Todo sobre la urticaria

Todo sobre la urticaria

Doctora Felicia Berroa, MD, PhD
Alergología e Inmunología Clínica Hospital General Plaza de la Salud
Se denomina urticaria a las alteraciones de la piel en que se presenta una erupción cutánea consistente en habones (o ronchas). La urticaria puede ser localizada a un área específica del cuerpo o generalizada, en la que se ve afectada toda la superficie de la piel, acompañándose de intenso picazón.

Los habones son lesiones eritematosas (rojas), elevadas, con palidez en el centro, que desaparecen o pierden el enrojecimiento al presionarlas con el dedo, volviendo a reaparecer tras retirar la presión.

Característicamente, el habón desaparece en varias horas tras producirse, sin dejar ninguna lesión residual en el área donde estaba, y aparecen nuevas lesiones en otras localizaciones o en la misma área.
El término urticaria proviene del latín urtica, que significa “ortiga”, ya que la urticaria produce una erupción similar a la que aparece tras el contacto de la piel con la ortiga. Al contacto cutáneo con la ortiga, la planta libera de sus hojas una sustancia denominada histamina, que es la que induce la aparición del habón.

La histamina es también segregada por células presentes en el cuerpo humano. Estás células se denominan mastocitos, y contienen además otras sustancias en su interior que son liberadas tras un proceso denominado “activación mastocitaria”.

La activación mastocitaria puede producirse por múltiples causas, entre ellas una reacción alérgica, aunque en muchas ocasiones estas células se activan por causas no alérgicas, y en muchos casos, no llega a detectarse ninguna causa.

La urticaria puede dividirse en dos grandes grupos: la urticaria aguda, que es aquella que tiene una duración inferior a las seis semanas; y la urticaria crónica, que tiene una duración mayor a seis semanas.
La urticaria aguda consiste en la aparición repentina de una erupción habonosa que puede afectar una parte o toda la superficie corporal. La urticaria aguda puede acompañarse o no de angioedema.

Habitualmente se relaciona a la urticaria aguda con la ingesta de algún alimento o medicamento tomado recientemente. Sin embargo, esto no es así, ya que la reacción verdaderamente alérgica a un alimento o medicamento se produce a escasos minutos de la ingesta y se repite casi invariablemente cada vez que se vuelve a ingerir el mismo alimento o medicamento, o bien aquellos pertenecientes al mismo grupo o familia. Las urticaria de origen alérgico suele tener una duración inferior a las 24 horas, ya que una vez se administra tratamiento se resuelve en pocas horas y no vuelve a aparecer hasta una nueva exposición al agente causal.

En el 90 % de los pacientes con urticaria aguda, los habones permanecen durante dos o tres semanas, hasta su desaparición total y definitiva, relacionando los pacientes erróneamente estos episodios con la toma de algún alimento o medicamento. Estos cuadros habitualmente no se relacionan con la exposición a un alergeno en específico, si no que suelen relacionarse con procesos infecciosos subyacentes.

Las urticarias agudas son muy frecuentes. Se ha estimado que una de cada cinco personas de la población general ha sufrido un episodio de urticaria aguda alguna vez en su vida, siendo la mayoría de origen no alérgico.

Cuando aparece un episodio de urticaria aguda se debe acudir a un médico o servicio de urgencias para recibir tratamiento. Se trata con antihistamínicos como tratamiento de primera línea, y en ocasiones, según la gravedad del caso, es preciso emplear corticoides sistémicos.
En caso de urticaria aguda debe mantenerse tratamiento con antihistamínicos durante al menos una semana, ya que de lo contrario esta puede reaparecer.

En líneas generales, podemos decir que un episodio aislado de urticaria aguda, que no ha tenido ninguna complicación, no requiere una evaluación posterior por parte del médico.
Si la urticaria se repite, o ha sido acompañada de una hinchazón importante, con síntomas respiratorios, o si se sospecha que el causante ha sido un alimento o un medicamento, se requiere un estudio por parte del especialista en alergia.

Es conveniente acudir a la consulta del alergólogo con un detalle de los alimentos y medicamentos consumidos en las últimas 24 horas antes del inicio de la reacción, y aportar el tratamiento administrado en emergencias o la consulta médica anterior. Esto permite orientar de forma más eficiente el estudio alergológico.

El segundo grupo de urticarias, es el de las urticarias crónicas, las cuales se mantiene durante más de seis semanas y pueden ser espontáneas o inducibles.

Urticaria crónica: un gran  dolor de cabeza

La urticaria crónica consiste en la aparición prácticamente diaria de habones por todo el cuerpo, a veces acompañados de angioedema, que tiene una duración superior a seis semanas.

En un estudio realizado sobre la calidad de vida de estos pacientes se observó que presentan una afectación de su vida diaria similar a la de aquellas personas que han sufrido un doble doble bypass aorto-coronario.

La urticaria crónica provoca no solo las molestias propias de la enfermedad, sino que altera el ritmo de vida habitual y las actividades diarias del paciente, por la alteración estética, el disconfort generado por la picazón, la afectación del descanso nocturno y el miedo a sufrir episodios de angioedema visible en público. Otra razón por la que los pacientes tienden a cambiar sus hábitos es la búsqueda incansable de factores desencadenantes de los brotes: retiran de la dieta un gran número de alimentos, medicamentos de uso habitual o esporádico, y dejan de usar ciertas prendas de vestir, todo esto sin lograr cambios en la frecuencia ni en la intensidad de los brotes.

Como desgraciadamente la enfermedad sigue su curso, se puede originar inestabilidad emocional y angustia por solucionar el problema.

Paralelamente, al no cesar el proceso, pueden llegar incluso a pensar que es reflejo de una enfermedad más seria y profunda. Esto les lleva a realizar múltiples análisis e interminables visitas a diferentes especialistas.

La urticaria crónica no es reflejo de ninguna patología subyacente, siendo una característica de esta la normalidad de todas las pruebas a las que se somete al paciente. En rarísimas excepciones existe una enfermedad concomitante.

La causa y el mecanismo de la urticaria crónica se desconocen, pero parecen residir en el propio organismo. Se cree que no está desencadenada por ningún factor externo. En un 50 % de los pacientes se ha podido demostrar que se trata de un mecanismo autoinmune, esto es, que diferentes moléculas del propio organismo activan las células de la piel, que hacen que liberen histamina y se produzca la urticaria.

Los antihistamínicos no son efectivos en el control de la enfermedad en casi la mitad los pacientes. El uso de corticoides sistémicos puede producir mejoría, aunque solo pueden usarse en ciclos cortos debidos a los efectos secundarios. Al suspender estos medicamentos la erupción reaparece, viviéndose este hecho como un fracaso terapéutico, que aumenta la frustración del paciente.

Hay factores que pueden empeorarla: situaciones de ansiedad, toma de aspirina y otros analgésicos no esteroideos (AINEs), alimentos que liberan histamina per se cómo las especias, picantes, chocolates, fresas, etc.

Tratamiento de la urticaria crónica

En la urticaria crónica no existe un tratamiento causal. Se emplean tratamientos sintomáticos (mejoran los síntomas), pero que de momento no eliminan o cortan el mecanismo íntimo que la produce. Precisamente por este motivo, al dejar el tratamiento reaparecen las ronchas. Esto no significa que haya fracasado el tratamiento.

Es muy importante mantener el tratamiento antihistamínico de forma diaria, a pesar de que no haya habones, ya que esto permite un mejor control de la enfermedad. La urticaria crónica es una enfermedad difícil de controlar.

Como primera medida terapéutica, se iniciará tratamiento antihistamínico, siempre con control médico.
En aquellos casos en los que la respuesta no sea adecuada, se puede aumentar la dosis del antihistamínico. Si continúa sin haber respuesta al tratamiento, puede considerarse el uso de corticoide sistémico a bajas dosis, durante un corto periodo de tiempo, siempre bajo prescripción médica. Aun así, muchos cuadros de urticaria son rebeldes a los tratamientos habituales y requieren el empleo de otro tipo de fármacos.

Actualmente se están teniendo resultados muy favorables utilizando la terapia biológica.
Lo positivo de esta enfermedad es que la urticaria se desactiva por sí sola tras varios años de evolución, sin dejar ningún tipo de secuela.

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