Todo el poder para los cabildos

Todo el poder para los cabildos

La Liga Municipal Dominicana ya se encuentra  notablemente devaluada  ante los ojos de la opinión pública, que resulta algo así como un pedestal  para la  principalía y el lujo personal a voluntad  de quien ocupe el trono. Lo de organismo asesor y de funciones aglutinadoras de las dispersas autoridades edilicias es solo una apariencia. Pero los partidos políticos y algunos de sus conspicuos dirigentes han apoyado con descaro esta falsedad orgánica. Todos a una codician el cargo mayor o se transan para tomar el usufructo del caudal de la Liga, de cuya aplicación, supuestamente institucional, no suelen verse frutos. Ya está bueno de parodia a costa de los infelices  y desconsiderados contribuyentes.

La Liga debería servir para algo o morir. La Asamblea  Extraordinaria de Alcades, al buscar un sucesor de don Amable en la Secretaría General (sucesión cuasi monárquica en función de sangre y estirpe) dispuso a su vez -y suponemos que con algo de sonrojo- que una comisión se ocupe de inmediato de modificar  el reglamento de la Liga, cuestión  de hacerla siquiera un poco aceptable. Alguien, de postura más radical, sometió un proyecto de ley para hacerla desaparecer. Sin embargo, no sería mala idea que el pleno de los ayuntamientos  del país  establezca un sistema de toma de decisiones periódicas  para mantener intervenido al tal organismo con el reto de demostrarle al país que puede resultar de alguna utilidad.

El trujillismo choca con la ley

Las sociedades y los Estados tienen que protegerse de los ejercicios políticos  que a través de la historia resultasen  de demostrada nocividad y babarie. El nazismo está totalmente proscrito en Europa y gran parte del mundo. La estela de destrucción y genocidios que produjeron   la locura y egolatría  de Adolfo Hitler condenaron para siempre su identidad y objetivos. Lo mismo ha de  ocurrir con la tiranía de  Trujillo que aplicó todas las formas perversas posibles  para esclavizar a esta nación.

Es inaceptable  que se pretenda, en nombre  de visiones anti históricas, colocar a Trujillo en un lugar digno en el presente. Y mucho menos que se quiera invocar para lograrlo el respeto a las libertades de expresión y  participación política. Lo prioritario  es invocar los horrores sin medida que se padecieron a causa del  Trujillismo, todavía ilegal, para que esta sociedad se mueva siempre en el sentido de impedir que resurja.

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