La reunión del presidente con algunos comunicadores y directores de medios, en momentos en que se cuestionan actos de corrupción oficial y se escenifican protestas por la crisis que azota al país, especialmente a las familias memos pudientes, es una demostración más de que los estrategas del gobierno pretenden hacer creer que todo es una fantasía. Que la corrupción, los apagones, el alto costo de la vida y el abandono de casi todos los servicios públicos, son producto de una percepción que solo existe en las mentes de algunos comunicadores y dirigentes de oposición.
En vez de recomendarle al presidente que enfrente los problemas, remueva y someta a la acción de la justicia a los señalados, o que por lo menos demuestre preocupación por las denuncias y las dificultades que padece la población, cuya única forma de expresarlas son mediante las denuncias y protestas, lo inducen a que se reúna con algunos medios y comunicadores, porque entienden son los únicos que pueden ayudarlo a resolver los problemas y a cambiar la percepción de que todo anda mal.
Pero mientras se produce esa reunión, probablemente esos mismos estrategas oficiales filtran informaciones por distintas vías, sobre los montos de publicidad que les asignan a los periodistas y comunicadores, a quienes clasifican en categorías de: Embajadores, Sub-Secretarios de Estado, Miembros de Consejos de Entidades Financieras, Directores de Prensa de Organismos Oficiales, Asesores, Contratados, etc. etc., para tratar de socavar su credibilidad e independencia, o sencillamente dando a entender que una buena parte de ellos le deben favores al gobierno.
Es que al parecer han perdido el sentido común, o el poder se les ha ido más arriba de la cabeza.
Porque no tiene sentido inducir al presidente a ignorar los acontecimientos que sacuden la conciencia nacional, para que utilice su retórica tratando de convencer a un grupo de periodistas de que lo que parece mal en realidad está bien; buscando auxilio con los que creen que lo pueden ayudar, pero al mismo tiempo utilizando métodos indignos, buscando mermar la moral de esos comunicadores. Eso es: a Dios rogando y con el mazo dando. De milagro no le recomiendan que sustituya algunos periodistas y allegados, o que les quite los anuncios que denominan preferenciales.
Lo que no entienden los estrategas oficiales es, que la envoltura que cubre la actual gestión, perdió la impermeabilidad. Se agrietó y la humedad que produce el pus en determinadas áreas de poder al margen de la ética, ha comenzado a brotar. Es el pueblo quien está protestando, no los medios.
Para algunos son signos de que el gobierno se encuentra atrapado por sus propios métodos. Otros entienden que obedece a la idea de que para gobernar, hay que actuar como los Mosqueteros: todos para uno y uno para todos. Pero aunque ese concepto tiene muchas lecturas, talvez podría ser la clave para poder entender la posición del gobierno frente a las denuncias.