Todo poder necesita contrapeso

Todo poder necesita contrapeso

El periodista español Pedro Tarquis planteó que el buen funcionamiento de una democracia o de una institución, cualesquiera que sea, está íntimamente relacionado con la capacidad de establecer fuerzas alternas de control.

Él sostiene que por naturaleza todos los seres humanos somos corruptos y que, dada esa condición, no se debe delegar en la confianza el manejo de las cosas. En una nación con buenos niveles de conocimientos esto sería algo que los ciudadanos tomarían muy en cuenta.

Constituye un gran riesgo colocar todo el poder en una sola mano.

Un sistema democrático para que opere de manera eficiente necesita de una gran variedad de fuerzas vivas que funcionen con total independencia y con garantías. El partido en el poder requiere de otras organizaciones políticas y de diversas entidades que vigilen el funcionamiento de la cosa pública y  que sean capaces de denunciar y llamar la atención cada vez que se note un descarrilamiento. Sería sumamente favorable si la diversidad estuviera presente, además, dentro del manejo del Estado. En esa conformación saludable del contrapeso, la prensa juega un papel de capital importancia. Los procesos históricos lo demuestran de manera clara. No ha sido una ni dos las veces que la prensa ha tenido que hacerle frente a un funcionario, ministro o mandatario que ha querido vulnerar los principios y los intereses del pueblo. Han existido situaciones en las que los medios han sido la única esperanza.

Las consecuencias son devastadoras las veces que la prensa merma su capacidad de acción, ya sea por decisión propia, ataques de sectores oscuros, falta de garantías o por intereses particulares. En pro de la eficiencia y el buen funcionamiento institucional, debe ser siempre obligatorio todo elemento generador de contrapeso en el ejercicio del poder. 

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