Todavía  

Todavía  

Hay muchos parámetros para medir la pobreza y el subdesarrollo, pero, para los que no somos economistas, sociólogos o demógrafos, existen hechos que  hablan incuestionablemente de miseria y falta de progreso, como la circunstancia de que, todavía, algunas congregaciones religiosas transportan a sus miembros en destartaladas camionetas, amontonados como cualquier carga de almacén, dando origen a tragedias humanas como la reportada por El Nacional del 25 de febrero pasado, ocurrida en el tramo carretero entre Maimón e Imbert, con saldo de diez muertos, incluidos dos niños.

La práctica de destruir a martillazos los ataúdes en algunas comunidades para desalentar el robo de los mismos por miserables ciudadanos convertidos en buitres, sumado al hecho de que la camioneta que transportaba a los feligreses aparece en la foto del periódico con señales de saqueo, reflejan que la indolencia, la delincuencia y el vandalismo, prohijados por la miseria, persisten en el país.

Los viajes en yolas hacia Puerto Rico, en busca del “sueño americano” (que algunos creen que hay que estar “durmiendo” para creérselo) son otro referente inobjetable de la pobreza y la desesperación. Léase la información en el periódico Hoy del 25 de febrero pasado sobre el arresto de 76 dominicanos y  seis cubanos intentando llegar a la vecina isla.

Si la miseria y/o el subdesarrollo todavía motorizan actos como amontonar en vehículos de carga a seres humanos, romper ataúdes para que no los roben y cruzar el Canal de la Mona en yolas, está claro que todavía nos queda mucho trabajo por hacer, mucha conciencia que crear y mucho desarrollo por favorecer. Necesitamos hacer una larga fila. Lo difícil, todavía, es encontrar quién merezca encabezarla.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas