Los años 70 cuando regresaba de Chile, me encontré que el mundo musical se restringía a tres o cuatro grupos musicales (los que dejé cinco años atrás), Félix Rosario, Rafael Solano, Johnny Ventura, y más tarde en un negocio que tenía mi hermano Casbah conocí a Wilfrido, que formaba parte de un quinteto en donde descollaba su inquietud y su juventud. Le pedí a mi hermano que rejuveneciera el grupo y que hiciera un quinteto que se llamó Wilfrido Vargas y sus Beduinos.
Hice que ingresaran a Víctor Víctor, mi amigo; Manuel de Jesús, Nachi, Chery y a Tito Guerrero. Conformado este quinteto salió a la lucha musical.
Recuerdo que los primeros dos temas se grabaron, los dos de Víctor, en el estudio de Young & Rubican Damaris. Morales y Checheo Rivera fueron los técnicos.
Los encargados de difundir el arte eran entre otros Miguel Hernández, Emely Tueni y el discutido Joseph Cáceres (1973).
Para todos era una inquietud leer todas las tardes la columna de Joseph en El Nacional, y la de Miguel Hernández en La Noticia. Los enfrentamientos entre el experimentado Miguel y el atrevido Cáceres era de fábula y llegaron a pasarse casi a vías de hecho (la farándula al rojo vivo).
Eran pocos, como poco era lo que se podía hacer, pero sus columnas eran más sustanciosas que las de hoy, tenían más de qué hablar con tampocos artistas. La seriedad de uno u otro los hacía creyentes.
El tiempo ha pasado, han proliferado grupos, solistas y demás, pero ahora es lo virtual, lleno de incapaces con cantidad de seguidores en donde se habla de establecimientos, fiestas y un grupo de divas en decadencia. Los periódicos físicos han tenido que adecuarse a lo virtual y ya horas antes de salir usted tiene las informaciones que trae.
Más luego el famoso Festival de la Voz en El Show del Mediodía con Rafael solano a la cabeza; entonces se habló más del arte dominicano, permaneció durante varias semanas y meses en la mira del pueblo.
Como siempre, quien ganó no fue el que se robó el cariño del pueblo, ganó el hoy difunto Frank Valdez, y el quinto lugar fue el de Fernandito Villalona. Su captación con su carisma en las masas populares fue algo impresionante que más tarde nosotros nos aprovechamos de eso. Después de un silencio de dos o tres años del artista para traerlo en un género distinto, el merengue, y con una banda que fue creada como lo fue Los Hijos del Rey.
No duraron 24 horas para que Wilfrido, ni corto ni perezoso, lo llevara a un estudio de grabación y pusiera a grabarlo el homenaje a Tatico Henriquez. Le dije, eso sí, es un monstruo dormido y te puede comer … Y se lo comió.
La prensa que estuvo presente ese domingo en el Agua y Luz se volcó en comentarios y se decían verdades, enriquecían el verbo de las columnas.
Por eso, como dice la frase: Todo tiempo pasado fue mejor.