BOANERGES RIPLEY LAMARCHE
Trujillo fue elevado en 1930 (16 de agosto) a la jefatura del Estado y del gobierno a consecuencia de unas elecciones cuestionadas, ejerció el poder con una arbitrariedad aterradora, que practicó hasta su ajusticiamiento el 30 de mayo de 1961. Trujillo consideró su jefatura vitalicia y su gobierno, como un régimen de mando personal. Su tiranía configuró el trujillismo y es así como las «fuerzas políticas» que habían apoyado el «movimiento cívico del 23 de febrero» del año 1930, se integraron en su partido único, Partido Dominicano, al que fue una obligación pertenecer sin ninguna clase de excusa.

Su poder fue supremo e ilimitado. Era un hombre de ideas elementales, un militar que detestaba los partidos políticos y la democracia liberal, que identificaba pluralismo ideológico con subversión y conflictividad, obsesionado por el comunismo y que pensaba que la República Dominicana necesitaba unidad y estabilidad: El trujillismo fue un régimen totalitario y filofascista, tuvo una significación católica hasta 1960 siendo, además, pro occidental y pro norteamericano.

En todo el tiempo de su satrapía no cambió ni la continuidad autocrática en la jefatura del Estado ni la naturaleza antidemocrática de todo el ordenamiento político, sindical e informativo del régimen ni sus acciones represivas permanentes; ejemplificadas en las ejecuciones de la posguerra y llevadas a la práctica en las cámaras de torturas de la calle 40, hoy avenida de Los Mártires, y del kilómetro 9 de la carretera Mella (guardo en mi memoria los terroríficos recuerdos de esos antros diabólicos, en los que sufrimos increíbles atropellos y torturas).

Su ajusticiamiento, ocurrido el 30 de Mayo de 1961, fue de los últimos coletazos contra los tiranos en Latinoamérica, definida por los principios de la democracia liberal. Trujillo careció en todo momento (y los trujillistas siempre lo supieron) de verdadera legitimidad moral. El acto heroico del 30 de Mayo debe permanecer de manera constante en la conciencia de todas las generaciones de dominicanos, presentes y futuras; para evitar nuevamente la reproducción de tiranías, y luchar contra la más mínima intención de querer implantar en el país regímenes de la derecha oprobiosa.

¡Loor a los héroes y mártires del 30 de Mayo!