Mamá Ningo, su abuela, mantenía enterada a su vecina doña Eva, mi abuela, y toda la familia, de todo lo que acontecía con Luisito durante sus estudios sacerdotales.

Que si entró al seminario, que si se fue a estudiar a Puerto Rico, que si ahora está en Roma, que si llegó una postal de Luisito desde Italia, que si fue ordenado.

Luisito llegó hecho sacerdote, y fue todo un orgullo para su familia y todas las familias de El Caimito, Moca.

Así conocimos a Luisito y siempre escuchamos en la casa de nuestra abuela hablar orgullosamente sobre él, que se había convertido en un sacerdote salesiano. Con el pasar del tiempo, esporádicamente nos encontramos en la capital con ese Luisito, y siempre recordamos a nuestras abuelas. Luisito ha dedicado su vida a la orientación de los jóvenes.

Primero desde la Pastoral Juvenil Salesiana, y luego, desde la Pastoral Juvenil del Arzobispado dominicano y del latinoamericano. Se ha granjeado el respeto y el aprecio de los jóvenes, y de los no tan jóvenes.

Ente orientador de los comunicadores en los que ha fomentado la ética y valores en los profesionales del periodismo.

En fin, ha sido un hombre de bien. Por esos méritos y muchos más, Luisito ha recibido numerosos reconocimientos, que no le han envilecido ni le han hecho cambiar su humildad y sencillez, pero sí le aumentan las fuerza y la fe para seguir trabajando por la juventud.

La familia salesiana le rindió homenaje. Hablamos del padre salesiano Luis Rosario (Luis Emilio Rosario Peña, El Caimito, Moca, 1-1-1945), el hijo de don Julito y doña Altagracia, y nieto de Mama Ningo.

Ha estado afectado de salud, pero rogamos al Señor porque nos lo siga dejando para que el pastor de los jóvenes continúe su trabajo de formación y orientación. Un gran abrazo al padre Luis Rosario.