El primero de julio se cumplieron 51 años de que el doctor Joaquín Balaguer asumió la Presidencia de la República, después de resultar electo en las primeras elecciones posteriores de la revuelta de abril de 1965, consideradas las más accidentadas en toda la historia del país. La convocatoria para el torneo electoral la hizo a principios de marzo de 1966 el presidente provisional, doctor Héctor García Godoy.

La campaña electoral comenzó de inmediato, y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) celebró su convención durante los días 9 y 10 de abril, cuando escogió como candidato a su líder máximo, el profesor Juan Bosch, y como candidato vicepresidencial al señor Antonio Guzmán Fernández, quien junto al coronel Francisco Caamaño Deñó fue citado por Bosch como candidato al primer poder del Estado, pero la convención se decidió a unanimidad por su principal dirigente. (Doce años después Guzmán derrotó a Balaguer en las elecciones de mayo de 1978)
A mediados de abril, el Partido Liberal Evolucionista (PLE), de Luis Amiama Tio, proclamó como candidato presidencial al licenciado Rafael F. Bonelly y como compañero de boleta al doctor Tabaré Alvarez Pereyra, binomio que fue asumido por el Partido Vanguardia Revolucionaria Dominicana, del doctor Horacio J. Ornes. Más adelante, el Partido Reformista proclamó al doctor Balaguer y al licenciado Francisco Augusto Lora como sus candidatos presidencial y vicepresidencial, respectivamente.
El Movimiento Revolucionario 1J4, de Manuel Tavares Justo, decidió respaldar la candidatura Bosch-Guzmán, propuesta que fue rechazada por el líder del PRD, que en cambio aceptó el respaldo del Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), que presidía el doctor Alfonso Moreno Martínez.
El candidato Balaguer se desplazó por todo el territorio nacional mientras que Bosch concentró las actividades proselitistas a través de disertaciones radiales y se mantuvo en sus cuarteles políticos durante toda la campaña. Las simpatías políticas se polarizaron entre Balaguer, y su “gallo colorao”, y Bosch y su “jacho prendío”. El proyecto Bonelly perdió mucho terreno y sus seguidores prefirieron olvidar sus rabiosas posturas en contra de Balaguer, a quien dieron su respaldo.
El día de la jornada electoral, primero de junio, las simpatías estaban definidas entre Balaguer y Bosch y el informe electoral daba cuenta que el candidato del PRD ganó en el Distrito Nacional, San Pedro de Macorís, Barahona, La Romana y Pedernales, mientras que Balaguer se impuso en el resto del país, es decir, en 22 provincias. Los cómputos oficiales anunciaron que la combinación Balaguer-Lora obtuvo 769,265 votos, y Bosch-Guzmán, 525,230.
El PRD y sus aliados impugnaron parcialmente las elecciones en unas 200 mesas electorales, con un total de 70 mil votos, demandas que no tuvieron éxitos dada la enorme ventaja de los reformistas frente a los perredeístas. El Senado quedó compuesto por 22 miembros para el PR y cinco para el PRD, y la Cámara de Diputados, 48 reformistas y 26 perredeístas. En los municipios el primero salió victorioso en 64 y el PRD en 13, de un total de 27 municipios.
Luego que la Junta Central Electoral proclamó los ganadores, el Gobierno de García Godoy hizo público en los diferentes medios de comunicación el listado de vehículos exonerados a las organizaciones políticas que participaron en el certamen. Para el Reformista 99, y para el PRD 51; Vanguardia Revolucionaria 31; Revolucionario Social Cristiano 46; para el Liberal Evolucionista 33; Nacionalista Revolucionario (Ramírez Alcántara) 23; Demócrata Cristiano (Read Vittini) 28; Unión Cívica, 24 y para el 1J4 45. En total fueron exoneradas 420 unidades entre automóviles, camionetas, jeeps y motocicletas.
El Gobierno de Balaguer
Cuando Balaguer asumió la Presidencia, las actividades gubernamentales estaban controladas por alrededor de 500 asesores norteamericanos adscritos en todos los niveles de la administración pública. Las Fuerzas Armadas, los cuerpos de seguridad y la Policía Nacional estaban manejadas por un centenar de militares de Estados Unidos, muchos de los cuales pertenecían a la CIA. La Secretaría de Agricultura, con sede principal en el Centro de los Héroes, estaba controlada por unos 50 “técnicos”, confinados en la quinta planta del viejo edificio, donde tenían su peluquería privada.
Inmediatamente asumió el poder, Balaguer anuló rápidamente la influencia de esos asesores extranjeros y centralizó toda la administración bajo su control personal. Ese personal extranjero ejercía una considerable presión sobre sus contrapartes nacionales para que pusieran en práctica las iniciativas administrativas que emanaban de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) o la embajada de los Estados Unidos, lo que fue descontinuado por el nuevo Presidente, que impuso el centralismo que caracterizó la gestión de tres decenios de Rafael Lónidas Trujillo.