El 15 de enero de 2009 un avión de US Airways acuatizó en el río Hudson de Nueva York luego que una bandada de patos chocara con el mismo y destruyera las dos turbinas.
Esto convirtió en héroe al piloto Chesley Sullenberger (Sully) y su copiloto Jeff Skiles, ya que las 155 personas a bordo (pasajeros y tripulación) se salvaron gracias a la pericia de Sully (por cierto, título de una película sobre el hecho).
Traemos este hecho porque recordamos unas declaraciones publicadas en el Diario Libre el 13 de enero de este 2020, en las que Manuel Luna, quien fuera designado por la FIFA, junto a dos compañeros, para organizar la Fedofútbol luego de la suspensión del pasado presidente, y decía que “le hemos dejado un jet con la turbina encendida listo para despegar al próximo ejecutivo”.
Nueve meses después no se ha visto ese “despegar” y por todo lo contrario, se ha sentido una Fedofútbol apática.
Quizás se quieran justificar con la pandemia, pero son muchas las actividades que se pueden realizar y preparar para cuando se abra la brecha. Es mucho lo que se puede organizar en este tiempo muerto. Pero no se vislumbra nada.
Todo parece indicar que una bandada de ciguas palmeras (esas son nuestras aves) destruyó las turbinas que dejaron encendidas Luna y sus compañeros, pero la Fedofútbol no ha tenido su “Sully” que la haga aterrizar por el camino de una buena organización.
El fútbol dominicano perdió 20 años de desarrollo, y una muestra de esto es que se necesitan siete refuerzos por equipo en la liga profesional, lo que no hubiese ocurrido 20 años atrás, cuando existían muy buenas canteras en diferentes pueblos del país.
El fútbol dominicano ahora precisa de un ingente programa de desarrollo que provoque una real y efectiva masificación en todas las provincias.
Esperamos que puedan reparar a tiempo las turbinas y encenderlas de nuevo.