En Cristo, Dios nos había escogido de antemano para que tuviéramos parte en su herencia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según la determinación de su voluntad. Efesios 1: 11
Dios, al entregar a Su Hijo amado Jesucristo, nos demostró el gran amor que nos tiene. Él estaba dispuesto a todo para que nuestra herencia no fuese robada. Pero este hecho tan significativo que cambió la historia de la humanidad parece que se nos ha olvidado, porque seguimos permitiéndole al enemigo que continúe robándonos y no nos levantamos a defender lo que por derecho legal nos corresponde.
Para esto fue enviado Jesús, a vencer al maligno. Hace dos mil años fue vencido, por lo que el pueblo de Dios tiene que levantarse en fe, declarando que todo lo que le fue robado será devuelto siete veces, y no permitirle más que siga destruyendo e interponiéndose en nuestros caminos.
Tomemos la espada, que es la Palabra, y declaremos todos los días sobre vida, matrimonio, hijos, finanzas, negocios, trabajo, proyectos, etc., que están bajo la sombra del Omnipotente y que ningún mal sobrevendrá, puesto que Él envía a Sus ángeles para que nos guarden en todos nuestros caminos… Porque todo lo que fue hecho en los Cielos se hará en la tierra.