Todos somos damnificados

Todos somos damnificados

POR CARMEN CARVAJAL
Los efectos del huracán Katrina se dejan sentir en todo el mundo, especialmente en los presupuestos de empresas y hogares de los países que, como la República Dominicana, son importadores de Petróleo. Y es que en el plano económico, el efecto más inmediato del desastre causado por el ciclón que arrasó con varios Estados del Sur de los Estados Unidos, se reflejó de inmediato en alzas sostenidas en los precios de la gasolina.

Los devastadores vientos de Katrina dañaron 20 plataformas petroleras que operaban en el Golfo de México y dejó inactivas a varias refinerías, incluso, ocho que difícilmente puedan recuperar su producción en el corto plazo.

La reducción de la capacidad de refinación en los Estados Unidos, ya precaria antes del huracán, causa temor en los mercados y provocó que los norteamericanos se lanzaran a las estaciones de expendio a comprar gasolina y demás combustibles, para prever una escasez, causando alzas récords, en un país donde el precio lo fija la oferta y demanda.

República Dominicana, importadora neta de combustibles, también tiene problema de refinación y actualmente importa poco crudo y la mayoría de los productos que adquiere en el mercado internacional son procesados.

Según estadísticas preliminares del Banco Central, el año pasado el país importó derivados del petróleo por el orden de los US$1,087.7 millones, mientras que las compras de crudo ascendieron a US$579.6 millones.

En el período enero junio de este año, el Banco Central registra importaciones de petróleo por el orden de los US$349 millones, contra US$732.4 millones de productos blancos.

Tomando en cuenta que en el primer semestre del año, el precio del petróleo alcanzó un promedio inferior a los US$40, y que a partir de la segunda mitad el promedio supera los US$50, es de suponer que la factura por la importación de crudo reconstituido, que es el que procesa la Refinería Dominicana de Petróleo, se disparará con relación al período enero-junio.

Si se toma en cuenta que el precio de la gasolina y otros derivados del petróleo ha seguido la misma tendencia, acentuada notablemente en este caso después del huracán Katrina, también ha de esperarse que en este renglón también se dispare la factura.

UNA AMENAZA

Analistas internacionales coinciden en que ya pasó la época del petróleo barato. Estiman que ya el producto no bajará el nivel de los US$60. Atribuyen el problema básico al hecho de que la oferta de crudo no ha crecido al mismo ritmo de la demanda.

En un análisis del Banco Central sobre la economía internacional en el mes de agosto, cita como el principal problema a nivel mundial el precio de los combustibles y se refiere a la vulnerabilidad y problemas que afectan la cadena desde la extracción al consumidor.

En cuanto a los problemas de refinación, se deben a que desde hace más de una década los productores no quieren invertir en la construcción de nuevas plantas de refinación, debido a su alto costo y a la inseguridad sobre el futuro del mercado.

También les desestimula los requerimientos de seguridad que les imponen las leyes.

La refinería más reciente tiene casi dos décadas y en ese período, la capacidad ocupada ha pasado de un 80% a un 95% antes de Katrina.

El huracán dañó más del 10 por ciento de la capacidad refinadora de Estados Unidos, lo que supone que en esa nación habrá déficit y, por consecuencia, aumentos en los precios.

El jueves, en algunas zonas de Estados Unidos, la gasolina llegó a venderse a precios cercanos a los US$4.

Los precios vigentes en el mercado norteamericano son los que se utilizan de referencia en esta área del mundo.

El alza en los combustibles, si se mantiene, puede obligar a aumentar la tarifa eléctrica y el costo del transporte de cargas, lo que arrastraría consigo el nivel de los precios de los artículos agropecuarios.

También puede presionar el mercado de divisas, generando alzas en la cotización del dólar norteamericano, encareciendo las importaciones.

LOS IMPUESTOS

Los precios internos de la gasolina están afectados, además de por las elevada cotizaciones en el mercado internacional, por los impuestos que les carga el Estado.

Además del recargo cambiario del 13 por ciento, los combustibles pagan un impuesto fijo, creado mediante la ley 112-00, del año 2000.

Este impuesto, que originalmente era de RD$15, se indexa cada tres meses al IPC, hoy se ha duplicado, y en el caso de la gasolina premium es de RD$38.44 por galón, y de RD$32.04 por galón, en el caso de la gasolina regular.

Según el desglose de la Secretaría de Industria y comercio, a los precios de la semana del 27 de agosto al 2 de septiembre, el precio de paridad de importación era de RD$63, para la gasolina premium, y el impuesto 38.44. El precio final alcanzó los 115.40, casi el doble del valor de importación, debido a los impuestos y a los márgenes de comercialización que se distribuyen entre el distribuidor, el detallista y el transportista.

El gasoil regular y el fuel oil pagan 10.68 de impuesto. El gasoil tiene un precio de importación de US$62.07 y su precio final es de RD$82.30.

El gasoil premium paga impuestos por el orden de los RD$13.46 y el avtur, o gasolina de aviones, RD$3.73.

UN PLAN DE AHORRO

El gobierno dominicano ha anunciado en varias oportunidades que ha elaborado un plan encaminado a ahorrar combustibles, para tratar de que el manejo de la factura petrolera no se les salga de las manos.

El elevado nivel de la factura petrolera puede afectar la economía, que se encuentra en recuperación.

Sin embargo, a pesar, aún el plan de ahorro no ha sido anunciado y el secretario de Industria y Comercio declaró el pasado jueves que será mañana lunes cuando se darán los detalles.

Anunció ese día parte del plan que incluyen la paralización, una vez a la semana, de los vehículos, y la presión para reducir el uso, mediante alzas considerables en los precios de los carburantes.

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