Toque de queda Beirut

<p>Toque de queda Beirut</p>

BEIRUT (AFP).- La ciudad de Beirut quedó bajo toque de queda ayer por la noche, tras una batalla campal en los barrios musulmanes que opuso a defensores y detractores del gobierno de Fuad Siniora y se saldó con al menos tres muertos y 150 heridos.

Al caer la noche, la ciudad se encontraba desierta, patrullada con tanques por el ejército.

El estallido de la violencia, de una intensidad sin precedentes entre sunitas y chiitas desde el fin de la guerra civil (1975-1990), se produjo 48 horas después de una huelga general decretada por la oposición, que degeneró igualmente en episodios violentos.

Al tiempo que la agitación y los disturbios se apoderaban de las calles de Beirut, la comunidad internacional renovaba su apoyo al primer ministro, Fuad Siniora, y aprobaba una donación de 7.600 millones de dólares a Líbano, durante la conferencia de ayuda internacional celebrada en París.

Desde la capital francesa, Siniora llamó a la “sabiduría” de los libaneses, al solicitarles el “rechazo a la escalada” de la violencia.

Hassan Nasralá, líder del partido chiita Hezbolá, que encabeza la oposición al gobierno, llamó a sus partidarios a respetar el toque de queda, en vigor desde las 20H30 (18H30 GMT) hasta las 06H00 (04H00 GMT) del viernes, y a acatar las órdenes del ejército, que se desplegó masivamente en la capital. La calma parecía reinstaurarse el jueves al anochecer en Beirut, donde los soldados, apoyados por tanques, empezaron a patrullar las calles e instauraron puestos de control.

Decenas de vehículos calcinados humeaban en las calles, desiertas tras el llamamiento a la calma, lanzado tanto por los dirigentes de la mayoría parlamentaria antisiria como de la oposición, próxima a Damasco.

Los enfrentamientos, en los que se emplearon piedras y palos, se iniciaron en la Universidad árabe, en el sur de Beirut, tras una disputa entre estudiantes en la cafetería del recinto.

La reyerta se extendió después a los barrios limítrofes, en particular, a Tariq Jadidé, y en otros sectores poblados por sunitas y chiitas, donde jóvenes violentos incendiaron vehículos y pneumáticos, lo que provocó una gran humareda negra.

Centenares de soldados sobre el terreno dispararon al aire para tratar de separar a los manifestantes, quienes respondieron con nuevas pedradas.

La violencia dejó al menos tres muertos y 152 heridos, según la policía. Un portavoz de las fuerzas armadas indicó que varios soldados habían resultado heridos, algunos de ellos por balas.

Tras el decreto del toque de queda, Hassan Nasralá llamó en una intervención televisada a “sus partidarios a retirarse de las calles” y al “respeto de las medidas tomadas por el ejército libanés”.

El ministro de Educación, Jaled Kabbani, anunció el cierre de todas las escuelas y universidades de Líbano hasta el lunes.

El aeropuerto internacional de Beirut permaneció abierto, pese a que los pasajeros que lleguen durante la noche deberán esperar hasta la mañana del viernes para dejar el recinto.

En la capital, sólo los médicos, farmacéuticos, panaderos y periodistas tenían permiso para circular durante el toque de queda, el primero desde el 29 de febrero de 1996, cuando se decretó uno durante once horas para evitar manifestaciones sindicales.

Choques similares estallaron el pasado martes en el país, durante la jornada de huelga general organizada por la oposición apoyada por Damasco y Teherán, para reclamar la dimisión de Siniora.

Esos enfrentamientos dejaron tres muertos en el norte de Líbano y 133 heridos.

Publicaciones Relacionadas