Todo lo que debe saber sobre
el cáncer del cuello del útero

Todo lo que debe saber sobre <BR>el cáncer del cuello del útero

El cuello uterino es la parte inferior, estrecha, del útero. El útero, un órgano hueco, en forma de pera, está ubicado en el abdomen inferior de la mujer, entre la vejiga y el recto. El cuello del útero forma un canal que desemboca en la vagina, la cual conduce al exterior del cuerpo.

¿Qué es el cáncer?

El cáncer es un grupo de muchas enfermedades relacionadas. Estas enfermedades empiezan en la célula, la unidad básica de vida del cuerpo. Las células tienen muchas funciones importantes en todo el cuerpo. Normalmente, las células crecen y se dividen para formar nuevas células en forma ordenada. Ellas llevan a cabo sus funciones por un tiempo y luego mueren. Este proceso ayuda al cuerpo a mantenerse sano. Algunas veces, sin embargo, las células no mueren. Al contrario, siguen dividiéndose y creando células nuevas que el cuerpo no necesita. Estas células que no son necesarias forman masas de tejidos adicionales, lo que se dice un crecimiento o tumor. Los tumores pueden ser benignos o malignos.

• Los tumores benignos no son cáncer. Generalmente se pueden operar y, en la mayoría de los casos, no vuelven a aparecer. Pero, lo más importante es que las células de los tumores benignos no invaden otros tejidos y no se esparcen a otras partes del cuerpo. Los tumores benignos no son una amenaza para la vida. Los pólipos, quistes y verrugas genitales son tipos de crecimientos benignos del cuello uterino.

• Los tumores malignos son cáncer. Las células de estos tumores son anormales. Estas células se dividen sin control y sin orden, y no mueren. Pueden invadir y dañar tejidos y órganos cercanos. Las células cancerosas pueden también desprenderse de un tumor maligno y entrar en el torrente de la sangre y del sistema linfático. Así es como el cáncer del cuello del útero se disemina a otras partes del cuerpo, tales como a los ganglios linfáticos cercanos, al recto, a la vejiga, a los huesos de la columna y a los pulmones. Cuando el cáncer se esparce, se le llama metástasis. ¿Qué es el cáncer de cuello uterino?El cáncer del cuello uterino también se llama cáncer cervical. Como sucede con la mayoría de los cánceres, se les da el nombre por la parte del cuerpo en donde empiezan. Los cánceres del cuello del útero también se llaman de acuerdo al tipo de células en donde empezaron. La mayoría de los cánceres del cuello del útero son carcinomas de células escamosas. Las células escamosas son delgadas, planas, y forman la superficie del cuello uterino. Cuando el cáncer se disemina a otras partes del cuerpo, el tumor nuevo tiene la misma clase de células anormales y el mismo nombre que el cáncer original (primario). Por ejemplo, si el cáncer cervical se disemina a los huesos, las células cancerosas en los huesos son células cancerosas del cuello del útero. La enfermedad se llama cáncer cervical metastásico (no es cáncer óseo). NOTA: El cáncer del cuello uterino es diferente del cáncer que empieza en otras partes del útero y requiere un tratamiento diferente. El tipo más común de cáncer del útero empieza en el endometrio, el revestimiento del órgano.

Condiciones precancerosas y cáncer del cuello del útero

• Las células de la superficie del cuello del útero algunas veces aparecen anormales pero no cancerosas. Los científicos creen que algunos cambios anormales en las células del cuello del útero son el primer paso en una serie de cambios lentos que pueden conducir al cáncer años más tarde. O sea, algunos cambios anormales son precancerosos; pueden hacerse cancerosos con el tiempo. Al pasar de los años, los médicos han usado términos diferentes para referirse a cambios anormales en las células de la superficie del cuello uterino. Un término que se usa ahora es el de lesión intraepitelial escamosa, SIL por sus siglas en inglés (la palabra lesión se refiere a un área de tejido anormal; intraepitelial significa que las células anormales están presentes sólo en la capa de la superficie de las células). Los cambios en las células se pueden dividir en dos categorías: Lesión intraepitelial escamosa de grado leve se refiere a cambios precoces en el tamaño, forma y número de células que forman la superficie del cuello uterino. Algunas lesiones de grado leve desaparecen por sí mismas. Sin embargo, con el tiempo, otras lesiones pueden hacerse más grandes o hacerse más anormales, formando una lesión de grado grave (vea más adelante). Las lesiones precancerosas de grado leve también se llaman displasia leve o neoplasia intraepitelial cervical l (CIN 1, por sus siglas en inglés). Tales cambios precoces en el cérvix ocurren con más frecuencia en mujeres de 25 a 35 años de edad pero pueden aparecer en otros grupos de edad también.

• La lesión intraepitelial escamosa de grado grave significa que hay un gran número de células precancerosas; se ven muy diferentes de las células normales. Del mismo modo que las lesiones intraepiteliales escamosas de grado leve, estos cambios precancerosos implican sólo células en la superficie del cuello del útero. Las células no se harán cancerosas y no invadirán las capas más profundas del cérvix por muchos meses, tal vez años. Las lesiones intraepiteliales escamosas también se llaman displasia moderada o severa, CIN 2 ó 3, o bien carcinoma in situ. Estas lesiones se presentan con más frecuencia en mujeres de 30 a 40 años de edad pero pueden aparecer en otros grupos de edad también.

• Si las células anormales se diseminan con más profundidad dentro del cuello del útero o a otros tejidos u órganos, la enfermedad se llama entonces cáncer cervical o cáncer cervical invasor. Ocurre con más frecuencia en mujeres de más de 40 años de edad.

Detección temprana

Si todas las mujeres tuvieran exámenes de la pelvis y pruebas de Pap, (abreviación de Papanicolaou) con regularidad, se detectarían la mayoría de las condiciones precancerosas y se tratarían antes de que se desarrollara el cáncer. De esa forma, se podrían prevenir la mayoría de los cánceres invasores.

Cualquier cáncer invasor que se presenta ahora, habría sido encontrado en una etapa temprana, curable.

En un examen de la pelvis, el médico examina el útero, la vagina, los ovarios, las trompas de Falopio, la vejiga y el recto. El médico siente estos órganos buscando cualquier anormalidad en su forma o tamaño. Se usa un espéculo para ensanchar la vagina, para que el médico pueda ver la parte superior de la vagina y el cuello del útero o cérvix.

La prueba de Pap es una prueba sencilla, sin dolor, para detectar células anormales en el cuello uterino o en su derredor. La mujer deberá presentarse para esta prueba cuando no esté menstruando; el mejor tiempo es entre 10 y 20 días después del primer día de su período menstrual. Dos días antes de la prueba de Pap, ella deberá evitar hacerse lavados vaginales o usar espumas, cremas o lubricantes espermicidas, o medicinas para la vagina (a excepción de lo que ordene el médico), lo cual podría lavar u ocultar cualquier célula anormal. Una prueba de Pap se puede hacer en el consultorio del médico o en una clínica de salud. Se usa un raspador de madera (espátula) y un cepillo pequeño para recoger una muestra de células del cuello del útero y de la parte superior de la vagina. Las células se colocan en un portaobjetos de vidrio que se envía al laboratorio médico para que se examine si hay cambios anormales.

La forma como se describen los resultados de la prueba de Pap está cambiando. El método más nuevo es el Sistema Bethesda. Los cambios se describen como lesión intraepitelial escamosa de grado leve o de grado grave. Muchos médicos piensan que el Sistema Bethesda proporciona información más útil que el sistema anterior, el cual usa números que van de clase 1 a clase 5. (En la clase 1, las células en la muestra son normales, mientras que la clase 5 se refiere a cáncer invasor). Las mujeres deben pedir al médico que explique el sistema usado en su prueba de Pap.

Las mujeres deben hacerse examinar regularmente, incluyendo un examen de la pelvis y una prueba de Pap, si son activas sexualmente o lo han sido, o si tienen 18 años o más. Las que tengan un riesgo mayor de desarrollar cáncer del cuello del útero deben tener cuidado especial en seguir la recomendación de su médico en cuanto a los exámenes. Las mujeres que han tenido una histerectomía (cirugía para quitar el útero, incluyendo el cérvix) deben pedir el consejo del médico acerca de la frecuencia de los exámenes pélvicos y las pruebas de Pap.

Diagnóstico

El examen pélvico y la prueba de Pap permiten al médico detectar los cambios anormales en el cérvix. Si estos exámenes muestran que hay presente una infección, el médico trata la infección y después de un tiempo repite la prueba de Pap. Si el examen o la prueba de Pap sugieren algo más que una infección, el médico puede repetir la prueba de Pap y hacer otras pruebas para encontrar el problema.

La colposcopia es un método usado ampliamente para examinar el cuello del útero para áreas anormales. El médico aplica una solución como de vinagre al cérvix y luego usa un instrumento que parece un microscopio (llamado colposcopio) para mirar de cerca el cérvix.

El médico puede entonces cubrir el cuello uterino con una capa de solución de yodo (un procedimiento que se llama prueba de Schiller). Las células sanas adquieren un color café; las células anormales adquieren un color blanco o amarillo. Estos procedimientos pueden hacerse en el consultorio del médico. Es posible que el médico quite una pequeña cantidad de tejido cervical para que sea examinado por un patólogo.

Este procedimiento se llama biopsia. En un tipo de biopsia, el médico remueve pedazos pequeños de tejido cervical mediante un instrumento que pellizca el tejido. Otro método usado para obtener una biopsia se llama procedimiento de excisión electroquirúrgica con asa (LEEP por sus siglas en inglés). En este procedimiento, el médico usa un aro de alambre eléctrico para rebanar un pedazo delgado y redondo de tejido. Estos tipos de biopsias se pueden hacer en el consultorio del médico usando anestesia local.

SINTOMAS

Los cambios precancerosos del cuello del útero o cérvix generalmente no causan dolor. De hecho, generalmente no causan síntoma alguno y no se detectan al menos que la mujer tenga un examen pélvico y una prueba de Pap.

Los síntomas generalmente no aparecen hasta que las células cervicales anormales se hacen cancerosas e invaden el tejido cercano. Cuando esto sucede, el síntoma más común es un sangrado anormal. El sangrado puede comenzar y detenerse entre períodos menstruales regulares o puede ocurrir después de relaciones sexuales, de lavado vaginal o de un examen pélvico. El sangrado menstrual puede durar más tiempo y ser más abundante que de costumbre.

El sangrado después de la menopausia también puede ser un síntoma de cáncer cervical. Una mayor secreción vaginal es otro síntoma de cáncer cervical. Estos síntomas pueden ser causados por cáncer o por otros problemas de salud. Sólo un médico puede determinarlo con seguridad. Es importante que la mujer vea al médico si ella tiene alguno de estos síntomas.

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