El gobierno debe ponderar muy bien la posibilidad de abrir un centro de refugiados para haitianos, u otorgar un masivo asilo político a los mismos, porque en dos meses habrían en la República Dominicana más de tres millones de esos ciudadanos, consideró el excanciller Hugo Tolentino Dip.

Ante la anarquía que se vive en Haití, por la rebelión de grupos que intentan destituir al presidente Jean Bertrand Aristide, el Servicio Jesuíta de Refugiados pidió a las autoridades que, por razones humanitarias, suspendan temporalmente las repatriaciones de haitianos y permitan la entrada de más refugiados políticos.

«No debemos pensar en refudiados ni en asilo político porque, en circunstancia como esa, nos puede costar muy caro esa decisión».

Al admitir que la crisis haitiana se torna vertiginosa, planteó que para establecer un centro de refugiados habría que determinar cuántos haitianos entran por la frontera, si hay una verdadera vigilancia en esa zona, y si realmente son perseguidos políticamente los solicitan el asilo.

«Por la desidia que hay, por la complicidades que existen en nuestro, país los haitianos entran sin límites, si bajo la excusa de esta circunstancia se permite una afluencia así, hay que tener mucho cuidado.

«Porque yo no creo que las persecuciones políticas son de la naturaleza que son, además, a quiénes se persiguen, son delincuentes, son verdaderos políticos, todo eso hay que estudiarlo con mucha calma», refirió el historiador.

A su juicio, la situación es tan delicada que sería improcedente apresurarse, por lo que recomendó que se refuercen medidas preventivas como la vigilancia de la frontera.

[b]EL REFUGIO ES CONVENIENTE[/b]

El historiador Franklyn Franco manifestó que es sensata la propuesta del Servicio Jesuíta de Refugiados, porque sería más perjudicial para el país que se produzca un éxodo incontrolado de haitianos.

Planteó que si la violencia continúa en Haití el desenlace será una guerra civil, que tendrá como consecuencia la huída de miles de haitianos hacia territorio dominicano «y eso nos va a perjudicar enormemente porque será muy difícil controlarlos y repatriarlos».

Franco entiende que la propuesta de los jesuítas tiene la ventaja de que es apoyada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y otros organismos internacionales; y en adición argumentó que la misma le conviene al país porque, la zona fronteriza (con 398 kilómetros), está practicamente desprotegida.

«Si los situamos en un recinto, bajo la protección y vigilancia de organismos nacionales e internacionales, podrán ser repatriados tan pronto culmine el caos político que existe en el vecino país, y además el gobierno no va a aportar económicamente nada».

Desde principio de febrero la anarquía impera en el vecino país, desde que rebeldes armados tomaron ciudades como Gonaives e Hinche, y otros pequeños poblados. Alrededor de 50 personas han muerto en los incidentes, y en esta semana varios policías pidieron asilo en el país.