LONDON, ENGLAND - APRIL 13: Tom Hiddleston attends the Laurence Olivier Awards at The Royal Opera House on April 13, 2014 in London, England. (Photo by Ben Pruchnie/WireImage)
Ciudad de México. De niño, Tom Hiddleston se admiraba con películas como «Indiana Jones» y «Jurassic Park», por lo que ser parte de la nueva entrega de «King Kong» ha sido un «privilegio» para el astro británico.
«Nunca antes había hecho una cinta de aventuras a la vieja usanza y ese es el tipo de películas que me encantaba ver cuando era niño», dijo Hiddleston en un encuentro reciente con medios de comunicación en la Ciudad de México, donde desfiló por una multitudinaria alfombra roja con su compañera de reparto Brie Larson y el director Jordan Vogt-Roberts.
«Fue un privilegio ser parte del legado de Kong», añadió.
En «Kong: La Isla Calavera» («Kong: Skull Island»), que se estrena el viernes, Hiddleston interpreta al mercenario James Conrad, quien junto con la fotógrafa Mason Weaver (Larson) viaja a una isla desconocida en una expedición con un escuadrón militar encabezado por el teniente Preston Packard (Samuel L. Jackson) y el excéntrico investigador Bill Randa (John Goodman).
En algún momento uno de los personajes dice que «el enemigo no existe hasta que buscas uno» y más o menos eso pasa con el escuadrón, que comienza a bombardear la Isla Calavera y tras recibir una respuesta furiosa de Kong asume que es una bestia hostil a la que tienen que exterminar.
«Es un mal hábito de los seres humanos. Muchas veces destruimos lo que no entendemos», dijo Hiddleston. «Creo que necesitamos más empatía y compasión en nuestro mundo, más tiempo, más paciencia, más capacidad para escuchar, porque creo que el gran poder del cine, cuando funciona, es recordarle a la gente que somos más semejantes que diferentes y con Kong en específico ese es el mensaje».
Rodada en Vietnam, Australia y Hawái y situada en 1973, la cinta inevitablemente recuerda a películas como «Apocalipsis» y «Pelotón», en especial por el rock de la época en su banda sonora, mientras que su presupuesto de 200 millones de dólares se ve reflejado en los efectos visuales con los que Kong demuestra ser el rey de la isla.