Don Rafael Herrera, fenecido libre pensador y periodista histórico de nuestro país, hizo memorables sus “ideas tontas” en los editoriales del periódico que dirigió. Hipólito Mejía, pintoresco y folklórico ex presidente dominicano, hizo memorables muchos disparates y, entre ellos, sus conceptos de “macro” y “micro” en economía y política.

Me excuso ante los que me honran con leerme, porque voy a mezclar dos personajes tan disímiles, usando sus expresiones, para referirme a la existencia de un macro-problema llamado “delincuencia” y proponer una macro-solución con 3 ideas tontas, ya que han sido inútiles muchas soluciones propuestas.

Una idea tonta para resolver la criminalidad aquí y en cualquier parte del mundo, es la creación de fuentes de trabajo, ya que la actividad productiva no deja mucho espacio para la preparación y ejecución de actos delincuenciales, porque las comunidades sienten el bienestar colectivo inmediato con la prosperidad individual de cada empleado o trabajador y no se percibe como ventajoso tomarse el riesgo de matar o morir para satisfacer necesidades. Macro-respuesta a un macro-problema.

Otra idea tontísima contra la delincuencia es la institucionalización del ejemplo en el gobierno, aplicando con rigor el peso de la Ley en los bandidos gubernamentales, con un programa de “cero tolerancia a la corrupción” para que los jóvenes no vean a la perversa impunidad como estímulo para llegar a rico, poderoso o famoso por cualquier medio ilícito o criminal, basándose en que es más fácil y rápido.

La delincuencia se debilita con la productividad, se le da un golpe contundente con ejemplos de honestidad de los gobernantes y se le dispara el tiro de gracia acabando con la impunidad.