Todo verso español termina en palabra/llana/

Todo verso español termina en palabra/llana/

– II- Vimos en la entrega anterior que la terminación de cada línea o de cada verso en lengua española es de acentuación /llana/.

Escogimos la palabra final en la primera estrofa del “Soneto del dulce nombre”, del argentino Francisco Luis Bernárdez, cuya cuarteta inicial contiene, como último término del primer verso: derrama; segundo: luego; María, y cuarto: llama. Además riman: Derrama con llama (primero y cuarto) y fría y María, segundo y tercero, pero señalamos que este análisis no se trataba de la rima en la estrofa, sino de otros aspectos, que continuamos ahora.

El segundo ejemplo que ofrecimos fueron las dos primeras estrofas de un poema intitulado “El querer”, de Manuel Machado, cuya segunda estrofa reza:

“Me he enamorado de ti /y es enfermedad tan mala/ que ni la muerte la cura/, según dicen los que aman”.

Si contásemos sílaba por sílaba, en la primera línea tendríamos nueve sílabas. Igual sucedería en el tercer verso.

La creación literaria, llamada versificación, tiene otros intríngulis que, a veces ejecutamos por inspiración, costumbre o talento insospechado, que nos inclinan, pero que en multitud de ocasiones apenas nos damos cuenta o lo hacemos sin notarlo, en aplicación de los usos del lenguaje o las normas de la gramática.

Veamos el caso de la medición de los versos. Rubén Darío, nicaragüense, al darle inicio al poema “Juventud, divino tesoro”, en su obra “Cantos de vida y esperanza”, dice:

Juventud divino tesoro. / ya te vas para no volver. /

Cuando quiero llorar, no lloro, / y a veces lloro sin querer.

La composición comienza con un verso de tres palabras, cada una con tres sílabas: tres por tres equivale a nueve (09); al final, palabra llana. Sigue con:

/Ya te vas para no volver/. Se cuentan ocho (08) sílabas, final: término agudo.

El tercer verso: /Cuando quiero llorar, no lloro/: una a una dan nueve sílabas, denominado: eneasílabo, igual a la cantidad del primero.

El cuarto verso: Y a veces lloro sin querer. ¿Nueve sílabas? Parece un desajuste, aunque la estrofa suena pertinente, rítmica, acompasada: agradabilísima.

Revisemos: La segunda y la cuarta sílaba concluyen en voces /agudas/, una terminación fuerte que representa persistencia y duración en cada uno de estos dos versos. Los otros, primero y tercero, terminación /llana/, es un equilibrio entre versificación final aguda y terminación esdrújula: la primera, alarga la consistencia del sonido; la segunda, lo acorta. (A las voces llanas o graves, además las llamamos de acentuación breves.)

¿Qué sucede cuando la terminación es palabra esdrújula? Veamos:

“Los caballos eran fuertes, / los caballos eran ágiles (José Santos Chocano, autor peruano).

El primer verso contiene ocho sílabas, versificación octosílaba. El segundo, cuenta con nueve sílabas. Pero esa línea termina en palabra esdrújula. Como ese verso contiene al final un término esdrújulo, el verso se debilita, ya que la elevación del tono de la voz, al estar alejada de la terminación de esa línea, pierde fuerza, entonces se le resta una sílaba. De modo, pues, que: /Los caballos eran ágiles/, en lugar de nueve, sólo cuenta ocho sílabas, como el verso anterior.

Equívale a decir: Verso que termina en una palabra aguda, se le agrega una sílaba. Verso que termina en una palabra esdrújula, se le resta una sílaba.

 

 

Publicaciones Relacionadas