No esperábamos otra cosa, pero queríamos escucharlo de sus propios labios, y con sus propias palabras: “seguimos trabajando para que se sienta el peso de la ley. Para quienes preguntan sobre esos temas (la compra de los Tucano y el proceso contra el exdirector de INAPA Alberto Holguín, entre otro casos de corrupción pendientes) no habrá engavetamientos ni paños tibios”. En rueda de prensa celebrada en su oficina, el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, aseguró que esos casos “correrán por la ruta institucional correcta, la de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA), que será más respetada y respaldada, tal y como manda la normativa”. El funcionario aprovechó el encuentro con los periodistas que cubren la fuente para destacar los “logros” de su gestión, entre los que figura su primera resolución, con la que crea la Dirección de Prevención, que definió como “la oficialización de un nuevo comienzo para la política criminal”, pero también para expresar públicamente su interés de acelerar la reforma penitenciaria, “para dejar atrás –lo más pronto posible– el régimen inhumano y de desigualdades de las cárceles del sistema tradicional, porque un sistema así es contrario a todo lo que queremos para nuestro país”. Y hay más, mucho más, pues el Procurador se despachó a su gusto en ese encuentro, pero el limitado espacio de esta columna resulta insuficiente para reseñar todos y cada uno de esos “logros”, que en realidad –si se fijan bien– son tan solo buenos deseos, planes y proyectos que habrá que evaluar y valorar cuando se materialicen. Pero lo importante, lo que queríamos escuchar, ya lo dijo el doctor Alain Rodríguez: “la persecución de la corrupción será fortalecida, no marginada”. Falta ahora que esas palabras sean acompañadas con hechos, acciones y decisiones, para que podamos decir que cumplió, verdaderamente, con ese propósito.