Toques coloniales en ambientes de hoy

Toques coloniales en ambientes de hoy

Muchas de las haciendas y casas señoriales que han quedado como testigos silentes de la época colonial en muchos países de América Latina, han sido restauradas y readaptadas para convertirse tanto en residencias, como en hoteles y restaurantes.

Son mansiones con características especiales y fantásticos detalles de interior, que invitan a trasladar sus ambientes a las viviendas propias, inundando las habitaciones del gusto por una época pasada que estuvo llena de esplendor.

[b]Accesorios[/b]

Dentro del estilo colonial, lo natural se impone y va más allá de los tejidos y el mobiliario. La mesa, por ejemplo, transmite un mensaje diferente con un cuenco que imita a la paja, lleno de semillas coloreadas y hojas secas o con jarrón de mimbre coronado con tallos de bambú.

Si se dispone de retratos en sepia, su ubicación dentro del salón y a la vista, producirá un efecto maravilloso.

En el dormitorio no debe faltar la cama con dosel y las cortinas de tul, además de bordar las colchas.

[b]Elementos apropiados para crear un ambiente colonial[/b]

Los muebles elegidos para una decoración con estilo colonial deben transmitir la belleza suave y las líneas sosegadas que exhibían antaño.

Hay que hacer un esfuerzo para darle a los muebles heredados o comprados una recuperación lustrosa. Por norma general, los barnices pierden ventaja frente a las ceras tradicionales que dotan a estos elementos de madera de aire rústico y falsa vejez.

En cuanto a las telas, la que mejor expresa el estilo colonial es la de lino y, por extensión, cualquier tejido de origen natural, incluso la rafia. Sofás y cortinas se pueden beneficiar de la ligereza de estos materiales. En el baño, las toallas pueden llevar bordados y puntillas.

El color por excelencia de los aires coloniales es el blanco, la familia cromática del beige y los marrones del mobiliario macizo. No obstante, nuestro hogar puede contar también con la paleta más fría, pero dentro de las tonalidades suaves: violeta, turquesa, lila o malva.

La madera y su calidez especial resulta imprescindible dentro los ambientes coloniales, pero podría combinarse con otros elementos, como el acero y la forja, sólo hay que hacerla sentir en forma de pequeños detalles: remates en mesas o sillas, adornando sutilmente una lámpara o de suplemento ideal en estancias tan dispares como el baño o la cocina.

El suelo no debe dejarse desnudo y a la deriva. Unas alfombras de esterilla o con flecos muy poblados harán que la habitación adquiera una nueva dimensión. También hay que considerar el encanto de los rincones con material heredado del mobiliario exterior que ahora intenta cobrar protagonismo flanqueado por cuatro paredes. Sirvan de ejemplo las butacas del jardín, e incluso una jaula de mimbre o una hamaca que hará las delicias de los ratos dedicados a la lectura.

[b] El espíritu del pasado[/b]

Con las primeras inmigraciones europeas hacia el continente americano tuvo lugar la constitución de las denominadas colonias. La supervivencia obliga y muchos de los recién llegados comienzan a fabricar su propio mobiliario, de aspecto algo tosco y rudimentario al principio. La artesanía impera en estas creaciones que utilizan materiales autóctonos (teca e iroco) y, con el paso del tiempo, se fundan las primeras fábricas.

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