Todo el poder

Todo el poder

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
El Partido de la Liberación Dominicana obtuvo una mayoría muy importante en las elecciones congresuales y municipales efectuadas el mes pasado.

La mayoría de la matrícula del Senado y de la Cámara de Diputados pertenece, ahora, al Partido de la Liberación Dominicana. Lo mismo ocurre con la mayoría de los ayuntamientos del país: pertenecen al PLD. El Partido de la Liberación Dominicana, que en 1978 obtuvo menos de 20 mil votos, se ha convertido en una organización que cuenta con el favor de la mayoría de los dominicanos.

Para ello ha trillado el camino de otras organizaciones que en el pasado lograron obtener el poder mediante el empleo de métodos que, durante décadas, habían criticado acremente.

El uso de la fuerza, el convencimiento de personas para que dejaran sus partidos y pasaran al PLD se hizo mediante los mismos procedimientos que se combatían en el pasado.

Las mieles de las cumbres, a las cuales tuvieron acceso luego de mandar a paseo los principios y el discurso de mucho tiempo, al amparo de la muleta del presidente Joaquín Balaguer, fueron tan dulces que al volver al poder tienen una óptica diferente.

Ahora tienen conocimiento de los intríngulis del poder, ya no son unos improvisados que pasaron de la calle a ministerios cuyas funciones no entendían. Ahora es diferente.

Ahora sí que saben cómo se ejerce el poder y para qué se usa y con qué fines.

Quizá la inexperiencia de 1996 fue lo que produjo la derrota en las urnas en 1998. Entonces no sabían cómo y tenían escrúpulos de hacer lo que ahora hicieron y defienden con uñas y dientes.

Si ayer era un grupo de jóvenes soñadores, con una visión del poder para ponerlo a beneficio del pueblo, ahora ya hay una experiencia acumulada.

Parte de esa experiencia es la que permitió que muchos de sus dirigentes no trabajaran para ganar el sustento en el período 2000-2004, sin que antes se les conocieran bienes de fortuna.

La acumulación originaria fue realizada al amparo del poder, salvo algunos que pueden demostrar lo contrario.

Para el 2000 perdieron las elecciones debido a la crisis económica que se lleva cualquier gobierno de encuentro.

Esa misma crisis económica, fruto de la quiebra de importantes bancos del país y de una combinación de factores, entre los cuales está el desgaste que sufren los gobiernos, el alza en los precios del petróleo y una campaña mediática bien orquestada, facilitó la vuelta al poder vendiendo una esperanza.

Ahora tienen todo el poder. Llegó el momento de hacer realidad la esperanza. Llegó el momento de cumplir con todas las promesas de los últimos años. Ya no tienen que hablar, tienen que hacer. Ya las palabras sobran, llegó el momento de las realizaciones.

Mientras no tenían el poder culpaban a los otros, a los que compartían el pastel con ellos. Ahora que manejan el pastel tienen la oportunidad de hacer todo lo que dijeron que harían.

Tienen la oportunidad. Háganlo como crean que es bueno. Recuerden que al final, a la hora de pasar balance, los pueblos tienen extrañas formas y conductas que en ocasiones los políticos no saben interpretar. No basta con decir que se actúa bien, hay que convencer al pueblo.

Lo que hay que ser es mejor, decía Andrés Eloy Blanco, y no decir que se es bueno.

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