Quizás Guido ni el Partido entendieron el alcance de esa multinacional y del Gobierno de Balaguer, que era su gendarme. Ni siquiera tomó en cuenta que cuando lo apresaron, 15 días antes de que lo asesinaran, el Macabón de La Romana le dio 24 horas para que abandonara el pueblo. No captó que le habían tendido una trampa, no se tomó en serio la advertencia. Por su sencillez no quiso comprender lo que representaba como político y se fue solo a San Pedro de Macorís. El 17 lo atrapan, lo matan y desaparecen.
Ángel Peña Santos (Negro), uno de los líderes sindicales más combativos del Movimiento Popular Dominicano, hace las aseveraciones y revela nuevos detalles de la detención y el homicidio de ese camarada que conoció en la revolución de abril y con el que compartió trascendentes jornadas de lucha. A los de él se agregan testimonios de Melvin Mañón, compañero y amigo entrañable de Guido, al que la dirigencia emepedeísta designó para que lo buscara y trajera a Santo Domingo el día del crimen, y el relato de Carlos Faure Aybar, quien perteneció a los Comandos de la Resistencia en San Pedro de Macorís, sobre la afirmación de que el cadáver del revolucionario fue enterrado en potreros de los Vicini.
Sus narraciones se produjeron en reacción a los reportajes publicados en HOY sobre el escritor y abogado cuyo nombre llevan tres calles de Santo Domingo y el puente sobre el río Soco.
Como miembro destacado del movimiento obrero, Negro Peña tuvo acceso a las investigaciones que este sector del MPD realizó sobre el suceso. Asegura que Gil Díaz fue asesinado en la cárcel de La Romana “en un festín de todos los militares criminales balagueristas, dirigidos por Tadeo Guerrero golpeándolo a palos y lo celebraron la Gulf and Western, el Gobierno y el sector militar porque se quitaron de encima un tormento”.
Dice que Carlos Morales Troncoso, ejecutivo del central, “fue a ver a Guido a la cárcel, por eso lo estaban investigando. No sabemos cuál fue su participación pero el partido pudo creer que la tuvo”.
Agrega que “lo interrogaron en los altos de la tienda El Palacio, en el Conde con 19 de Marzo” y que “según informes que recibió el MPD, Morales Troncoso quiso agredir físicamente a Guido, esposado en la celda, y Guido lo escupió”. Carlos Rafael Goico Morales, Procurador General de la República, no vicepresidente como se publicó, presidía la comisión investigadora.
Testigos del apresamiento
En el vehículo en que viajaba Guido “venía Juan Ernesto Silfa, de la Confederación Autónoma Sindical Clasista; también uno de los policías que lo apresó llamado Baldemiro Pérez Segura (Mirito) y la madre de Ramón Ramírez, un compañero de Fasaco”, expresa Negro al que la dama confesó “que ella tuvo que salir para que sacaran a Guido del carro”.
El chofer, añade, “era Faustino Acevedo”. Revela que “a César Corniel, coronel de la policía, el pueblo y el partido le reclamaron por el apresamiento de Guido y él negó haber tenido participación. Él estaba en su zona, era comandante de la plaza de San Pedro de Macorís” (En el reportaje anterior se publicó, erróneamente, que Tadeo era jefe de la región cuando, en realidad, solo era de La Romana).
“Julio Mota, sociólogo, era dirigente del MPD en Macorís y estaba preso cuando llevaron a Guido, lo que significa que Corniel tuvo que ver con la detención”, afirma.
Faure, nacido y criado en el ingenio Cristóbal Colón, duda que Guido fuera sepultado en la margen norte del Higuamo conocida como Coloncito, donde está la división de ganadería de los Vicini. “A esa hora de la mañana hay mucho tráfico de vehículos al borde de la carretera, y en los potreros, animales sueltos, mayordomos, encargados. Las condiciones del terreno, además, no se prestaban para un enterramiento”.
Negro reitera: “¡No pudo ser! A Guido lo mataron en el cuartel de La Romana. Después Tadeo arreció la persecución y dirigió la más agresiva represión contra los sectores políticos y obreros”.
El dirigente sindical, quien nació en La Caya, Mao, el 29 de enero de 1935, fue hombre de confianza de Maximiliano Gómez y luchó junto a Fafa Taveras, Julio de Peña Valdez, Cocuyo Báez, Otto Morales, Miguel Ángel Muñiz Arias, Carlos Tomás Fernández, Alexis Licairac, Henry Segarra y otros. Perteneció primero al 14 de Junio y libró grandes luchas contra los remanentes del trujillato en la Fábrica de Sacos y Cordelería y en la Textil Los Minas. Organizador de varias huelgas históricas, participó en la guerra de abril. Fue encarcelado y perseguido hasta que pasó a la clandestinidad. Recorrió el país formando cuadros políticos y asumiendo “la reivindicación del campesino”.
Con Guido Gil estuvo en diferentes asambleas en La Romana y Santo Domingo. En 1967 viajó a la República Popular China a entrenamientos militares y políticos. Trabajó en Ganadería, en el Programa de Fiebre Porcina Africana y en la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo como asistente de Guido Gómez Mazara. Se explaya explicando el famoso paso de la jicotea aplicado por Gil Díaz. “Decía que ahí no se podía hacer huelga sino darle un golpe a la economía del Central”.
Melvin Mañón
“Yo fui muy, pero muy amigo de Guido y ambos organizamos huelgas y manifestaciones importantes en La Romana. El día que reportaron que iba a ser liberado fui junto a Hilda Gautreaux a buscarlo. Íbamos a mil por hora en un Fiat 600 propiedad del difunto Luis Pérez Espaillat”, narra Melvin Mañón, ex del MPD.
Agrega que cuando llegaron a La Romana “nunca lo encontramos. Cada vez que íbamos a un sitio ya había salido. Puedo asegurar, y el solo recuerdo me estremece, que acaso por una media hora, Guido se movía delante de nosotros y así, esa ventaja fatal permitió que lo secuestraran sin haber podido alcanzarlo”.
“Si él solamente hubiera esperado a que llegáramos y no se hubiera ido solo, por lo menos ese día no lo hubieran asesinado”, declara.
Afirma que Guido explicaba por qué los ingenios preferían a los haitianos para cortar la caña. “No tenía nada que ver con raza ni forma de pago sino con el hecho de que al primer aguacero los cortadores dominicanos soltaban la caña y se iban al conuco. Eso desestabilizaba el corte y la producción. A los haitianos, como no tenían tierra ni conuco, no les importaba si llovía o no. La autoría de esta tesis fue de Guido Gil, quien era realmente brillante”.
Mañón conoció a Guido cuando el MPD lo envió como jefe regional del este con base en Macorís. Entre ellos surgió “una química perfecta”. “A diferencia de la mayoría de los dirigentes de izquierda, era un hombre culto y aunque en menor medida, yo lo era”.
Significa que el paso de la jicotea nació en La Romana “y no puedo asociarlo con más nadie que con Guido, un sociólogo natural, tenía la vena de José Ramón López y Pedro Francisco Bonó, dos grandes desconocidos de nuestro ignorante pueblo y de nuestra intelectualidad”.