Toc, Toc, Toc, abran las puertas

Toc, Toc, Toc, abran las puertas

El país ha sido testigo en las últimas semanas de una abundante cantidad de artículos, reportajes, editoriales y comentarios en todos los medios escritos, televisados y radiales, que están relacionados con el pacto fiscal, la austeridad, el FMI, la crisis eléctrica, el financiamiento del déficit, las deudas del gobierno y la desarticulación de prácticamente todos los agregados macroeconómicos.

En realidad, a la mayoría de las personas a las que uno les pregunta si entienden esos análisis y si comprenden en qué situación nos encontramos, lo único que responden es que hay un lio muy grande, que nadie dice la verdad y que vienen más impuestos para que se lo sigan robando. Es lo que se oye en las calles, en las tertulias sociales o en cualquier conversatorio. 

También esa misma mayoría opina favorablemente de Danilo Medina y reconocen sus buenas intenciones, aunque tildan a Leonel Fernández como el responsable de las fechorías cometidas con el dinero público, que nos han llevado a otro rescate del FMI. Ya muchos se olvidaron que parte de esas fechorías hicieron que el PLD ganara las elecciones. Pero así somos. 

¿Qué significado tiene esa percepción? Es muy buena para Danilo Medina porque siendo un gobierno casi similar al de su predecesor, conserva aun el favor de la ciudadanía, incluyendo a los líderes de los principales partidos de oposición. Eso facilita el consenso para los retos que vienen por delante.

El FMI le dará su mano al gobierno porque apenas tienen un mes en el poder pero será a cambio de un doloroso apretón. Lo que no es seguro es si Danilo Medina tomará esa mano o preferirá a cambio un simple saludo a distancia llamado “monitoreo”.  

La única verdad es que en cada inicio de gobierno del PLD (2004, 2008 y 2012) se ha necesitado un rescate del FMI, y eso sucede solo cuando la economía está en serio problemas. Aun sin crisis bancaria, con 6 años de alto crecimiento (PIB por encima del 7% anual) y 4 reformas fiscales que quintuplicaron el monto del presupuesto respecto al 2004, la misma gente sigue decomisando el erario público, con la mitad del país empobrecido y una crisis de valores que no tiene madre. Eso también es una sofisticación.

El problema es que los ajustes que vienen son muy duros y no se podrán consensuar si antes no se le aclara al país cual es la verdadera dimensión de la crisis. Como lo hizo el Vicepresidente de la CDEEE, que abrió las puertas de su despacho revelando con suficientes claridad, el desastre financiero y administrativo que dejó su predecesor.

Pero abrir muchas puertas sería catastrófico para las aspiraciones futuras de Leonel Fernández, quien no vacilaría, con su arrogancia habitual y su ambición de poder, castigar a Danilo volcando al partido y al congreso en contra de sus iniciativas. De hecho, ya hay voceros del leonelismo que le exigen al gobierno conservar la imagen inmaculada de ese nuevo Padre de la Patria.

De manera que el Presidente tiene una misión difícil. O se enfrenta a Leonel, que lo ayudó a ganar las elecciones para después abrirle un profundo hoyo que malograra su gestión o se enfrenta al país, que respalda sus primeras iniciativas y confía en sus promesas de transparencia, aunque con un lamentable borrón y cuenta nueva.

La pregunta es ¿qué camino tomará el Presidente? De eso dependerán sus próximos años de gobierno porque sin un ajuste profundo en la economía, la alfabetización, el financiamiento a las Pymes y otras promesas de campaña   serán cuentos de hadas.

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