Todos los días para la mujer

Todos los días para la mujer

Todos los días de nuestra existencia debieran ser dedicados a honrar a la mujer, y si son madres, de manera más especial, puesto que esa condición las eleva a un peldaño de superioridad tan sublime que solo está reservado a ellas.
Mucho se ha escrito y se escribirá en ocasión de conmemorarse ayer el Día Internacional de la Mujer, celebrado en reconocimiento a los aportes de las trabajadoras del mundo y ratificado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año 1975.
Pasada la fecha y sus celebraciones, se vuelve a la rutina y al olvido de las exaltaciones que por pose, conveniencias, costumbre o demagogia se tributan a la mujer, a veces por individuos que en sus hogares, oficinas o lugares de trabajo, las tratan desconsideradamente.
La mujer, al igual que las rosas, es una manifestación sublime de la naturaleza, pero hay que tratarla con delicadeza porque, así como las rosas tienen espinas, la mujer tiene una sensibilidad que la hace reaccionar ante el trato inadecuado de los hombres.
Por ignorancia o poca educación, muchos conciben el maltrato a la mujer solo en el ámbito de lo físico, sin detenerse a pensar que hay un maltrato igual de repudiable como es el que se ejerce con palabras hirientes y actitud grosera y poco considerada.
Honrar y tratar bien a la mujer debe ser una constante en la vida de todo hombre pues el hecho de llegar al mundo a través de un ser de tan especial, debe conllevar una gratitud extensible a todas las mujeres del mundo, sin cuya presencia no existiría la sociedad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas