Todo en Bosch es historia

Todo en Bosch es historia

Todo en Bosch es historia. Si no fuese por ello, este aclarando, que no “polémica”, alrededor de quién puso o no un título a una canción, sería banal. Por ello me veo de nuevo precisado a dar respuesta, esta vez, al precipitado juicio que sobre “la Gaviota” y mis afirmaciones con respecto al titulado de la bella Criolla, hace Bernardo Vega en su carta del miércoles 2 de Julio. Cuando se produce la carta de respuesta de Bosch al Sr. Vega, hacía años largos que habíamos grabado “La Gaviota” (unos ocho o más años antes).

Lo que refleja la misma no es más que la aceptación instintiva y de rutinaria complacencia en Bosch frente a lo que era ya el bautismo consumado y el título emblemático generalizado en el pueblo, del que ni el propio Bosch tenía interés, ni podía ya librarse. Es una prueba contundente, definitiva y rotunda, de la aceptación sin reservas de Bosch por el cambio de nombre a su criolla. La comprobación no es difícil, sobreviven actores que pueden dar fe de ello, además del titulado de la antigua grabación de Fellita y Colás, que algún discómano debe conservar.

 Como jaque–mate a estas incisivas preocupaciones y bálsamo para que se alivien sus urticantes prejuicios por la verdad histórica, estoy mostrándole dos partituras del arreglo original hecho por el maestro Jorge Taveras (trompeta y batería) hace treinta o más años, que oportunamente aparecieran en mis viejos archivos de música, donde se destaca, en letra del maestro Taveras, el título: “Anhelos”, lo que demuestra el nombre original que mostraba aquella copia minúscula que de su libreta sagrada desprendiera y me entregara Euclides Gutiérrez y que yo pasara por teléfono a Jorge Taveras aquella denominación al instante, luego que Bonaparte Gautreaux me transmitiera su música aquella misma tarde. En la parte baja del papel de batería aparece el nombre de la criolla de Balaguer: “Lucía” como un aviso al músico de que luego de “Anhelos” cerraríamos con la bella página de Joaquín Balaguer en el programa de aquel día. Entre paréntesis aparece en letra mía de cajón el titulo con que yo, atrevidamente, la bautizara luego: “La Gaviota”.

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