La dulzura de la Virgen María, el carácter místico de Jesucristo y el aura celestial de los angelitos pueden poner un toque muy especial a su decoración.

Esto a través del arte sacro, el cual reproduce estas figuras en cuadros, modelados y esculturas que tienen como fin un culto a lo sagrado y divino.

Todo ese aire místico que envuelve este tipo de arte puede engalanar  sus espacios en una forma creativa y original.

El arte sacro en su casa.  Al igual que el arte general, la decoración con  arte sacro también tiene su espacio. Por el carácter  místico y celestial que tiene es importante tomar en cuenta que no cabe “en cualquier rincón de nuestras casas”.

Así  las salas, los dormitorios y los pasillos son los espacios más recomendados para colocar los cuadros de la Virgen María y del Niño Jesús.

Mientras que en los jardines las esculturas y relieves alegóricos al bautismo   de Cristo y a los ángeles se ven muy bien.

También ha de tenerse en cuenta el estilo decorativo, pues el arte sacro no va con todos. Por ejemplo, no se lleva bien con el estilo minimalista, con el vanguardista ni con el moderno.

En cambio se adapta muy bien al estilo clásico, rústico, shabby chic y zen. 

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Jesús y María, los más representados

 Protagonistas

El  bautismo, el juicio, la crucifixión, la muerte y la resurrección de Jesucristo son temas centrales dentro del cristianismo. Precisamente estas escenas son las representaciones más frecuentes en el arte sacro.   Y en ellas Jesucristo y María son las figuras con mayor presencia.  Así es común ver en cuadros, relieves y esculturas una María que alumbra el hijo de Dios, que con amor carga su prole o que llora ante la crucifixión de su hijo. O bien un Niño Jesús que resalta en un pesebre o un Cristo muy sufrido y resignado que con sangre paga el pecado de sus hermanos.