Nuestro presidente, Luis Abinader, ha iniciado en menos de seis meses, más de 70 iniciativas constructivas que gradualmente repercutirán en beneficio de todos sus gobernados, repercutiendo en la alta favorabilidad ganada por esas iniciativas, tendentes a redituar gradual.
Conocido por todos los retos de nuestro gobernante, que es el reto de todos los dominicanos comprometidos con una democracia incontaminada de corrupción, conforme reitera postula.
Uno de los retos es una obligatoria e ineludible reforma fiscal, con el planeamiento de lograr recursos sustentables de requerimientos destinados a obras sociales impostergables, estimándose gravar a los más pudientes, con cargas fiscales pendutantes entre 18 y 20 por ciento.
Conforme avanzó el ministro administrativo de la Presidencia, José Manuel Paliza el día 11, la reforma fiscal será una pieza completa y no un parche recaudador.
El magnate norteamericano Morris Pean exhortó al presidente Joe Biden emular a su colega argentino Alberto Fernández, que en diciembre último dispuso nuevos impuestos a las grandes fortunas argentinas como alternativa a paliar los enormes déficits causando por covid 19, que gravará a más de doce mil ricachones.
Pean añadió que la cultura de pagar impuestos es el soporte principal de cómo es posible vivir en Estados Unidos, lanzando una velada censura a la cultura evasiva, tenida como norma y privilegio de empresarios que no creen en sus países, sino solo en ellos.
Nuestro gobernante trabajará para diluir lo más posible esa corrosiva ignominiosa y criminal cultura en beneficio de unos pocos, perjudicando a tantos.