase, esbirro de Pablo Díaz, amenaza con su rifle a Mamá Tingó, quien lo enfrenta machete en mano, pero es inútil, tras los disparos, cae lentamente… la escena impregnada de plasticidad es conmovedora.
El epílogo “A Tingó” es toda una exaltación, en la que la compañía en un paroxismo colectivo, rinde homenaje a esta mujer histórica. Pero fuera del escenario cavilamos… siempre quedarán preguntas que no encuentran respuestas, ¿Acaso se ha reivindicado este cruel asesinato?
Antonio Melenciano, artista polifacético, creador, realizador y director de este musical histórico, ha conseguido unificar todas las partes, logrando la armonía y belleza del todo.

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