Tiradentes, nombre escogido por Trujillo para halagar a brasileños

Tiradentes, nombre escogido por Trujillo para halagar a brasileños

La designación de una avenida de Santo Domingo con el nombre de Tiradentes no estuvo motivada en el reconocimiento, merecido y justo, al prócer de Brasil sino en un gesto político de Trujillo en gratitud porque el gobierno militar de Eurico Gaspar Dutra le vendió armamento liviano para infantería ante la negativa de Estados Unidos a comerciar con el dictador dominicano.

El 10 de diciembre de 1947 el tirano sugirió al Consejo Administrativo de Santo Domingo la denominación de la vía, que fue inaugurada el 21 de abril de 1948 con discursos del embajador de esa nación, Gastao Paranhos do Rio Branco, y de Modesto Díaz, síndico.

No se trataba de la calle que lleva hoy ese nombre sino del tramo de la hoy Máximo Gómez comprendido “entre la avenida San Martín y el  puente Presidente Peynado”. Por eso en las honras fúnebres de entonces se hablaba del cementerio de la avenida Tiradentes.

El agradecimiento de Trujillo, que desde 1943 había declarado por ley la enseñanza del portugués como segundo idioma oficial del Estado, se expresó en prolongadas festividades, condecoraciones y otros homenajes a Brasil a través de representantes permanentes en “Ciudad Trujillo” e invitados especiales de ese país.

Algunos historiadores conocen y comentan estas maniobras del sátrapa pero Hamlet Hermann las ha documentado de forma cronológica. Encontró las primeras referencias cuando buscaba datos para un libro sobre La lucha de Fidel Castro contra Trujillo “y empecé a tropezarme con esos detalles” sobre los que ha profundizado. Eliades Acosta Matos, Andrés L. Mateo, la colección Trujillo de 1955, la prensa de la época y su propia experiencia le han permitido completar pormenores de esas relaciones.

“Trujillo se apoyó en Brasil para fortalecerse”, expresa y cuenta que él recibió clases de portugués en La Normal de Varones. La autora del libro de texto era Encarnación Funcia Armenteros, profesora de La Normal de Señoritas.  A la maestra de Hermann los alumnos la llamaban “la menina”. “Todavía recuerdo unos poemas en portugués de halagos a Trujillo que nos aprendimos de memoria”, evoca el laureado escritor.

Flor de Oro y el armamento. Flor de Oro Trujillo, hija del tirano, estaba casada con Antenor Maryrinck Veiga, “dedicado a la producción de armamento para el ejército brasileño y muy cercano al gobierno reaccionario de Dutra”  quien “era partidario de una alianza con la Alemania nazi y con la Italia fascista, así como un activo anticomunista”, significa Acosta Matos. Ella fue “el canal usado por Trujillo para adquirir armas modernas y la asesoría de instructores militares brasileños”.

Hamlet Hermann señala, por otro lado, que desde que la expedición de Cayo Confites fue frustrada en septiembre de 1947, Trujillo decidió reforzar su maquinaria militar y adquirió en Gran Bretaña dos destructores que nombró “Trujillo” y “Generalísimo”, además de tres fragatas, un patrullero, un remolcador, tres guardacostas, lanchas de rescate y buques auxiliares, convirtiendo la Marina de Guerra Dominicana en una de las más poderosas del Caribe.

Agrega que la expedición de Luperón en 1949, le obligó a reforzar sus fuerzas armadas y encontró otro mercado en Brasil ante la negativa estadounidense. El vapor “Coolister” fue acondicionado como transporte de guerra para recoger las armas en Brasil, manifiesta, y apunta que la nave trasladó a una dotación mixta del ejército y la Marina bajo el mando del capitán de fragata Rafael Arvelo González.

“Entre los guardias que formaban parte de la tripulación estaba Francisco Caamaño Deñó quien participaría así en una de sus escasas misiones de navegación. La misión al Brasil tomó cerca de un mes y desde el principio se vio afectada por factores internacionales. Aunque el barco viajaba con bandera británica, todos sabían que buscaba el abastecimiento bélico que necesitaba la tiranía para reforzarse”, afirma Hamlet Hermann quien hace otras referencias en torno a este pasaje de la vida de Caamaño, sobre quien ha escrito más de un libro.

Transcurrido ese tiempo, y con la participación de soldados del ejército brasileño pudieron traer  “los cañones ‘howitzer’, morteros y fusiles valorados en millón y medio de dólares. El ‘Coolister’ retornó a República Dominicana y con él el guardiamarina Caamaño Deñó, quien sufrió por corto tiempo una enfermedad contraída en el alegre y bullicioso Río de Janeiro”.

Hamlet Hermann describe otras acciones emprendidas por Trujillo para agradar a los brasileños. Acogió una propuesta de Azevedo Amaral, rector de la Universidad de Brasil, para crear la Unión Universitaria Interamericana con sede en Ciudad Trujillo; inauguró el cursillo de literatura comparada de la lengua portuguesa ofrecido por Silvio Julio; otorgó la Orden de Duarte al general Dutra, a Joao Neves da Fontoura, ministro de Relaciones Exteriores y a otros 19 funcionarios.

También asistió con la Primera Dama a recepciones que le ofreció el embajador de Brasil y organizó otra en la estancia Ramfis al embajador Gastao Paranhos do Rio Branco. Por su parte, Dutra entregó en audiencia solemne al embajador dominicano en Brasil, Porfirio Herrera Báez, un cheque por 75 mil dólares como primera contribución a la construcción del Faro a Colón.

El cinco de noviembre de 1948 se anunció la llegada al país, desde Brasil, de seis baterías de artillería y morteros de 81 milímetros y se ordenó el entrenamiento del personal que se haría cargo del equipo. En noviembre de ese año se concedió la Orden de Duarte a Hildebrando Pompey Pinto, canciller de Brasil, y al general Joao V. de Amorim Mello, jefe de la Casa Militar del presidente Dutra, entre otros tributos.

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