Tony Gwynn supera a Wade Boggs entre bateadores finos

Tony Gwynn supera a Wade Boggs entre bateadores finos

Al hablar de dos de los bateadores más finos de todos los tiempos y sin quizás los mejores de los ‘80 y ‘90 nos topamos con los nombres de Tony Gwynn, el jardinero de los Padres de San Diego y de Wade Boggs, el antesalista de los Medias Rojas de Boston.

En el caso de Gwynn, fue una especie rara de peloteros de la era moderna pues permaneció por 20 años con una misma organización, la de los Padres de San Diego.

Un regordete que parecía cualquier cosa menos un atleta de alta competición, Gwynn demostró ser mucho más que eso, registrando una carrera de verdadero impacto en las mayores.

En sus 20 temporadas en las mayores bateó sobre .300 en 19 oportunidades, quedándose por la respetada marca solo en su año de novato cuando bateó para .289 en 1982.

 Durante 19 campañas consecutivas, Gwynn enseñó lo que era ser un mago con el bateo, como indica su promedio de bateo de por vida de .338 y los 3,141 imparables que acumuló en las mayores.

Igualmente, en la temporada de la huelga de 1994, Gwynn tuvo un promedio de bateo de .394, el más alto que se ha registrado desde que Ted Williams ligó para .406 en la campaña de 1941.

Gwynn hacía parecer fácil la parte más difícil de todo el juego del béisbol.

Pero jugador que usaba el número 19 en su espalda no solo era bueno con el bate sino también con el guante, como indican los cinco Guantes de Oro que conquistó en su paso por la Gran Carpa.

Entre sus méritos también se pueden mencionar 15 visitas al Juego de Estrellas, ocho títulos de bateo, siete de hits e igual número de Bates de Plata.

Por eso fue electo al Salón de la Fama en su primera oportunidad de elegibilidad en el 2007, con un 97.6 por ciento de los votos posibles.

Con Boggs, mientras tanto, nos encontramos con otro bateador de gran estirpe y reconocido como uno de los peloteros más supersticiosos en toda la historia del juego del bate y la pelota.

Boggs, conocido también como el “Come Pollo” por su fijación de comer eso obligado antes de cada juego, es un bateador de por vida de .328, producto de sus 3,010 imparables.

Sume a eso también 578 dobles y cinco títulos de bateo y entonces se topará con otro de los mejores jugadores de la época.

Boggs vio acción con los Medias Rojas de Boston, Yanquis de Nueva York y Devil Rays de Tampa Bay, en una carrera de 18 años que concluyó con su inducción al Salón de la Fama de Cooperstown en el 2005.

Boggs bateó para .300 en 15 de sus 18 campañas en las mayores y realmente fue una leyenda tanto en Boston como en Nueva York.

Su inducción a la inmortalidad trajo un poco de controversia ya que al haber jugado sus últimas dos campañas en las mayores con Tampa Bay, Boggs pretendía llevar esa gorra al Salón de la Fama, pero las autoridades del museo no se lo permitieron.

Pero entre estos dos grandes del bateo, no cabe duda alguna que el mejor de los dos fue el sepia de los Padres de San Diego, el señor Padre, el inmortal Tony Gwynn.

Cara o cruz
Alberto Rodríguez

Gwynn era una maestro con el bate y algo especial es que no tenía un físico apto para deportes. Ha sido uno de los mejores bateadores del negocio”.

Carlos José Lugo

Boggs tuvo un mejor porcentaje de embasarse y ambos son perfectamente comparables como bateadores. Gwynn fue mejor corredor, pero me quedo con Boggs”.

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