Tomate
Una delicia que cura

Tomate<BR><STRONG>Una delicia que cura</STRONG>

Según un estudio de la Universidad de Harvard, una dieta rica en tomate crudo, –ya sea en ensaladas o salsas– podría reducir enormemente el riesgo de contraer cáncer de próstata, de pulmón, estómago, colorectal, esófago, páncreas, bucal y cervical.

Al decir del doctor Edward Giovannucci, de Harvard, la clave de tal capacidad preventiva del tomate es el antioxidante llamado licopeno. Según explicó: “Los tomates son ricos en sustancias fitoquímicas, con propiedades anticancerígenas que conducen a la formación de carotenoides como el licopeno, compuesto que protege a las células de los efectos de la oxidación”.

El tomate Ideal para mantener la salud y un buen peso

El tomate crudo no resulta apto para la congelación ya que se reblandece, aunque si se puede utilizar para cocidos, guisados y salsas. 

El tomate es un alimento poco energético, dos tomates medianos tan sólo aportan 22 calorías. Aproximadamente el 95% de su peso es agua, cerca de un 4% son hidratos de carbono. Se le considera una fruta-hortaliza ya que contiene mayor cantidad de azúcares simples que otras verduras, lo que le confiere un ligero sabor dulce.

De su contenido en vitaminas destacan la B1, B2, B5, vitamina C y carotenoides como el licopeno (pigmento que da el color rojo característico al tomate). Estas dos últimas sustancias tienen carácter antioxidante con función protectora del organismo.

La palabra tomate proviene del náhuatl “xitli” (ombligo) y “tinatlm” (tomati o tomatera), y es el nombre común que se la ha dado a una planta herbácea de tallo voluble, largo y cubierto por numerosos pelos. Las hojas son lobuladas con los bordes dentados. Las flores pentámeras se reúnen en ramilletes laterales y son amarillas.

Aunque sus hojas son venenosas (pertenece a la familia de las solanáceas, que incluye al tóxico beleño y a la letal belladona).

Stven Tanksley, coordinador de la revista Science, explica que las frutas y verduras que ahora consumimos no siempre fueron comestibles para el hombre: “originalmente los tomates podrían haberse equiparado a unas bayas silvestres; la evolución ha permitido que estos frutos adquieran las características que precisamos para su consumo”.

Esta planta silvestre rastrera mide de 50 centímetros a un metro de altura. Su fruto es de diferentes tamaños y formas: redondo, forma globosa, globosa aplanada u ovalada, dependiendo del tipo; su color es uniforme (anaranjado-rojo a rojo intenso; amarillo claro), su apariencia es lisa y con las cicatrices correspondientes a la punta floral y al pedúnculo. Dentro de la baya se contiene un gran número de semillas aplanadas y reniformes.

Salsa natural de tomate

Ingredientes:

 2 libras de tomates maduros 
 1 cebolla  
 3 dientes de ajo  
 1 3/4 de onza de azúcar  
 Sal al gusto  
 1 chorro aceite de oliva  
 50 cl. de agua 

Preparación:
En una cazuela poner el aceite a calentar, echar el ajo y la cebolla bien picada y dejar que se dore. Añadir entonces el tomate pelado y despepitado, cortado en trozos, la sal y el azúcar y dejar la salsa trabajar a fuego lento 20 minutos. Si fuera necesario, añadir un poco de agua. Triturar la salsa, colarla y rectificar el punto de sazón.

Versión para microodas

Ingredientes:

 2 libras de tomates (maduro) 
 2 dientes de ajo  
 Albahaca  
 Orégano  
 4 cucharas soperas de aceite de oliva 
 Sal  

Preparación:
Rallar los tomates y picar bien los dientes de ajo.

En un recipiente hondo, especial para microondas, poner todos los ingredientes y llevar al microondas durante 18-20 minutos.

Esta salsa aromatizada con hierbas es adecuada para platos de pasta italiana y sin hierbas para condimentar cualquier plato.

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