Muchas veces los líderes, dirigentes, estadistas, dicen y hacen cosas porque así se lo recomiendan sus más allegados colaboradores. Ellos, con tantas responsabilidades, teniendo su tiempo repartido entre tantas actividades, se ven forzados a confiar en lo que sus entornos les informen, aunque no estén ajustados a la verdad absoluta.

 Para eso se crean los equipos asesores,  para que  se ocupen del día a día, los mantengan informados y poder establecer las estrategias a seguir, pero cuando producto de desinformación o  informaciones  incorrectas, tienen que recomendar acciones a sus líderes o estadistas,  sin darse cuenta, los colocan en posiciones difíciles,   que de alguna forma tienen luego que enmendar, aún cuando  la responsabilidad de los errores sea de quienes dieron las informaciones incorrectas.

 Luego de la Convención que escogió a su candidato presidencial el pasado 6 de marzo, todas las  acciones dentro del PRD, desde cualquiera de los sectores que lo conforman o que  en este momento actúan ante el escenario público, deben estar enmarcadas dentro de  un clima de sensatez y compañerismo que conduzcan a la deseada unidad y concertación, como  vía de fortalecer las posibilidades de triunfo en las elecciones del año entrante.

Ese no es solo el deseo de la mayoría  que integra ese gran partido, sino de otra parte importante de la sociedad que sin pertenecer al PRD entienden que es la única alternativa viable para producir un cambio político que garantice paz, estabilidad y reformas que puedan ofrecer más equidad y sobre todo esperanzas hacia un futuro mejor.

Los pasos que se dan en búsqueda de entendimientos para ponerle fin a las desavenencias producidas luego de conocidos los resultados de la Convención, es altamente apreciada por todos los que tienen la fe puesta en el cambio, pero tienen que ser fortalecidos por las acciones grupales e individuales de todos los que de alguna forma tienen tareas asignadas dentro de la más vieja organización democrática del país.

Hay que señalar que  Hipólito Mejía como  candidato ganador en la Convención, indudablemente ha adoptado una postura de reconocida prudencia, dando tiempo a que se pueda lograr el entendimiento necesario para emprender una campaña política conjunta e integradora de todos los sectores, que al mismo tiempo permita aglutinar otros sectores que sin pertenecer a la organización, desean cambios.   Igualmente hay que advertir que Miguel Vargas ha adoptando en este tramo, una actitud que se puede considerar como facilitadora en procura de un posible acuerdo pos electoral, aunque algunos de sus seguidores insisten en  pronunciamientos que pudieran ser calificados incongruentes o  como excusas para justificar posibles errores.

En estos momentos cualquier posible obstáculo en procura de la unificación y el entendimiento debe ser eliminado del camino. Es hora de actuar con sensatez, olvidar  un tanto el pasado y dedicarle todo el tiempo al presente y el futuro, labrando el camino de la unidad y la concertación.