TLC obliga a ejecutar un proyecto-país

TLC obliga a ejecutar un proyecto-país

POR MARIO MENDEZ
César Morales, quien ha trabajado para la Cepal, en varios estudios sobre el impacto de los tratados de libre comercio en el sector agropecuaria, advirtió que si la República Dominicana se descuida en la ejecución de un proyecto país, podría perder competitividad.

Morales, quien visitó el país para participar en una conferencia auspiciada por la Fundación Global Democracia y Desarrollo, dijo que un tratado de libre comercio compromete la estructura económica de un país por veinte o treinta años, por lo cual se debe ejecutar un proyecto país a largo plazo.

A continuación el texto de la entrevista concedida al editor económico de Hoy:

– La Comisión Económica para América Latina (Cepal) ha trabajado en estudios de impacto en la agropecuario de tratados de libre comercio. ¿Qué nos puede decir al respecto?

– Salvo el caso de México y el de Chile, que lleva bastante tiempo, aunque no con los Estados Unidos sino con otros países, la experiencia es muy corta todavía.

En el caso de México, hay evaluaciones. Lo que se define como éxito en ese país, no es para todos lo mismo.

Lo que uno puede decir, y esto es válido para todos los tratados, es que hay quienes pierden y quienes ganan. Y entre quienes ganan, en México están los productores pequeños de maíz, fundamentalmente, y entre quienes ganan, los productores más dinámicos de frutas y hortalizas.

Ahora hemos estado trabajando sobre el impacto en la agricultura, porque la agricultura es un sector muy complicado, muy difícil. Es la piedra en el zapato de todos los tratados de libre comercio. No sólo acá, sino también en el mundo desarrollado. Si uno ve la experiencia que tuvo la Comunidad Económica Europea, y luego la Unión Europea, debe recordar que no hace mucho, los productores españoles protestaban en las calles, y los franceses hacían lo mismo.

En esta parte del mundo también ocurre lo mismo porque la agricultura es un sector que tiene muchas diferencias con el resto de los sectores e incluso a su interior.

¿Qué quiero decir? Los tratados de libre comercio no afectan a todos por igual. Es importante ver lo que pasa al interior, en cada componente del sector.Las situaciones son muy distintas. Depende de si la producción agrícola del país que firma el tratado compite o no con el país socio.

Brasil y Argentina son de los principales productores mundiales de soya, de maíz, de lácteos y de carne. Son producciones que compiten con los Estados Unidos en esos rublos, por lo cual para ellos es muy difícil la firma de un tratado porque se van a afectar de ambos lados. Por eso no han firmado un tratado.

¿Esto quiere decir qué aquí facilitó la firma del Tratado porque la producción agropecuaria de la República Dominicana no compite con los Estados Unidos?

– Puede ser.

El caso más evidente es Chile, porque produce la misma cosa que los Estados Unidos, pero cuando Estados Unidos no tiene producción. Produce en contra estación, porque está en el otro hemisferio.

En el caso de la República Dominicana, este país no compite con los Estados Unidos en muchos rublos. Hay otros en que sí. Por ejemplo, maíz y frijoles.

– Pero en maíz tampoco hay competencia, porque nosotros no somos un gran productor de maíz.

– Pero hay algunas cosas en que sí podría haber conflictos.

Yo diría que habría que mirar con más cuidado el siguiente hecho: si todos los países firman tratados con los Estados Unidos, y gran parte de esos países tienen condiciones similares, es decir, producen las mismas cosas, la competencia se va a producir entre nosotros por ese mercado.

Y eso es complicado.

Por ejemplo, si todos vamos a exportar mangos a los Estados Unidos, y el mismo tipo, en la misma época, ese mercado va a colapsar.

– Para un país como la República Dominicana, que antes de firmar con Estados Unidos ya está perdiendo la competencia con sus potenciales competidores por ese mercado, lo que podría ocurrir es una profundización del problema, porque nosotros éramos un importante exportador de yuca y guandules al mercado de los Estados Unidos, y hemos sido desplazados de ese mercado por países como Costa Rica.

– Lo que dices es verdad. Tuve viendo las cifras del comercio entre la República Dominicana y los Estados Unidos, con la base de datos de los Estados Unidos, y ellos importan un poquito menos de productos agrícolas dominicanos, que lo que importaban en el 1995. Esto quiere decir que otros países han estado tratando de llenar esa demanda.

Lo que tú dices es verdad. Hay un efecto que es antes de la firma del TLC con los Estados Unidos: la República Dominicana ha estado perdiendo mercado, lo cual no tiene nada que ver con el tratado de libre comercio. Después viene el TLC, que acentúe esta dependencia o no, va a depender de lo que hagan ustedes. No todo es consecuencia tan sólo de lo que se pueda firmar en un tratado de libre comercio, sino de lo que hagamos.

La experiencia de todos los tratados de libre comercio demuestra lo siguiente: primero, cuando se firma un tratado de libre comercio te compromete a la estructura productiva por los próximos veinte o treinta años, por lo menos, por lo cual tiene que tener una mirada estratégica, y eso te lleva a la primera conclusión: es un proyecto país, no es un proyecto de un sector.

Ningún sector por sí sólo puede tener la capacidad de mirar los próximos veinte o treinta años.

El tratado de libre comercio nos compromete, nos complica, pero también nos puede obligar a pensar en una estrategia de desarrollo de largo plazo.

Segundo, si es un proyecto país a largo plazo, obliga a fortalecer la institucionalidad del país.

Es decir, no puede ocurrir que se haga una política ahora, y que mañana se cambie porque cambiaron las autoridades.

Junto con eso, hay una segunda condición: credibilidad.

Si estamos, por ejemplo, exportando mangos a los Estados Unidos, Estados Unidos exige que se cumplan determinadas condiciones fitosanitarias. Si eso no se cumple, no entra el mango por más lindo, bonito y sabroso que sea.

¿Quién certifica eso? Si lo hacen instituciones nacionales, hay dos alternativas: que Estados Unidos nos crea. Si no nos creen, hechos van a hacer otros «tests», lo cual significa un costo adicional, que van a cargar a nuestras exportaciones, lo cual nos haría perder competitividad.

Por lo tanto, hay que trabajar en fortalecer las instituciones, para tener credibilidad.

– ¿Significa eso que no debemos hacer lo que hacían algunos exportadores de yautías nuestros: que colocaban las mejores yautías de manera que fueran las que primeros que el comprador viera al abrir el contenedor, y en la parte de atrás colocaban las de más baja calidad?.

– Ese tipo de cosas te permitirían ganar hoy una partida, pero después no te permitirían exportar más. Si hay un proyecto país no se puede jugar con eso.

El problema está, si no es bien sustentado en la estructura económica interna la firma de un tratado de libre comercio, no sólo en que el país podría perder el mercado de los Estados Unidos de otros competidores, sino que también nuestros productores podrían perder el mercado interno, donde sí es competitiva nuestra producción, y en cual también estamos exportando, pues cuando vendemos a los turistas estamos en realidad haciendo una exportación.

Me parece muy importante lo que dices.

Te estaba diciendo que hay algunas condiciones fundamentales. Te dije tres. Faltan, por lo menos, dos más.

Si tú quieres tener credibilidad, seriedad, estabilidad en las políticas, y toma esto como un proyecto país, y quieres realmente posicionarte, que no te pases lo que acaba de señalar: perder competitividad aquí mismo, también tiene que pensar en que esto hay que hacerlo en conjunto, hay que asociarse.

Hemos visto en varios países que un productor solo no va a llenar un contenedor con mangos para exportarlos a Estados Unidos.

Hay un volumen mínimo al cual hay que llegar para poder exportar. Para eso el productor tiene que asociarse, no hay otra salida, pues por más que produzcamos, somos pequeños. Incluso, el gran productor de aquí es pequeño frente a otros.

Y la última condición es que tú tienes que incorporar tecnología para bajar costos, aumentar productividad y mejorar la calidad.

La República Dominicana tiene alrededor de tres millones de turistas al año, y más de un millón dominicanos que residen en los Estados Unidos, con poder de compra.

Es una ventaja importante, para comenzar a proyectarte hacia afuera.

Pero si nos descuidamos, va a pasar lo que tú acabas de decir: vamos a perder competitividad aquí, en nuestro propio mercado.

Pueden ocurrir cosas insólitas. A mí me ha ocurrido. He ido a hoteles y pido, por ejemplo, un jugo de chinola, y no hay de origen dominicano, es importada desde Miami. Eso es insólito, que tú, teniendo un mercado interno enorme, estés importando una parte importante de la oferta de alimentos.

¿Es deseable, por el impacto social inicial que tienen estos tratados, en un período de transición haya un apoyo fiscal a los productores perdedores?

– Hay que hacer algo con los sectores vulnerables. Hay que apoyarlos, porque si no el costo es muy grande.

Hay que trabajar en dos líneas: en proteger a aquéllos que no se puedan transformar a otras actividades productivas en un plazo corto, e invertir para que se puedan cambiar a otro tipo de producción donde haya oportunidades.

Aún así, va a haber algunos sectores que no van a poder acceder a los beneficios que pueda brindar un nuevo mercado.

Tu puedes proteger de dos formas: hay productos que se pueden dejar fuera del tratado.

Centroamérica, a excepción de Costa Rica, excluyó el maíz suave.

Costa Rica excluyó la papa.

En otros países han excluido carne de aves, lácteos y otros.

Lo segundo son los plazos de liberalización. Se deben poner plazos más largos a los productos más sensibles.

También se puede establecer cláusulas de salvaguardia, para que cuando las importaciones pasen de cierto nivel, se ponga un arancel.

Esas son las tres formas de protegerse de efectos adversos en los productos sensibles.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas