Todos los días, todas las mujeres, todos los derechos

Todos los días, todas las mujeres, todos los derechos

En la República Dominicana, como en muchas otras partes del mundo, las mujeres enfrentan desafíos diarios que afectan su bienestar, su libertad y su capacidad para ejercer plenamente sus derechos. A pesar de los avances alcanzados en las últimas décadas, las desigualdades de género siguen siendo una realidad que limita las oportunidades y el desarrollo de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.

Por ello, pienso que la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades no debe limitarse a una fecha en el calendario, como el 8 de marzo, sino que debe ser una constante que involucre a toda la sociedad, todos los días del año.

Una de las principales áreas en las que persisten las desigualdades de género en la República Dominicana es el mercado laboral. Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), la brecha salarial de género en el país sigue siendo una realidad. En 2021, las mujeres ganaron, en promedio, un 16,2% menos que los hombres.

A pesar de que las mujeres representan un 51.3% de la población, solo el 39% ocupa cargos de responsabilidad en las empresas, lo que refleja la limitación de acceso a puestos de liderazgo y toma de decisiones.

Esta disparidad se ve reflejada en sectores clave como el de la educación, la salud y el comercio, donde las mujeres siguen siendo mayoritarias en los trabajos informales y con menos estabilidad.

Asimismo, a pesar que las mujeres representan una parte significativa de la fuerza laboral, muchas veces se les asignan trabajos informales o precarios, lo que las coloca en una situación de vulnerabilidad económica.

Además, la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad en la que las mujeres dominicanas enfrentan una desventaja, incluso con niveles educativos similares.

Otro tema crítico que sigue afectando a las mujeres en la República Dominicana es la violencia de género. La violencia doméstica, el acoso sexual y los feminicidios son problemáticas profundamente arraigadas en la sociedad dominicana, que siguen afectando a cientos de mujeres. A propósito, en el Congreso Nacional hay un proyecto de ley que fue impulsado por el Ministerio de la Mujer que podría hacer frente a la situación de violencia todavía sigue “engavetado”.

Las denuncias de violencia a menudo quedan sin respuesta adecuada, y las víctimas se enfrentan a un sistema judicial que no siempre las respalda ni ofrece las soluciones necesarias.

El acceso a la salud reproductiva y los derechos sexuales también es una cuestión de desigualdad de género que afecta a muchas mujeres y niñas  en el país. Todavía las  mujeres enfrentan barreras económicas, culturales y sociales para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad.

La falta de educación sexual integral y el estigma asociado a ciertos temas, como la falta de aprobación del aborto en tres causales en el Código Penal, siguen limitando la capacidad de las mujeres para tomar decisiones informadas sobre su propio cuerpo y su  salud en situaciones de riesgo.

Según la Encuesta Nacional de Hogares 2018, aproximadamente un 18.5% de las mujeres en edad fértil no tienen acceso a métodos anticonceptivos, lo que refleja una falta de información y recursos para tomar decisiones informadas sobre su salud reproductiva.

También los estereotipos de género siguen siendo una carga importante para las mujeres en la sociedad dominicana. Desde una edad temprana, las niñas son socializadas para cumplir con expectativas rígidas de comportamiento, apariencia y roles familiares que las limitan en su desarrollo personal y profesional.

Las mujeres son constantemente presionadas para cumplir con estándares de belleza y feminidad que refuerzan una imagen de sumisión y dependencia, mientras que las cualidades de liderazgo, independencia y ambición son muchas veces vistas como propias de los hombres.

Es fundamental que el Estado dominicano refuerce sus esfuerzos para crear políticas públicas que promuevan la igualdad de género y protejan a las mujeres contra la violencia y la discriminación. Además, es esencial fomentar una cultura de igualdad desde la educación, para que las nuevas generaciones crezcan en un entorno donde los derechos de las mujeres sean respetados y defendidos de manera constante.

Sin embargo, el trabajo no solo recae en las instituciones gubernamentales. La sociedad civil, las organizaciones de mujeres y los movimientos feministas juegan un papel crucial en visibilizar estas desigualdades y exigir cambios.

La lucha por los derechos de las mujeres no debe reducirse a un solo día en el año, como el 8M, sino que debe ser una acción diaria que involucre a todos los sectores de la sociedad. Las mujeres dominicanas necesitan más que palabras y gestos simbólicos: necesitan políticas, acciones y compromiso continuo para erradicar las desigualdades que aún persisten.

Es crucial que en esta fecha y otros momentos de reflexión no sean simplemente recordatorios anuales de los problemas que enfrentan las mujeres, sino puntos de partida para una acción continua y efectiva.

Las mujeres dominicanas, como todas las mujeres en el mundo, merecen ser tratadas con dignidad y respeto todos los días del año. La lucha por la igualdad de derechos debe ser constante, porque cuando una mujer se ve despojada de sus derechos, toda la sociedad pierde.

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